publicado abril 20, 2024
LA MIRADA
Pedro Luis Ferrer Montes
Salta de tu mirada una llovizna
de mi niñez tranquila,
que mi memoria liba en el rocío
de la hoja en el nimbo.
Tus ojos que salpican
el entorno frutal de mi espejismo.
Humedecen la urgencia del camino
y el polvo de la brisa
de aquellos días perfectos
que el tul de mi recuerdo
absorbe en tus pupilas.
Y es que tan fértil miras
—como la tierra en celo
con sus poros sedientos
y plenos de semillas—
que germinas mi aliento
de regreso al colegio
prendado de tu enigma.
Tus ojos son el eco
de mi infancia silvestre
cuando el mundo era un sueño
sin metas ni reveses.
Llevan la profecía
del niño que adivina
el lapso de los trenes
y el temblor del invierno
en los andenes tercos de mi mente.
Olores de molienda
donde la caña impregna
el jugo fraternal cuando despierto.
Me miras desde mí, de luna llena,
en la noche serena de los muertos
que mi tía conserva en sus paredes
con todas las plegarias de la ausencia.
Ignoras lo que ves cuando me tientas
con tu mirada que salpica y besa.
La Habana, marzo 8, 2024.