En este segundo tercio del curso y en la segunda entrada de este cuaderno una de las incógnitas de la primera entrada sigue presente. Esta es ¿Qué es la realidad y cómo se puede acceder? Pero acompañada esta vez por una incógnita diferente ¿Qué nos hace humanos? Así que nuestro periplo filosófico continúa abarcando nuevos frentes.
Nuevos conocimientos adquiridos
Obviamente en este segundo tramo he adquirido algún nuevo conocimiento, pero aun así, siento que es muy pequeña la parte del nuevo conocimiento que puedo afirmar haber aprendido durante este segundo periodo del curso. Muchos términos, igual que las perspectivas dualistas sobre la realidad, como el ontológico o el cartesiano, al escucharlas resuenan en mi cabeza y me viene alguna vaga idea sobre ellas. Pero no puedo asegurar que he adquirido estos conocimientos porque, aunque sepa identificarlos y capaz explicarlos (quizás no de la manera más correcta), no sabría definirlos de manera total y menos explicárselo a alguien. Así que de cara al tiempo restante de curso, me comprometo a interiorizar las perspectivas dualistas sobre la realidad y partes del ser humano como podría ser la res extensa o el mundo suprasensible, entre otros muchos.
No obstante, tengo una serie de conocimiento ya asumido de la primera situación de aprendizaje y de una parte de la segunda.
Imagen que representa cualquiera de las visiones dualistas, divididas en 2 partes y cada una con sus respectivas luces y sombras.
Nuevas dudas en el camino
Durante este segundo trimestre me han surgido grandes dudas, pero la que más presencia ha tenido es: ¿Por qué siempre estamos dándole vueltas a las mismas teorías y de las mismas personas y cómo es posible que con la misma teoría se resuelvan diferentes incógnitas? Al terminar la segunda situación de aprendizaje y enfocarnos en resolver otro tipo de incógnita, observé que para resolver esta usaríamos, al menos en el principio, aquellos personajes y teorías que ya habíamos descubierto con la segunda situación de aprendizaje. Sentía que por mucho que avanzase el temario, la teoría que usábamos era la misma, incluyendo esta los mismos personajes y sus mismas teorías, como el dualismo antropológico de Platón o la perspectiva de Descartes. También una pregunta que me ha acudido a la mente de manera frecuente es ¿Por qué en los tiempos de Platón o Aristóteles ya se desarrollaban teorías de esa magnitud y si sería posible que una persona de la época contemporánea, sin tener ideas de figuras como ellos, sería capaz de desarrollar las mismas teorías, o serían diferentes? Siempre que oigo hablar de gente como Platón y Aristóteles me intento situar en sus respectivas épocas e intento buscar la razón o el porqué de la elaboración de sus teorías e incógnitas. Así que me sorprende que hoy en día la gente no se lo cuestione por tenerlo ya tan asumido o interiorizado y que gente hace casi 30 siglos ya se preguntase cuestiones de tremenda magnitud y que son también difíciles de responder.
Con este avance en la teoría del curso de segundo de bachillerato, he observado que la filosofía no deja de ser un interrogante constante condicionado por la época en la que vives y factores como tu entorno o la manera en la que te has criado.
A mí personalmente la investigación filosófica me parece una acción muy desesperante porque puede haber veces que piensas que ya has resuelto la incógnita, pero, después de mucho tiempo, la puedes retomar unos días después o alguien externo puede aportar nuevas ideas y ahí vuelves tú a una espiral ilusoria. Ésta se repite constantemente, buscando una respuesta a algo que no tiene respuesta y que, si la tiene, es efímera o situacional.
Baches y problemas en el camino
Como ya he mencionado antes, me he encontrado con que mucho del conocimiento que hemos ido aprendiendo y viendo en este tramo, yo no he sido capaz de interiorizarlo realmente como para ser capaz de explicarlo y poder dominarlo. Haciendo esta entrada he observado que he cambiado la manera de trabajar y almacenar la teoría. Así que puedo decir que el mayor bache de esta parte del camino ha sido confiar demasiado a la hora de asumir el conocimiento sobre nueva terminología y nuevos conceptos. Así pues, de cara al último fragmento del trayecto escolar, pretendo cambiar la manera en la que asumo e interiorizo el nuevo conocimiento, ya que he observado que realmente no domino ni la mitad de contenido que pensaba que manejaba a la perfección, es decir, conozco un poco de toda la terminología.
En un principio sentía que tenía el conocimiento perfectamente conservado y almacenado dentro de mi memoria, pero al hacer esta entrada en el cuaderno de filosofía, he observado que tengo una gran parte a medio terminar del espacio que consideraba lleno por el temario de la asignatura de filosofía en mi cabeza. Como si un gran agujero negro hubiera absorbido prácticamente todo el conocimiento y solo hubiese dejado los restos de toda la terminología que consideraba ya asumida.