Examina en primer lugar tu relación con Dios.
¿Lo tienes presente en tu vida?
¿Rezas con Él?
¿Participas del gran encuentro de los cristianos que es la Misa de los domingos?
¿Te preocupas por conocer mejor tu fe y formarte adecuadamente a través de cursos y charlas de fe?
¿Vives tu fe en lo privado y en lo público?
¿Has visto el rostro de Dios en lo que los demás?
¿confías en Él o en supersticiones?
¿He comulgado alguna vez sin confesarme o estar en gracia?
Examina tus relaciones con los demás
¿Te preocupas por el bien de los demás, o piensas solo en ti?
¿Estás dispuesto a ayudar a los demás en toda ocasión, o calculas antes tus propios intereses?
¿Sabes ceder, o quieres tener siempre la razón?
¿Eres leal con los demás?
¿Son sanas y limpias, siempre, tus relaciones de amistad y compañerismo con los demás?
¿Sabes transmitir confianza y deseos de seguir adelante, en lugar de amargura y pesimismo?
¿Eres generoso?
Examina tu vida de estudio o de trabajo
¿Dedicas al estudio el tiempo y la atención necesarios?
Si trabajas, ¿lo haces también con dedicación?
Sea en el estudio o en el trabajo ¿mantienes buenas relaciones de amistad o respeto con los compañeros?
¿Actúas siempre con espíritu solidario?
¿Practicas la corrección oportuna y fraterna, sin ofensa?
¿Buscas crecer en tus cualidades?
¿He pagado lo justo?
¿He cumplido mis promesas y contratos en el tiempo señalado?
Examina tu vida familiar
¿Haces todo lo posible para que en casa haya una buena relación entre todos y mayor felicidad?
¿Eres atento con tus hijos?
¿Eres respetuoso con tus padres?
¿Buscas el bien de todos los que están en casa, con verdadero amor mutuo? cuando hay conflictos?
¿los han solucionado como familia?
Examina, finalmente, tu preocupación por el bien común.
¿Te interesas por los problemas de los demás, tanto los más cercanos a ti como los que pertenecen a ambientes distintos del tuyo?
¿Te interesas por los problemas de la vida social actual?
¿Te preocupas por lo que pasa en tu ciudad, pueblo, colonia, fraccionamiento, barrio?
¿Te preocupas por los que tienen menos posibilidades que tú?
Examina tu vida personal
¿Vivo en la libertad de los hijos de Dios o me siento esclavo de algo o alguien?
¿Soy soberbio y vanidoso?
¿Me considero superior a los demás?
¿Busco aparentar algo que no soy para ser valorado por otros?
¿Me acepto a mí mismo, o vivo en la mentira y el engaño?
¿Soy esclavo de mis complejos?
¿Qué uso he hecho del tiempo y de los talentos que Dios me dio?
¿Me esfuerzo por superar los vicios e inclinaciones malas como la pereza, la avaricia, la gula, la bebida, la droga?
¿He caído en la lujuria con palabra y pensamientos impuros, con deseos o acciones impuras?
¿He realizado lecturas o asistido a espectáculos que reducen la sexualidad a un mero objeto de placer?
¿He caído en la masturbación o la fornicación?
¿He cometido adulterio?
¿He recurrido a métodos artificiales para el control de la natalidad?
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
2. No jurarás el nombre de Dios en vano
3. Santificarás las fiestas
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
5. No matarás
6. No cometerás actos impuros
7. No robarás
8. No mentirás
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros
10.No codiciarás los bienes ajenos
Son llamados capitales porque generan otros pecados... otros vicios. Son: la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.
1. Participar de la Misa entera los domingos y fiestas de precepto.
2. Confesar los pecados graves al menos una vez al año.
3. Recibir la Eucaristía al menos una vez al año, por Pascua.
4. Ayunar cuando lo manda la Iglesia
5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
Necesitamos RECONOCER que hemos actuado mal y que nos duele estar así...
...es DIOS quien nos ayuda a ser MEJORES viviendo su Misericordia.
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Vestir al desnudo
Visitar a los enfermos
Asistir al preso
Dar posada al caminante
Sepultar a los muertos
Enseñar al que no sabe
Dar buen consejo al que lo necesita.
Corregir al que se equivoca.
Perdonar las ofensas.
Consolar al afligido.
Tolerar los defectos de los demás.
Hacer oración por vivos y difuntos.
Un grupo de fieles buscó cómo traducir esto, las obras de misericordia, a nuestro tiempo:
1. Te visito.
2. Comparto contigo.
3. Te escucho.
4. Tú estás incluido.
5. Rezo por ti.
6. Hablo bien de ti.
7. Camino un rato contigo.
Decirle al sacerdote tus pecados, sin darle vueltas, tratando de ser claro y no olvidando ninguno. No tengas pena ni miedo, recuerda que en el SACRAMENTO el sacerdote representa (o sea “vuelve a presentar”) a Jesús; es Jesús quien te ama, te escucha y te perdona.
Y recuerda que después de la confesión tendrás de nuevo la amistad con DIOS, CONTIGO y con los DEMÁS, y podrás vivir más cerca de Él.
La acción de PENITENCIA (SATISFACCIÓN) que el sacerdote propone será vivida como gozo por los pecados perdonados y como perfeccionamiento de la vida misma.
Aquí se expone el rito del sacramento de la Reconciliación: LA CONFESION SACRAMENTAL
Creo, Señor, fortalece mi fe;
espero, Señor, asegura mi esperanza;
te amo, Señor, inflama mi amor;
yo me arrepiento, Señor, aumenta mi arrepentimiento.
Te adoro como el primer principio, te deseo como último fin,
te alabo como bienhechor perpetuo, te invoco como defensor propicio.
Que tu sabiduría me dirija;
que tu justicia me refrene;
que tu clemencia me consuele,
y que tu poder me proteja.
Te ofrezco, Dios mío:
mis pensamientos para pensar en ti,
mis palabras para hablar de ti,
mis obras para obrar según tu voluntad,
mis trabajos para padecerlos por ti.
Quiero lo que tú quieres,
lo quiero porque lo quieres,
lo quiero como lo quieres,
lo quiero mientras lo quieras.
Te ruego, Señor,
que alumbres mi entendimiento,
abrases mi voluntad,
purifiques mi cuerpo
y santifiques mi alma.
Llore las iniquidades pasadas,
rechace las tentaciones futuras,
corrija las inclinaciones viciosas,
cultive las virtudes que me son necesarias.
Concédeme, Dios mío,
amor a ti, no buscarme a mí,
celo del prójimo,
desprecio del mundo.
Hazme obedecer a los superiores,
atender a los inferiores,
ayudar a los amigos,
perdonar a los enemigos.
Venza el deleite con la mortificación,
la avaricia con la largueza,
la ira con la mansedumbre,
la tibieza con el fervor.
Hazme prudente en los consejos,
constante en los peligros,
paciente en las adversidades,
humilde en las prosperidades.
Haz, Señor,
que sea en la oración fervoroso,
en la comida sobrio,
en el cumplimiento de mis deberes diligente,
en los propósitos constante.
Concédeme que trabaje
para alcanzar la santidad interior,
modestia exterior,
conducta edificante,
proceder correcto.
Que me aplique con diligencia
a domar la naturaleza,
a corresponder a la gracia,
a guardar tu ley
y merecer mi salvación.
Dame a conocer, Dios mío,
cuán frágil es lo terreno,
cuán grande lo celestial y divino,
cuán breve lo temporal,
cuán duradero lo eterno.
Concédeme que me prepare para la muerte,
que tema el juicio,
que evite el infierno
y que obtenga la gloria del paraíso.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(Oración para pedir a Dios todas las gracias, atribuida al Papa Clemente XI)
Material basado en:
- Ritual de la Penitencia (Examen de conciencia p. 185)
- Libro: Entrañas de Misericordia, Anselm Grüm
- Examen de conciencia tradicional
Preparando una Buena Reconciliación:
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Glosa sobre los 10 mandamientos