Y SEGUIMOS EN OCTUBRE...CON NUESTRO II CONCURSO DE RELATOS DE TERROR

UN TRAYECTO INTERMINABLE

Me encontraba en el coche conduciendo por la noche a gran velocidad. El cielo estaba nublado, no se veía ni la luna ni las estrellas, apenas había coches por la carretera y solo se escuchaba el agradable sonido de mi motor y el interlocutor de la radio con su voz estridente.

El camino era largo y aunque tenía un destino asegurado, parecía que no tenía fin. Las luces de mi coche parpadeaban, se podía notar a la distancia que éstas estaban rotas.

Aunque era pleno mes de Julio, tenía frío por el aire acondicionado del coche, pero a la vez me sudaban las manos y temblaba.

Tenía sueño, me pesaban los párpados. Las uñas de mis dedos estaban mordidas por el estrés y en las manos tenía pequeños cortes que aún me escocían.

Mi ropa estaba manchada de barro y tierra reciente, todavía se notaba como goteaba de mis pantalones al suelo. En mi brazo había un mordisco hecho con mucha fuerza donde había saliva, sangre y un recuerdo espantoso.

Miré a la parte trasera de mi vehículo y había una pala, cuerdas y sábanas blancas. Olía a cloroformo y había grandes bolsas vacías de basura. Mientras llevaba un rato conduciendo empecé a escuchar golpes y gritos desesperados que procedían del maletero. Aparqué entre unos matorrales y cogí la pala sin pensarlo dos veces.

Ella se había despertado.

Mayo Pérez Inés 3B

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