Orar con el olfato

"El olfato es una sutileza diferencial. Sutil, porque es lo apenas perceptible, lo que pasar inadvertido con facilidad, lo casi insignificante y, sin embargo, lo absolutamente presente. Está ahí, aun cuando deje de ser notado, tenido en cuenta, reconocido.

Siempre he pensado que lo sutil tiene algo que ver con el sentido del olfato y con el olfato mismo. El olfato se sensibiliza con la esencia sin cuerpo ni materia definida; con aquello que no ocupa lugar y sin embargo penetra en cualquier lugar. Puede estar sin aparecer. Esta vacuidad, apertura al vacío, es el aspecto más característico de este sentido y su componente oloroso. Y también es lo que más le acerca a lo espiritual, a lo enteramente divino. Sabes que está, lo percibes en tu propio aliento, pero es imposible ubicarlo en un espacio determinado ni darle una forma definitiva...

El olfato es la sensación de sutilezas. Se cultiva desde dentro y se siente en la ascesis de lo corpóreo. Es habito relacionado con la delicadeza del espíritu humano."

Trinidad León

¿El "hermano pobre" de los cinco sentidos?

¿Al que menos atendemos?

¿No nos estaremos privando de una fuente de bienestar?

Durante este día, estate atento para captar toda la variedad de olores que te brinda cada día, procurando identificarlos (agradables-desagradables, finos-intensos...), y qué cosas, personas o circunstancias los producen.

Para ello, tal vez te ayude el detenerte especialmente en alguno... Precisamente en aquél o aquéllos con los que te relacionas todos los días y que suelen pasarte desapercibidos.

Y no sólo las cosas, sino también las personas nos hacemos atractivas por el buen olor que desprendemos, pues "oler bien" es, en definitiva, hacer buenas obras y ser agradables a los demás.

En la noche no dejes de recordar el efecto que ha producido en ti este ejercicio. ¿Te ha deparado alguna sorpresa agradable? ¿Crees que merece la pena prestar más atención al olfato?

Todo esto Dios lo ponemos en tus manos