publicado noviembre 19, 2022 


DOMINGO DE ASUETO CON GORY

Pedro Luis Ferrer Montes

Nada mejor que un breve vacar para reponer ilusiones y compartir la sana energía de colegas y familiares, sin la urgencia del rigor cotidiano impuesta por la faena. El fin de año siempre me inspira relajación.

El domingo pasado, mi amigo-hermano Gory y su hijo Adrián nos convidaron a su casa. Nos alcanzaron al mediodía, a Lena y a mí, para escuchar un disco que hace años nos unió en música e imagen. Gori venía con la alegría de haber encargado y recibido sin percance un ejemplar de «Espuma y arena», un LP «nuevecito de paquete», cuya singular portada es obra suya.

Él cuenta con un excelente tocadiscos de vinilo, muy bien afinado —a manera de orfebre— en todos sus detalles, su amplificador y bocinas de primera... que permiten disfrutar a plenitud la magia del sonido analógico, en un modesto estudio personal, muy bien acondicionado.

De tal suerte, después de años, volvimos a estrenar aquel viejo LP, a sabiendas de que en La Habana de entonces nunca tuvimos la suerte de contar con un reproductor de tan alto quilate.

En cuanto hizo descansar la aguja sobre la estría, decidí dejar a un lado la inevitable reflexión musicológica que surgiría en la audición (suelo ser implacable conmigo mismo), y me entregué al sencillo disfrute de aquellas primeras incursiones discográficas. Me vinieron muy gratosrecuerdos al compás de Mario Agüe-, La glotona, El burro de Mayabe, Como me gusta 'hablal' español, Pijirigua... Un disco de guarachas, con una única canción que le da nombre.

Después de la audición, dimos placer al paladar, con unos fabulosos cortes de res, asados al grill, bajo el esmerado talento culinario del anfitrión; acompañado de variados embutidos y abundante ensalada, aliñada a la perfección. Agua de frutas y alguna que otra cerveza. Una sobremesa exquisita, con una paleta amena de asuntos y matices que osciló entre la objetividad y la ciencia ficción.

Los cuatro, muy relajadamente, terminamos la noche bajo el disfrute de algunos vinilos clásicos del jazz. Sana y sencilla manera de hacer un singular domingo.