¿Hiperconectados o ultrasolitarios?

Estamos en un punto, en la Historia de la Humanidad, en el que la distancia apenas existe. Echarse de menos es relativo y relacionarse como siempre se ha convertido en algo secundario. Porque tenemos una necesidad constante de estar conectados, visibles, abrir conversaciones absurdas... Olvidándonos de lo esencial. 


Mirar el móvil mientras estamos hablando con otros se ha vuelto la regla habitual. Y siempre tenemos una excusa, como siempre tenemos conversaciones abiertas con tantas personas.  Siempre hay un meme, un gif, un vídeo.., que poder mandar a otros. Otra opción es poder buscar lo último que han hecho esos influencers que tanto me gustan y tanto bien aportan a la humanidad. O sino es que tengo que contestar a mi madre, ¡que si no le escribo a cada hora se preocupa!


Podríamos abordar cómo ha cambiado nuestra vida desde muchos frentes. Pero esta mañana nos gustaría pararnos a contemplar cómo comunico lo verdaderamente importante de mi vida. Cómo estoy, cómo me siento, qué me preocupa, qué me alegra, qué me ilusiona, qué me da miedo...


Esas conversaciones, ¿las hablo por el móvil?  ¿O las tengo en persona? ¿Hay algo que sustituya una buena conversación en persona a una conversación por Instagram?


Y es que, cuándo aprenderemos, que lo realmente importante, lo más grande que tendremos jamás en nuestras vidas son esas personas que un día Dios puso en nuestro camino. Que Él no lo hace porque sí. Porque sabe lo que necesitamos. Para espabilarnos, para querernos, para que vivir sea algo que merezca la pena. Tenemos que cuidar las relaciones de nuestra vida.

TODO ESTO DIOS LO PONEMOS EN TUS MANOS