El Escribano toma de nuevo la pluma para romper una lanza en defensa de un colectivo que, a lo largo de la historia, ha sido maltratado y despreciado: LAS MUJERES.
El Escribano se indignó sobremanera cuando, hace unas semanas, leyó en un periódico digital que un empresario de discotetas barcelonés había hecho pública la oferta, seguramente para ganar clientela para su garito de Cromagnones, de que a las chicas que acudieran a la discoteca sin ropa interior, es decir, sin bragas, les gratificaría con 100 Euros. Yo no sé si alguna chica ingenua picaría pero, espero, que ninguna cayese en un truco tan zafio donde su dignidad de mujer y persona quedarían en entredicho. Lo que le sorprende al Escribano son dos cosas; la primera, que siendo de Cataluña, que, para unas cosas, es la Comunidad Autónoma más liberal, un catalán recurra a las mujeres como objeto sexual para atraer clientela; y la segunda, que a la vista de la oferta, la juventud, que tan contestataria es para unas cosas, no haya reaccionado boicoteando dicha oferta. Puede que a las clásicas niñatas de 17 años, que se creen tan feministas, les parezca de perlas que un hombre les ofreza una cantidad de dinero por exhibir su cuerpo ante unos desconocidos sólo para aumentar la clientela de un garito que merece ser, no ya quemado, pero sí al menos cerrado durante un tiempo. Supongo que para comprobar que las chicas van sin bragas deben demostrarlo enseñando su cuerpo al público. Esto me parece nauseabundo y digno de los hombres de las cavernas.
¡Señores, que estamos en el siglo XXI!
Lo curioso es que este caso de machismo mercantilista no ha sido el único que ha aparecido en el citado periodíco, sino que, semanas después, apareció la noticia de que otro empresario de discotecas, esta vez en Cuenca, publicó la oferta para una fiesta que pensaba hacer un jueves. La citada oferta consistia en que, estaba dispuesto a pagar las copas de la chica que se aprestase a besar, en la boca (supongo que con lengua) a la persona (creo que un varón) que la dirección del local elija. Cuando, señores míos, se darán cuenta de la mujer no es un objeto sexual que se pueda usar y tirar como unos pañuelos desechables, sino que, al juicio del Escribano, es una persona de carne y hueso que piensa, siente, padece y, sobre todo, tiene una dignidad que defender. En el caso anterior, me parece increíble que, la juventud, no haya hecho justicia y hubiera boicoteado la fiesta, una fiesta que humilla cada vez más a las mujeres, que, para juicio del Escribano, merece el mayor respeto por parte de los hombres.
No cree el Escribano que las mujeres sufragistas que murieron aquel 8 de marzo en defensa de sus derechos de hace dos siglos, lo hicieran en vano. El Escribano piensa que ya está bien de humillar y denigrar a las mujeres. Es hora ya de que se respeten sus derechos como miembros de nuestra Sociedad patriarcal.
Supongo que los dos hombres de las cavernas que han ideado ambas campañas tendrán madre y hermanas y no les gustaría que éstas fueran tratadas de igual forma. La mujer, a opinión del Escribano, merece todo el respeto del mundo porque, a lo largo de la vida de un hombre, siempre ha habido una mujer a su lado. Una mujer es la le dió la vida, por lo tanto se merece el más respetuoso de los tratos.