Contempla las siguientes imágenes. ¿Qué te sugieren?

Los japoneses utilizan un término difícil de pronunciar –Kintsukoroi– para referirse al arte de recomponer lo roto. Las piezas rotas se reparan con oro, convirtiéndose en un símbolo perfecto que aúna fortaleza, fragilidad y belleza.


Esta idea resuena con fuerza en los profetas, que expresan la responsabilidad compartida de la humanidad para curar, reparar y transformar el mundo

El compromiso con la restauración de las heridas del mundo es la manera de vivir la vocación del cristiano.


Sentimos dolor por todas las heridas de nuestro mundo (un planeta al límite, migrantes, refugiados, intolerancia, racismo, pobreza,  consumismo, guerras, exclusión,  violencia…) con las que, de un modo u otro, colaboramos. Le pedimos que abra nuestros ojos a tanto dolor y nos haga sensibles y comprometidos con su sanación. 


TODO ESTO DIOS, LO PONEMOS EN TUS MANOS