Propósito para este año:

menos queja y más gratitud

"...No me gusta. Ya no aguanto más. Tengo derecho. Me lo he ganado. Siempre me hacen la misma. Ya está bien. Si me hicieran caso. Me cae fatal... Estoy harto de los deberes y de que..."

Y así podemos seguir durante un buen rato. Porque hay a quienes nos va la queja. Que no es una cosa buena, pero sientes que te desahogas.

Pero sabes de sobra que terminarás enfadado, amargándote más y siendo injusto con la realidad, incluso haciendo daño a alguien o poniéndole de mal humor. Y, a pesar de todo, a menudo le damos rienda suelta a nuestro mal humor.

Normalmente lo que nos saca de una espiral de queja es que alguien nos proteste ("¡Jopé, qué pesado, ya vale!")

También nos saca de ese bucle negativo la oración, como el examen ignaciano, que nos hace caer en la cuenta de tantas cosas por las que dar gracias; agradecimiento que, cuando lo reconocemos, nos hace ver con una nueva luz todo aquello de lo que nos quejábamos. Y no era para tanto; nunca lo es. Cómo cambia la cosa cuando uno empieza por dar gracias y luego ve las cosillas que se pueden mejorar.

Así que, para este año, esperamos poder ahorrar a los otros la tarea de cortar nuestras quejas. Me bastaré yo mismo para darme esos toques de atención. Y Dios, claro. Lo dicho: este año, me propongo quejarme menos y comenzar más bien por ser agradecido.

Todo esto Dios, lo ponemos en tus manos