PARA MEDITAR


Radiomensaje 1961


EXTRACTO DEL RADIOMENSAJE DEL SANTO PADRE SAN JUAN XXIII AL II CONGRESO MARIANO INTERAMERICANO


Jueves 12 de octubre de 1961

 

Fieles todos de América :

María, Madre de Dios y Madre nuestra, esa tierna palabra que estos días vuestros labios repiten sin fin con el título bendito de Madre de Guadalupe, abre este Nuestro saludo a todos los países de América.



Feliz oportunidad ésta del 50° aniversario del Patronato de María Santísima de Guadalupe sobre toda la América Latina, que tanto bien ha producido entre los pueblos del Continente, para alentaros en vuestras manifestaciones de mutuo amor y de devoción a la que es Madre de vida y Fuente de gracia.



Día histórico aquel doce de octubre en que el grito «tierra» anunciaba la unión de dos mundos, hasta entonces desconocidos entre sí, y señalaba el nacimiento a la fe de esos dos continentes; a la fe en Christo —« luz verdadera que ilumina a todo hombre» (Io. 1,9)— de la cual María es como la «aurora consurgens» que precede la claridad del día.



Más adelante «la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive», derrama su ternura y delicadeza maternal en la colina del Tepeyac, confiando al indio Juan Diego con su mensaje unas rosas que de su tilma caen, mientras en esta queda aquel retrato suyo dulcísimo que manos humanas no pintaran.



Así quería Nuestra Señora continuar mostrando su oficio de Madre: Ella, con rostro mestizo entre el indio Juan Diego y el Obispo Zumárraga, como para simbolizar el beso de dos razas; Ella, la que pidió ser invocada en esas tierras con el título de Santa María de Guadalupe, nombre atrayente y familiar como para hermanar a todos en la misma suavísima devoción. Santa María de Guadalupe, siempre símbolo y artífice de esta fusión que formaría la nacionalidad mexicana y, en expansión cargada de sentidos, rebasaría las fronteras para ofrecer al mundo ese coro magnífico de pueblos que rezan en español.



Primero Madre y Patrona de México, luego de América y de Filipinas: el sentido histórico de su mensaje iba cobrando así plenitud, mientras abría sus brazos a todos los horizontes en un anhelo universal de amor.

(...)



Tenéis ahí a María, la Madre común, puesto que es Madre de Cristo, cabeza de todos los hombres, hermanos todos en el mismo Cristo primogénito; la que con su solicitud y compasión maternal ha contribuido a que se nos devuelva la vida divina y sobrenatural, la que en la persona del discípulo amado nos fue donada como Madre espiritual por Cristo mismo en la cruz.



¡Salve Madre de América! Celestial Misionera del nuevo Mundo, que desde el Santuario del Tepeyac has sido, durante más de cuatro siglos Madre y Maestra en la fe de los pueblos de América. Sé también su amparo y sálvalos, oh Inmaculada María; asiste a sus gobernantes, infunde nuevo celo a sus Prelados, aumenta las virtudes en el clero; y conserva siempre la fe en el pueblo. Que en todos los hogares florezca la santidad de la familia en cuyo seno la educación católica reciba, con tu mirada, saludable incremento.



Oiga María estos votos para que los presente a Cristo en cuyo nombre y con el más vivo afecto de Nuestro corazón de Padre os bendecimos. 


SAN JUAN XXIII, Papa





Aquí el material de apoyo: EL CÓDICE GUADALUPANO














PARA ORAR



Oración Mariana



Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe.

Todos: Y mi lengua en alabarte, Madre mía de Guadalupe.


Señor, ten piedad de nosotros


Jesucristo, ten piedad de nosotros 


Señor, ten piedad de nosotros





Jesucristo, óyenos 


Jesucristo, escúchanos





Padre Celestial, que eres Dios, (ten piedad de nosotros)


Hijo Redentor del mundo, que eres Dios, 


Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, 



 

Sol del Anáhuac  (Ruega por nosotros)


Rosa del Tepeyac


Baluarte de nuestra fe


Faro de nuestra esperanza


Llama viva de ardiente caridad


Patrona de las Naciones de América


Madre de los Mexicanos


Tú que te dignaste descender a nuestro suelo


Tú que te apareciste a Juan Diego


Tú que te mostraste circundada del sol


Tú que con tu luz eclipsas la luna


Tú que tienes un manto de estrellas


Tú que vistes a la usanza de nuestros antepasados


Tú que quisiste volverte mestiza


Tú que quisiste que se te edificara una casita sagrada


Tú que dijiste que eres Nuestra Madre


Tú que prometiste escuchar nuestros ruegos


Tú que hiciste brotar rosas en las áridas rocas del Tepeyac


Tú que le enviaste rosas al señor Obispo Zumárraga


Tú que te quedaste en la tilma de san Juan Diego


Tú ante quien se postró el señor Obispo Zumárraga


Tú que quisiste llamarte Santa María de Guadalupe


Tú que devolviste la salud a Juan Bernardino


Tú que disipaste las tinieblas de la idolatría


Tú que trajiste la fe a nuestro suelo


Tú que eres venerada por generaciones y culturas


Tú a quien nuestros padres nos enseñaron a llamarte Madre


Tú que eres madre y maestra de todos los pueblos 


Tu que eres patrona de los enfermos  y de los afligidos

 

Santa María de Guadalupe    ruega por nosotros


Tu que eres patrona de nuestros hermanos desaparecidos


Tu que eres patrona de nuestros hermanos enfermos


Tú que eres patrona de los migrantes


Tú que eres patrona de los mexicanos.


Tú que eres patrona de América y de las Islas Filipinas


 


 Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, 

(perdónanos, Señor) 


Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, (escúchanos, Señor) 


Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, 

(ten piedad de nosotros)


 

Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios: 

no desprecies nuestras oraciones 

ni te olvides de nuestras  necesidades, 

sino antes bien, líbranos de todos los peligros, 

oh Virgen gloriosa y bendita.

 

 

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.

Todos: Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.


(Todos)

Oh María, 

tú resplandeces siempre en nuestro camino 

como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, 

Salud de los enfermos,

que bajo la cruz 

estuviste asociada al dolor de Jesús, 

manteniendo firme tu fe.


Tú, Salvación de todos los pueblos,

sabes de qué tenemos necesidad 

y estamos seguros de que proveerás, 

para que, como en Caná de Galilea, 

pueda volver la alegría y la fiesta 

después de este momento de prueba.

 

 

Ayúdanos, Madre del Divino Amor,

a conformarnos a la voluntad del Padre 

y a hacer lo que nos dirá Jesús,

quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos

y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, 

a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

 

Bajo tu protección buscamos refugio, 

Santa Madre de Dios. 

No desprecies nuestras súplicas 

que estamos en la prueba

y líbranos de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.



Santa María de Guadalupe, Reina de México. 

Todos: Salva nuestra Patria y conserva nuestra fe.



Dios te salve, María, 

llena eres de gracia; 

el Señor es contigo. 

Bendita tú eres

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 


Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora 

de nuestra muerte. 

Amén

 


Guía: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

 

Todos:  Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos.

Amén.










PARA CANTAR


 

Desde el cielo una hermosa mañana (2)

La Guadalupana, la Guadalupana, la Guadalupana bajó al Tepeyac (2)

 

Su llegada llenó de alegría (2)

De luz y armonía, de luz y armonía todo el Anahuac (2)

 

Por el monte pasaba Juan Diego (2)

Y acercose luego, y acercose luego, y acercose luego al oír cantar (2)

 

Juan Dieguito, la Virgen le dijo (2)

Este cerro elijo, este cerro elijo, este cerro elijo para hacer mi altar (2)

 

Suplicante juntaba sus manos (2)

Y eran mexicanos, y eran mexicanos, y eran mexicanos su porte y su faz (2)

 

En la Tilma entre rosas pintadas (2)

Su imagen amada, su imagen amada, su imagen amada se dignó a dejar (2)

 

Desde entonces para el mexicano (2)

Ser Guadalupano, ser Guadalupano, ser Guadalupano es algo esencial (2)