Reaprender a llorar

En la vida que nos toca vivir, el coaching emocional está en auge, pero a menudo se queda en un nivel superficial, enfocado en controlar las emociones y buscar soluciones rápidas para el dolor. Algunas personas buscan constantemente un calmante emocional para evitar el sufrimiento. Nos asusta el dolor y buscamos constantemente el placer, olvidando que la vida humana se mueve entre ambos extremos. Nada ni nadie nos puede evitar pasar por valles oscuros y túneles sombríos, pero nunca vamos solos. 

En el Evangelio según san Juan, encontramos una escena conmovedora: "Jesús lloró" (Jn 11, 35). Esto nos muestra la humanidad de Jesús, su dolor por la muerte de su amigo Lázaro. Contemplar la humanidad de Cristo nos acerca a Él y nos enseña que la compasión es parte de la naturaleza de Dios.

Llorar es una gracia que nos recuerda nuestra capacidad de sentir y estar vivos. Nuestras lágrimas liberan el alma y expresan nuestra compasión por los demás. Necesitamos volver a aprender a llorar, a sentir nuestra fragilidad en toda su complejidad, en lugar de depender de soluciones rápidas o libros de autoayuda.

Ya lo dice el Papa Francisco a los jóvenes durante alguna de sus alocuciones: «¡Al mundo de hoy le falta llorar! Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar». Necesitamos reaprender a llorar por los demás y por nosotros mismos. 

¿Me cuesta llorar? ¿Por qué?

¿Crees que al mundo le vendría bien poder expresar más su fragilidad?

TODO ESTO DIOS LO PONEMOS EN TUS MANOS