Ojo por ojo y el mundo acabará ciego

Decía Gandhi que “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. Su aviso sobre la venganza es sencillo de entender pero difícil de aplicar.

La escalada de violencia en Oriente Próximo se ha disparado, aún más, este fin de semana con el ataque Irán a Israel. Unos 300 misiles y drones fueron disparados desde Teherán sobre Israel con el objetivo de vengar la muerte de siete soldados iraníes hace unos días. Es un capítulo más en la compleja guerra que se está librando desde el ataque de Hamás el pasado octubre.

Teherán instó al Consejo de Seguridad de la ONU a condenar la muerte de sus soldados y remarcó que se reserva el derecho a "dar una respuesta decisiva".

El grupo libanés Hezbolá, respaldado por Irán, y considerado el representante armado más poderoso de la República Islámica en la región, también prometió tomar represalias. En un comunicado, el movimiento declaró: "Este crimen no pasará sin que el enemigo reciba castigo y venganza".

Por otro lado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue enfático al señalar que se acogerá al principio de: "a quien nos haga daño, le haremos daño".

Las personas sentimos el deseo de vengarnos cuando nos han herido profundamente. Sin embargo, también las personas somos capaces de trascender lo que vivimos. Es decir, ver más allá. Si vencen el odio y la venganza, si a quienes se condenan son a las víctimas inocentes. ¿A quién están vengando? ¿Qué tipo de paz quieren construir?

Os invitamos, desde aquí, a reflexionar juntos. ¿Es utopía aspirar a vivir en paz? ¿Es la violencia un recurso inevitable algunas veces? ¿Cómo aceptar esto, y al tiempo comprender la opción por la paz de Jesús? No hay respuestas fáciles, y ojalá fuéramos capaces de aportar elementos para un diálogo y una reflexión serena. 

TODO ESTO DIOS, LO PONEMOS EN TUS MANOS