Estatua de Aristóteles
Retrato de Immanuel Kant
A lo largo de este periodo he descubierto nuevos conceptos filosóficos que me han ayudado a comprender mejor cómo actuar correctamente y cómo llevar una vida buena. En especial, hemos trabajado la ética aristotélica, que se basa en la búsqueda de la felicidad, concebida como una vida realizada y plena, alejada del placer y el éxito superficia,l en la que se desarrollan nuestras capacidades humanas más importantes, especialmente la razón.
Uno de los pilares de esta ética es la virtud, que para Aristóteles es un hábito que consiste en actuar bien y este se adquiere mediante la práctica y la repetición. No es algo innato, sino una capacidad que cultivamos con el tiempo. Relacionada con la virtud está la idea del término medio, que consiste en encontrar un punto intermedio entre dos extremos. Esta nos enseña que lo correcto no siempre es hacer más o menos de algo, sino que lo correcto es actuar con equilibrio, según la situación. Otro concepto clave es la prudencia, que no es solo ser precavido, sino también ser capaz de deliberar y actuar bien en cada una de las situaciones del día a día. La prudencia nos permite aplicar el término medio de manera adecuada, para adaptar nuestras acciones a las circunstancias, para que estas acciones sean justas y razonables
Además de la ética aristotélica, hemos trabajado la ética kantiana, especialmente en su forma como ética formal. En esta, lo que importa no es el resultado de la acción, sino la intención con la que se realiza. Una acción es correcta moralmente si se hace por deber, conforme a principios universales que podrían aplicarse en cualquier lugar y momento. A diferencia de las éticas materiales, esta se basa en la acción, sin pensar en el contenido de esta.
Gracias a todos estos aprendizajes, he desarrollado habilidades como la capacidad de analizar problemas éticos y reflexionar sobre mis propias decisiones. También he aprendido a comprender distintos puntos de vista y a aplicar la filosofía a mi vida cotidiana.
Lo que más ha despertado mi interés ha sido descubrir que la filosofía, especialmente la ética, no es solo una teoría abstracta, sino que tiene una relación directa con nuestra forma de vivir y de tomar decisiones. Me ha hecho ver que no todo se reduce a seguir normas o a buscar lo que me conviene, sino que existe un camino más profundo, siendo este la búsqueda de lograr ser mejor persona.
El pensamiento aristotélico me ha llevado a reflexionar sobre el papel de la virtud en mi vida. Generando cuestiones como: ¿Actúo equilibradamente? ¿Intento desarrollar realmente mi razón? ¿Tomo decisiones con prudencia o simplemente me dejo llevar por lo que me apetece en el momento? Estas preguntas no tienen respuestas fáciles y es un hecho que me resulta frustrante y un poco desesperante, pero me han ayudado a mirar dentro de mí y a entenderme mejor.
También me ha hecho replantearme el concepto de felicidad. Antes creía que dependía de tener cosas, lograr metas o llevarse bien con los demás. Ahora veo que la felicidad tiene más que ver con el tipo de vida que llevamos y cómo de coherente es lo que pienso, siento y hago. Esta forma de entender la felicidad es mucho más exigente, pero también más auténtica.
En cuanto a la ética deontológica, me ha hecho preguntarme si es posible actuar siempre por deber, dejando de lado mis emociones o intereses personales. ¿Es realista pedir que actuemos solo según principios universales? ¿O es también necesario tener en cuenta las consecuencias de nuestras acciones y el contexto en el que vivimos? Estas preguntas me parecen muy profundas, ya que afectan a nuestra forma de entender la justicia, la responsabilidad y la moralidad en la sociedad.
De este modo, este trimestre no solo me ha aportado conocimientos teóricos, sino que me ha permitido comenzar a aplicarlos en mi vida diaria, con el objetivo de vivir mejor y de manera más consciente. Y eso, creo, es lo más valioso que puedo extraer de este trimestre y esta asignatura en general.
Aunque siento que ha habido un gran cambio en este trimestre, respecto al anterior, tengo presente que todavía hay conocimientos y habilidades que no domino del todo. Por ejemplo, aún me cuesta expresar con seguridad conceptos como la teleología o las éticas formales a la hora de analizarlos y explicarlos con mis propias palabras.
A pesar de estas dificultades, reconozco que he mejorado desde el inicio del curso. Al principio me costaba entender los textos filosóficos, pero ahora soy capaz de identificar algunas ideas clave y de hacerme preguntas, aunque no comprenda del todo todos los conceptos.
Después de tres trimestres estudiando Filosofía en 2º de Bachillerato, me llevo conmigo un aprendizaje profundo que va más allá de los autores o las teorías. He mejorado a la hora de pensar críticamente, cuestionar lo que parece obvio y reflexionar sobre el sentido de mis acciones, decisiones y forma de vivir. La ética, especialmente la de Aristóteles y Kant, me ha ayudado a entender mejor mis valores y decisiones. Aunque este portafolio marca el final de una etapa, sé que la filosofía me seguirá acompañando, ayudándome a comprender la vida y a tomar decisiones más conscientes y justas.
Es una pena haber acabado el curso de manera tan rápida y corta, porque el tema que habíamos empezado estos días en clase, un tema relacionado con la política y la sociedad es, posiblemente junto a la ética, la parte que más me llama la atención de esta filosofía. Pese a haber hecho dos clases de este tema, puedo decir que las he disfrutado profundamente.
Sé que esta asignatura no hubiera impactado lo mismo en mí si el profesor hubiese sido otro, pero por suerte este año, de la mano de Andrés y de su pasión por la asignatura, puedo decir que he disfrutado el curso y que, en cierta parte, su amor por este tema se ha asentado en mi interior. Aunque considere que la filosofía puede llegar a ser muy desesperante porque esta no tiene nunca un final asegurado, la he disfrutado, en parte, gracias a quien nos la ha transmitido. Así que, dicho esto, muchas gracias a Andrés por su labor como profesor de filosofía, como tutor, pero sobre todo como persona y por el trato que hemos recibido todos de su parte.