Imagínate si cada error que cometieras en tu vida se plasmase en un tatuaje en tu piel. En vez de esconderlo, ocultarlo para que los demás no puedan verlo, los tienes que mostrar en cada momento. Sabes que generan rechazo, miedo o desconfianza; pero tú no puedes hacer más que intentar disimularlos y convivir con ellos. Como los expandilleros en El Salvador.

Todos hemos hecho cosas que nos gustaría borrar. El amor de Dios es tan grande que no le importa cuántos "tatuajes" tengas. Lo que quiere es borrarlos de tu piel para que seas una persona nueva y mejor. Lo que quiere es que las manchas de tu pasado nunca se vuelvan un lastre o una pesada carga, sino un aprendizaje y que reorientes siempre tu vida hacia Él.

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,

renueva en mi interior  un espíritu firme

Salmo 51, 12