Comenzamos por su origen

Antes de empezar a profundizar sobre las “Pedagogías Ágiles” sería interesante conocer y explorar un poco sobre algunos conceptos que vienen del mundo empresarial como “agilismo” o “agilidad” de los que parte esta pedagogía. Estos conceptos se pueden considerar como motivo de cambio en las diferentes empresas, ya que todas quieren ser “ágiles”.

¿Por qué el “agilismo” o “agilidad”? Porque el mundo laboral ha cambiado y ya no se siguen los mismos procesos que antes tan rígidos y formales, ya que no funcionan en la actualidad debido a que los tiempos de trabajo son más rápidos y exigentes, la proliferación de la tecnología, la introducción al mundo profesional de nuevas generaciones, los nuevos modelos de negocio, al requerimiento de una mayor productividad, un ritmo de vida mucho más frenético, etc. por lo que se ha llegado a la necesidad de “agilizar” los procesos.

De esta manera nacieron los conceptos de “agilismo” y “agilidad”, por los años 90 y a principios del 2000, concretamente en el mundo de la ingeniería de software, junto con las “metodologías ágiles” diseñadas concretamente para aligerar los procesos y facilitar una producción más eficaz. Actualmente se ha extendido a otras industrias.

El concepto “agilismo” (o agile) en las empresas es un concepto que está asociado a cambios en las maneras de crear, hacer y mostrar resultados, es decir, es una manera diferente para hacer las cosas que requieren rapidez y flexibilidad.

En el 2001, 17 expertos en gestión de proyectos y desarrollo de software lanzaron el manifiesto agile donde definieron 12 principios (https://agilemanifesto.org/iso/es/principles.html)

Partiendo de los principios del manifiesto se diseñaron diferentes metodologías, herramientas o estrategias para que los procesos fueran más ágiles y eficaces. Algunas de ellas son: scrum, lean, kanban, sprint, … Estas metodologías, herramientas o estrategias permiten conseguir diferentes objetivos como por ejemplo autoorganización, acortar tiempos, trabajar en grupos en pequeños tiempos, entregar resultados susceptibles de mejora continua, …

En el “agilismo” es necesario la incorporación de nuevos modelos de liderazgo, para que realmente los líderes sean facilitadores del trabajo de los equipos para que sean autónomos, autoorganizados y responsables para conseguir los objetivos y además consiga los valores básicos de la metodología ágil: transparencia, colaboración, libertad y responsabilidad.

La filosofía de “agilismo” permite continuamente valoraciones, ajustes y mejoras en el desarrollo del trabajo, lo cual genera un gran valor para los usuarios o clientes.