publicado julio 3, 2023

DIGNIDAD

Pedro Luis Ferrer Montes


Todos saben que deseo felicidad para mi país natal; y que siempre he alentado la conducta armónica y respetuosa que propicia el entendimiento entre los cubanos de todas partes. No soy de los que echan leña al fuego.

Ideología y partidismo aparte —porque nada tengo que ver con el rejuego de la política ni con la politiquería—, voy limpiamente al asunto objetivo.

El abuso no tiene perdón de Dios ni de nadie que crea en la dignidad humana: «Cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden». (diccionario Oxford)

Mis padres y mi familia revolucionaria lucharon contra la dictadura golpista de Fulgencio Batista, precisamente por el abuso, el crimen y la violación salvaje a la dignidad humana. Mi tío Ramón Montes Cuba, hermano de mi madre, fue con Fidel al Moncada para erradicar en Cuba el abuso de todo poder tiránico y reinstaurar la Constitución de 1940.

Acabo de ver un video —tomado espontáneamente en Cuba por un transeúnte ocasional— en el que aparecen dos policías maltratando salvajemente a un hombre que no hace ninguna resistencia. Le pegan, lo empujan violentamente contra la perseguidora, lo lanzan contra el suelo, se le enciman y lo aplastan contra el asfalto; luego le colocan los brazos en una posición fracturante contra su naturaleza biológica, mientras le recitan un discurso político: «Yo soy comunista y fidelista; y tú eres un pinga»— le grita uno de los agentes del orden. Insisto en que el reprimido no hacía la más mínima resistencia.

La red está repleta de imágenes similares.

No dudo que en Cuba hay funcionarios con buena voluntad y sentido del respeto, pero ¿qué gobernante isleño puede aspirar a que las personas con dos dedos de frente metabolicen con quienes parecen ser o son indiferentes u orientan semejante accionar? Cuesta suponer que, a estas alturas, las máximas autoridades del país no hayan visto esas calamitosas escenas que colman la Internet; imágenes que, además de provocar indignación sincera, consiguen desprestigiar todo lo que se relaciona con la autoridad en Cuba. ¿Es lo que desean?

¿Acaso estas mías palabras duelen más que el panorama que mencionan? No puede ser que el gobierno isleño no tenga conciencia del perjuicio que se está ocasionando a la espiritualidad del pueblo; del daño que se autoinflige como autoridad cada vez que se produce un exceso policial, en un mundo donde todo queda registrado como prueba irrebatible.

La verdad es que, aunque lo veo, me  cuesta mucho amor creerlo. ¡Cuánto daría para que esta pesadilla fuera solo un mal sueño mío!

Tristeza y desconcierto más que infinitos.


Mayo 16, 2023 (publicado en FB)