Cuando decimos "decibelio" pensamos en un ruido, barullo, etc. como si este término designase un ruido ensordecedor o excesivo, es decir, los decibelios nos traen a la mente la idea de que hay un exceso de ruido. Sin embargo esta palabra corresponde a una medida del ruido a la intensidad sonora, de hecho, este es su primer sentido, ha sido creado para ello. Y de hecho, como en muchas creaciones científicas sucede, han sido los americanos quienes han dado nombre a esta unidad, rindiendo homenaje a un escocés que terminó sus días en América: Alexander Graham Bell, físico e inventor que dedicó parte de su trabajo al estudio de los problemas de los sordos. ¿Cómo crear un tipo de lupa sonora para aumentar la percepción de los sonidos? Sus investigaciones y trabajos llevaron a la elaboración de los primeros sistemas telefónicos, y en agradecimiento a su trabajo se ha tomado su nombre para denominar a la unidad que usamos para medir el nivel sonoro. El apellido "Bell" ha dado nombre a la unidad acústica "Bel". Un bel es un sonido múltiple, un decibelio. Hablamos de un decibelio como quien habla de un decilitro, un decímetro o un decigramo. ¿Por qué este término escapa del ámbito técnico? Pues porque en este contexto recurrimos a la abreviatura, no a la palabra completa. Tanto en la escritura como en la pronunciación utilizamos dB, en escritura curiosamente se escribe dB (d minúscula y B mayúscula). En la comunicación ordinaria el término decibelio hace referencia a algo subjetivo, transmitiendo la idea de un ruido molesto o que podría dañarnos. Esta palabra se aplica al ruido en general pero en el ámbito de la música es uno de los campos en que más se utiliza: Los decibelios son sigo de las músicas fuertes, demasiado amplificadas, que pueden dañar nuestros sensibles oídos. No solo los instrumentos tocan fuerte sino que la electrónica también contribuye. Así, el decibelio no es una unidad de medida cualquiera, su definición científica es compleja ya que se calcula siempre en referencia a algo, pero podemos considerar que 0 dB corresponde, no al silencio absoluto, que no existe realmente, sino a un umbral de audibilidad, es decir, la mínima intensidad sonora que podemos percibir con el oído humano. Y por lo tanto, a partir de ahí imaginamos una escala que puede llegar a los 130 dB, que corresponde con el umbral del dolor, y más allá de esa medida, podemos encontrar sonidos mucho más fuertes aún, como el ruido del despegue de un cohete que se calcula en 180 dB.