El alumnado de 3º ESO se ha reencarnado en Don Juan Manuel y ha ampliado la colección de 51 cuentos de El conde Lucanor.
¡Nunca estuvo tan actual la prosa medieval!
¡Disfruten!
DE LO QUE SUCEDIÓ A UN NIÑO CON UN LOBO
La condesa Daniela lloraba desconsoladamente en su habitación cuando su amiga Patronia entró. Daniela vio la maravillosa oportunidad de desahogarse frente a su amiga.
- Patronia, amiga mía, he hecho algo de lo que estoy muy arrepentida. Llevo un par de días en los que engaño a mis profesores diciéndoles que me encontraba mal para que me dejasen ir a casa, simplemente porque no tenía ganas de dar clase y, hoy, que sí que he estado realmente enferma, no me dan dejado marchar porque no me han creído. Ahora mismo me siento muy arrepentida, ya que he perdido la confianza de mis profesores y no sé cómo recuperarla, ¿me podrías ayudar a resolver este problema tan fastidioso para mí?
- Con mucho gusto- dijo Patronia-, te voy a contar un magnífico cuento en el que sucede una situación similar para que te ayude a reflexionar y aprendas de tus errores.
La condesa le rogó que le contase lo que había ocurrido.
- Señora condesa Daniela- dijo Patronia-, érase una vez un pequeño y humilde pueblo de campesinos que se situaba en medio de una gran pradera con un gran bosque al lado. Los pastores de la zona siempre andaban con el temor de que viniese el lobo, que habitaba en el bosque, y se comiera todos sus rebaños. Un día, un niño que se encargaba de vigilar los rebaños fue corriendo hacia los pastores gritando: ¡Que viene el lobo! ¡Qué viene el lobo!, y los pastores asustados acudieron a la zona donde se encontraban los rebaños. Cuando llegaron, se dieron cuenta de que el niño les había gastado una broma y, que en realidad, no había ningún lobo. Al día siguiente volvió a pasar lo mismo, pero al tercer día, cuando el niño avisó a los pastores, ellos ya no lo creyeron y el niño se vio en un gran problema porque ese día sí que era cierto que había ido el lobo. Al final el lobo se comió al niño y al rebaño.
- Amiga mía- dijo Patronia-, acepta que ahora mismo no te vas a ganar la confianza de tus profesores de un día para otro, pero si de ahora en adelante no engañas más a tus profesores, con el tiempo y mucha paciencia volverán a confiar en ti.
La condesa lo vio bien y pensó que era un buen consejo, obró según él y le resultó de gran provecho.
Y viendo don Juan que el cuento era muy útil, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos:
Para su confianza recuperar
tiempo y paciencia es lo que tendrás que emplear.
Daniela Ruiz, 3ºD
DE LO QUE SUCEDIÓ A UNA NIÑA CON SU MADRE
La condesa Valeria se encontraba con Patronia, su amiga y consejera:
-Patronia, le pregunté a mi madre si a partir de ahora, podía coger un atajo para ir al colegio, pero desgraciadamente me dijo que no, que esa parte del camino era muy peligrosa y que fuese por el camino habitual. Yo le digo que no ocurrirá nada, pero insiste. Como eres de buena confianza, te suplico que me digas tu opinión sobre lo que debería hacer en este caso.
-Señora condesa Valeria para que siga mi consejo, me gustaría que supiera lo que le pasó a una niña que no tomó en cuenta la opinión de su madre:
La condesa le rogó que le contase lo que le sucedió a aquella niña.
-Señora condesa-empezó a narrar Patronia-, había una niña que tenía que ir a la casa de su abuela y podía ir por dos caminos, pero su madre le aconsejó que fuese por el camino más largo, porque el camino más corto era peligroso. La niña ignoró a su madre y tomó el camino corto, un gran error cometió, ya que allí encontró a un lobo y se la comió.
La condesa lo vio bien y pensó que era un buen consejo, obró según él y le resultó de gran provecho.
Y viendo don Juan que el cuento era muy útil, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos:
Como las madres son de corazón
Nunca cuestiones su razón
Valeria Reina Rodríguez, 3ºD
DE LO QUE SUCEDIÓ A UN AMIGO CON UNA AMIGA
La condesa Paula estaba ocupada mirando la hermosa cristalera de su mansión, desde la cual solo se podía ver el cielo nocturno, estrellado y la inmensa luna llena. Su muy querido amigo Patronio apareció y, al notar su preocupación le preguntó- ¿Qué le sucede condesa?, la noto preocupada-, a lo que la condesa respondió- Un mal día, nada más. Pero al ver la mirada inquisitiva de su amigo y confidente, suspiró y con sinceridad dijo-tengo un problema, Patronio. Tengo una amiga llamada Azucena, la cual es más rápida que yo en todo, ya sea estudiar, acabar un examen, memorizar cosas, etc y yo soy todo lo contrario. ¿Qué debo hacer, Patronio?
Patronio se apiadó de ella y le sonrió contestándole- Le voy a contar una historia para que pueda entender el consejo-, y, ante la mirada curiosa y confusa de la joven empezó a relatar.
- Érase una vez en un pueblo cercano, hubo un niño que, al igual que usted, tenía ese mismo problema: necesitaba mucho tiempo para que las cosas le pudieran salir bien y, como usted, tenía su contraparte: una joven que en todo era buena. Entonces, aquella señorita le propuso una competición. Consistía en a ver quién hacía las tareas de una semana más rápidamente. Durante veinticuatro horas que tenía para hacerlas, el joven las estuvo haciendo sin parar y sin distracciones, por lo que sin darse cuenta pronto las había acabado a tiempo. Mientras tanto, la joven se había entretenido, ya que ella solía tardar menos tiempo. Cuando se dio cuenta que quedaban menos de veinte minutos para terminar el plazo acordado, no había terminado ni la mitad de lo exigido, por lo que quien acabó mal fue la joven.
Acabando de hablar, miró a su amiga, la cual pensaba en lo dicho. La condesa lo vio bien y pensó que era un buen consejo y obró según él.
Y viendo doña Paula que el consejo era muy útil mandó escribirlo en este libro y creó estos versos:
Es mejor hacer las cosas constantes, pero lentas
Que rápidas y con distracciones
Paula Díaz Molina, 3ºD
DE LO QUE ACONTECIÓ A UNOS CERDITOS CON SUS CASAS
Cuando la condesa llegó a casa del instituto fue a hablar con Patronio porque había ocurrido una cosa recientemente que la atormentaba todo el tiempo.
-Patronio- lo llamó-, tengo un problema y es que mis amigas están quedando día sí, día también. Según ellas ya han hecho todos los trabajos y proyectos del instituto, pero a mí eso me parece imposible, ya que una sola cosa a mí me cuesta mucho esfuerzo y trabajo. No sé si el problema lo tienen ellas por no esforzarse o yo por esforzarme demasiado.
- A ver- dijo Patronio-, para que veas tu problema de una forma más clara y objetiva, te voy a contar un cuento.
- Había una vez tres cerditos que iban a hacerse una casa cada uno para tener un techo y vivir bien. El primer cerdito hizo una casa de paja, el segundo de madera y el tercero de ladrillos. El primer cerdito y el segundo acabaron muy temprano puesto que no se complicaron e hicieron sus casas con materiales pobres y poco resistentes; el tercero, en cambio, hizo una resistente casa de ladrillos, esforzándose y trabajando mucho. Al final, vino un lobo y derribó la casa de los primeros cerditos, sin embargo, no derribó la del tercero porque estaba muy bien hecha. Por eso, condesa, le recomiendo seguir trabajando duro porque, a la larga, verá que merece la pena. La condesa lo vio bien y pensó que era un buen consejo, obró según él y le resultó de gran provecho.
Y viendo doña Marta que el cuento era muy útil, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos:
Cuando un quehacer tengas que tratar,
No seas vago y ponte a trabajar
Marta García Carpio, 3ºA