Ghosting
¿Quién sabe lo que significa la palabra inglesa "GHOSTING"? Puede responder una persona con turno de palabra.
Dicha palabra se podría traducir como "hacer el fantasma". Consiste en romper una relación simplemente desapareciendo. Dejas de atender a las llamadas de quien ha sido tu pareja o tu amigo/a; no contestas a sus mensajes, le bloqueas… en definitiva, desapareces de su vida sin decir nada y sin dar oportunidad a dar explicaciones, o a pedirlas si eres la parte afectada. Quien rompe se convierte en un fantasma.
Al margen del hecho que ha podido ocasionar una ruptura, o de quién es culpable y quién víctima, este tipo de situaciones no deberían darse sin un diálogo de por medio. Pero mantener esta conversación es a veces sumamente difícil. O incómodo. O indeseable. Y preferimos desaparecer.
El ghosting es un síntoma más de algo que falla en la sociedad que vivimos.
¿Por qué? Porque nos ponemos a nosotros y a nuestras apetencias en primer lugar: tratamos de evitar el sufrimiento o las situaciones incómodas; buscamos la vía fácil o el camino rápido, evitando así toda circunstancia o persona que nos impida lograr nuestra comodidad.
Construir una relación, sea del tipo que sea, debe hacerse con lentitud, con mucha paciencia y poniendo mucho cuidado. Solo con diálogo conseguiremos que crezca el cariño, el respeto y el amor. Un amor con vocación de permanencia y durabilidad, porque nadie empieza ninguna relación de verdad con la finalidad de acabarla.
Pero si esta acaba, ese fin hay que ponerlo a la altura de la relación que se quiso construir. En definitiva, de cerrar la historia. Y cerrar una historia adecuadamente ayuda a cerrar una herida de una manera sana.
El ghosting no ayuda a que eso ocurra, y es que lo que no se dice no termina desapareciendo, sino quedando en forma de pequeña herida interior.
Saber despedirse, si vemos que una relación no debe continuar, puede ser un acto de respeto hacia la otra persona, hacia la historia que se tuvo con ella y también hacia uno mismo. Aunque la ruptura no evite el dolor que produce el amor o la amistad perdida. Pedimos a Dios que nos ayude a ser delicados y sensibles en nuestras relaciones con los demás.