1968

1968: The year that changed history

El departamento de inglés ha preparado un SITE titulado 1968: The year that changed History en el que ha recopilado una información muy interesante.

1968: Un año de guerra y agitación

El pasado 26 de mayo el programa de La Noche Temática de RTVE dedicó su programa a los acontecimientos acaecidos en 1968. Un documental que merece la pena revisar.

DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA e HISTORIA

1968: a revolution is born

por Alfonso Pérez Marqués

“Fue una brecha en la línea de flotación del orden social por la que se colaron valores, aspiraciones, ideas nuevas, que querían transformar profundamente nuestra civilización” (Edgar Morin)

1968 es un año mítico y el mayo francés su expresión más representativa pero 1968 fue mucho más que París y sus estudiantes. En primer lugar, porque las protestas empezaron mucho antes en otros lugares, como la Universidad de Berkeley (USA). En segundo lugar, porque las protestas continuaron en Belgrado, México, Praga, Berlín, Roma, … aunque es verdad que en Francia quedó más en evidencia el desbarajuste que se produjo cuando el mundo ordenado y próspero de los años cincuenta comenzó a resquebrajarse en los sesenta, cuando una nueva generación alcanzó la mayoría de edad y se dio cuenta de las incoherencias del Estado del Bienestar, de la doble moral de los dirigentes políticos y de las rigideces que se derivaban de los valores occidentales dominantes para sus expectativas de futuro.

Pronto proliferaron los movimientos de protesta, sobre todo en el ámbito estudiantil, y se conformó una nueva izquierda radical que aborrecía el estalinismo y defendía las propuestas maoístas (sin tener en cuenta lo que estaba ocurriendo en China desde 1966 con la Revolución Cultural, que consideraba enemigos a todos los disidentes y que los perseguía, ajusticiaba o castigaba con saña). Algunos grupos devinieron después en organizaciones terroristas como ETA en España, la Fracción del Ejército Rojo en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia.

Protestas estudiantiles hubo por todas partes en 1968, incluso en la Universidad de Zaragoza, aunque los objetivos que movilizaron a los jóvenes eran diferentes en cada país. En los USA, las protestas estudiantiles iban ligadas al pacifismo y al antimilitarismo frente a la guerra de Vietnam, así como a la defensa de los derechos civiles para las minorías, en especial para los negros. Tras los asesinatos de Martin Luther King, adalid de los derechos civiles, y Robert F. Kennedy, candidato demócrata a la presidencia y dispuesto a reconocer todos los derechos a las minorías, en el podio de los 200 m. lisos de los JJOO de México, John Carlos (oro) y Tommy Smith (bronce) alzaron el puño con el guante negro, distintivo del Black Power de los Panteras Negras, mientras sonaba el himno americano, universalizando su protesta a través de las cámaras de TV.

En España, los estudiantes universitarios encabezaron las protestas contra la dictadura de Franco reivindicando libertades y democracia. El régimen reprimió con dureza las protestas y las manifestaciones que se extendieron por todo el país, cerrando facultades y universidades, disparando, golpeando y encarcelando a los estudiantes. A su vez, ETA inició su carrera de asesinatos: el 7 de junio es asesinado el guardia civil Pardines, el 2 de agosto, el comisario Manzanas.

En México, los estudiantes y los profesores querían autonomía universitaria, democratizar el régimen existente y atender las necesidades sociales más apremiantes de sus compatriotas. El movimiento acabó con la masacre de Tlatelolco el 2 de octubre: casi un centenar de muertos, cientos de heridos y miles de detenidos cuando las fuerzas del orden, el ejército y los paramilitares dispararon contra la multitud concentrada en la Plaza de las Tres Culturas de México D.F.

En Yugoslavia, las protestas estudiantiles de Belgrado iban contra el aburguesamiento de Tito y sus colaboradores que, aunque aceptaron las críticas, acabaron con los líderes estudiantiles en la cárcel.

En la “Primavera de Praga”, los checoslovacos cuestionaron el régimen autoritario, antidemocrático e intervencionista de la URSS y plantearon reformas políticas, impulsando un “socialismo de rostro humano”. El desencanto de la izquierda en relación con el mito del paraíso comunista se había consolidado entre las generaciones más jóvenes. Con estos planes acabaron los tanques del Pacto de Varsovia el 20 de agosto.

En Francia, los estudiantes universitarios luchaban contra el régimen paternalista y autoritario de De Gaulle y criticaban las consecuencias de las guerras coloniales y la descolonización (Vietnam y Argelia). Reclamaban residencias mixtas y nuevos métodos pedagógicos, y adoptaron posiciones antimilitaristas, contraculturales y críticas con el orden social capitalista vigente. Sin duda, fueron los más creativos en sus formas de protesta. Lemas como “La imaginación al poder”, “Prohibido prohibir” y “Seamos realistas, pidamos lo imposible” llevaron a estos jóvenes a acercarse al poder, que no derribaron pero que abrieron la puerta a nuevas ideas y movimientos que llegan hasta hoy. Sus protestas, sus barricadas, sus eslóganes en las paredes, “sus carteles como espacio para el discurso visual en el que se plasmaba la agitación social” (Alicia Pascual) y la brutal represión de las mismas por las fuerzas del orden, les permitieron confluir en una huelga general obrera que paralizó Francia a mediados de mayo. Al final, los estudiantes y los obreros fueron derrotados por el conservadurismo reinante encarnado por De Gaulle. Resultó que “bajo los adoquines no estaba la playa” pero la utopía social seguía siendo posible.

Se consideran los años sesenta como el inicio del pacifismo, el antimilitarismo, el ecologismo, el feminismo, la contracultura, el “flower power” de los hippies, el antinuclearismo,..., en suma, “el principio de todos los nuevos movimientos sociales, que buscaban y buscan una verdadera democracia en la que tuviera y tenga más protagonismo la sociedad civil a través de diferentes formas asociativas horizontales, superando las formas tradicionales de partidos y sindicatos” (Julián Casanova). Además, “liberación personal y social iban de la mano y la forma más directa de atacar el poder, las leyes y las normas paternas eran el sexo y las drogas” (Eric Hobsbawn), tal y como se plasmaba en las paredes de París: “Cuando pienso en la revolución, me entran ganas de hacer el amor”.

por Alfonso Pérez Marques, jefe del Departamento de Geografía e Historia del IES J.M. Blecua

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