Darse cuenta

Me levanto una mañana,

salgo de mi casa,

hay un pozo en la vereda,

no lo veo,

y me caigo en él.

Día siguiente...

salgo de mi casa,

me olvido que hay un pozo en la vereda,

y vuelvo a caer en él.

[...]

Cuarto día,

salgo de mi casa tratando de acordarme

del pozo en la vereda,

lo recuerdo,

y a pesar de eso,

no veo el pozo

y caigo en él.

[...]

Sexto día,

salgo de mi casa,

recuerdo el pozo en la vereda,

voy buscándolo con la vista,

lo veo,

intento saltarlo,

pero caigo en él.

Séptimo día,

salgo de mi casa

veo el pozo,

tomo carrera,

salto,

rozo con la puntas de mis pies el borde del otro lado,

pero no es suficiente y caigo en él.

Octavo día,

salgo de mi casa,

veo el pozo,

tomo carrera,

salto,

llego al otro lado!

Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,

que festejo dando saltos de alegría...

y al hacerlo, caigo otra vez en el pozo.

Noveno día,

salgo de mi casa,

veo el pozo,

tomo carrera,

lo salto,

y sigo mi camino.

Décimo día,

me doy cuenta

recién hoy

que es más cómodo

caminar...

por la vereda de enfrente.



Jorge Bucay, Cuentos para pensar

Al igual que en el cuento que acabamos de leer, ¿caemos en las mismas situaciones negativas una y otra vez? Tal vez me regañan por lo mismo siempre, se me olvida lo mismo con frecuencia, me enfado con las mismas personas, me encuentro el mismo desorden donde siempre...  Eso es porque tomo el  mismo camino, como en el cuento. Quizá todo cambiaría si VIESE ESAS PERSONAS O SITUACIONES, CON OTRA MIRADA más ilusionada, más motivada, con más ganas de cariño, de orden, de cuidado hacia mi gente y mis cosas.

¿Te sientes identificad@ con el cuento? ¿Hay algún aspecto de tu vida que necesite una nueva mirada? Piénsalo despacio.

Luego, pedimos a Dios que nos ayude a mirar con más alegría y bondad todo.

TODO ESTO DIOS, LO PONEMOS EN TUS MANOS