Bienvenido Damian

Bienvenido, Damián, a esta Tierra en la que convivimos, contigo desde el martes 15 de noviembre, 8.000 millones de personas. Me gusta decirlo así: personas y no seres humanos porque en el eco del término resuena la conciencia cristiana de filiación divina. Perdona la digresión, Damiancito, que has venido a este mundo en una maternidad de Santo Domingo, en la República Dominicana, porque lo único que quiero es darte la bienvenida.

Ya sé que tu alumbramiento no contentará a todos. Habrá quien haga cálculos sobre la probabilidad de que lleves una vida larga o corta, según dónde hayas nacido; de que desarrolles esta o aquella enfermedad o te veas libre de padecimientos hasta el final de tus días, según la dieta que sigas; de que dispongas de suficiente dinero para permitirte una vida regalada o carente de lo más básico, según el oficio que elijas; de que tu nacimiento sea motivo de alegría para los tuyos o genere rechazo, según las expectativas de tus padres. Hay estadísticas para todo: unos calcularán el coste que les vas a suponer a tus papás hasta que puedas valerte por ti mismo en la vida y otros echarán números sobre la huella de carbono que tu existencia supondrá para el planeta.

Para mí eres un maravilloso don que el Amor nos entrega contigo: quién sabe si llegarás a componer una sinfonía, a escribir mucho mejor que lo pueda hacer yo, a montar una empresa con muchos empleados o simplemente a llevar una vida escondida cuidando de los tuyos, esforzándote por sacarlos adelante, reproduciendo con tu vida el regalo que tus padres te han hecho. En cualquier caso, tu dignidad de hijo de Dios es innegable. Por muchos sufrimientos o muchas alegrías que te depare la vida recién inaugurada. No escuches a los que se quejan de que ya somos muchos en este mundo y que ya no cabe nadie más: el egoísmo escoge disfraces malthusianos para negarle a los demás lo que a nosotros se nos ha concedido.

Por eso solo quiero darte la bienvenida, ya te lo he dicho. Bienvenido a la casa común de la Creación.

¿Qué le quieres contar a Damiancito?

Javier Rubio

PastoralSJ


TODO ESTO DIOS LO PONEMOS EN TUS MANOS