LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
PRIMER PREMIO
Recuerdo el reloj marcando las dos y cuarto de la mañana. También, sentir un sabor a óxido en la boca. Una punzada de miedo, y mi cuerpo cambiando.
Percibía su calmada respiración en mi cuello. Mi alterada pulsación iba sincronizada con la voz del tic-tac. -Pasa rápido- susurré para mis adentros. De pronto, mi boca se sintió seca, por lo que tuve que tragar sonoramente. Maldecí por aquello.
Pasó justo a mi lado, sin mirarme siquiera. Rozó su hombro con el mío. Mis músculos se tensaron al ver un objeto relucir en su cintura. Un cuchillo.
Después escuché gritos ahogados e inútiles súplicas. Era hora de la cacería.
Empapado en sudor, me desperté sobresaltado. El reloj marcaba las dos de la madrugada. Supe lo que ocurriría a continuación.
Lorena Gómez López 3ºC
EL SUEÑO
Estaba enfrente de mí, caminando lentamente hacia donde me encontraba. Intentaba moverme pero no podía. Intentaba gritar pero mi voz no salía. Sus inquietantes grandes y brillantes ojos no apartaban su mirada de la mía. Mi respiración empezó a descontrolarse, al igual que la desesperación por salir de allí. Seguía avanzando sin descanso hasta mi posición. Dirigía mis ojos a algo en lo que poder refugiarme del miedo que infundía su mirada en mi alma. Llegó a mis pies y se colocó encima de mí. Entonces y solo entonces con su rostro a pocos centímetros del mío y a punto de desfallecer, desperté.
Natalia Silvero Núñez, 1ºBACH CCSS
CATARSIS
Basta. No puedo más. Mis manos tiemblan. No puedo respirar. Las lágrimas me están asfixiando. Él me está matando. El jadeo se escapa de entre mis labios, resonando en cada rincón de aquel diminuto baño.
Mis extremidades pesan. Mis brazos se han adormecido. Mi cuerpo no responde a mis demandas. Siento frío. Un frío abrasador correteando por mi columna vertebral. Carmín. Estoy encima de un charco de sangre. Mi sangre. Carmín. Rojo carmín. Húmeda, tibia, espesa, bajando por mis muñecas a una velocidad abrumadora. Mis ojos amenazan con cerrarse.
Siento que floto, igual que una pluma controlada por el viento. Estoy perdiendo la consciencia. Creo que voy a morir.
¡No quiero morir!
Veo un rostro familiar, dice mi nombre con angustia. Quiero responder, pero no siento nada, no puedo moverme.
Entonces escucho una voz un poco distorsionada, diferente, que dice que me vaya con él. Me lo repite una y otra vez. Mi alma y mi cuerpo ya no están conectados, no puedo resistirme, es entonces, y solo entonces, que decido irme con él...
Cristina Ponciano Maya 1ºBach. CCSS
Si hubiera sabido que no podría moverme, respirar, ni hablar, hubiera elegido la incineración.
Javier Pasalodos Alegre 4ºB
Cuando creí haber despertado de aquella pesadilla, una voz susurrante seguía hablando tras aquella pared ensangrentada.
Paula Solís Pámpano 4ºB
Moriría por ti
La sonrisa que ella mantenía en su rostro me llenaba de felicidad, eso era lo único que quería ver, su risa escandalosa y mirada fija en sus movimientos sobre mí. Su manera de mostrar amor me estremecía, aunque tal vez era por causa del frío que sentía por mis extremidades. Era incapaz de expresarme de algún modo, de decirle lo mucho que siempre la necesitaba a mi lado. Pero nunca pensé que cuando le dije “moriría por ti”, acabaría siendo en sus manos.
Paula Morato Ureña 4ºA
ÉL
En mitad de la medianoche escucharás sus pisadas aproximarse. Abrirá tu puerta y la cerrará susurrando muy levemente el día de tu muerte. Te observará con una amplia sonrisa en un silencio aterrador. Abrirás tus ojos, pero será demasiado tarde. Él está justo encima de ti.
Arantza Silvero Núñez 3ºB
EL ESPEJO
Entré en casa empapada por la lluvia. Dentro estaba todo descolocado y hacía un frío helador. Al mirar por la habitación, note que algo me observaba desde el espejo, sus ojos ensangrentados y silueta deformada se acercaban lentamente.
Mi mano rozó la suya, sonreí maliciosamente y corrí en busca de mi próxima víctima. Mi cuerpo quedó atrapado en el espejo y mi espíritu comenzó a vagar por las calles sediento de sangre.
Carla Ortega Chaparro 3ºB
LA NANA
Cuando yo era pequeña, solía dormirme con una nana que mi madre me cantaba. Con el paso del tiempo me aprendí esa bonita nana y, cuando mi sobrino se quedó a dormir en mi casa, le canté esa misma canción hasta que se quedó dormido.
Al finalizar, mi madre me preguntó dónde había aprendido esa bonita canción. Ahí me di cuenta de que la mujer que entraba todas las noches en mi cuarto no era mi madre.
Paula Torres Morera 3ºA
LA VOZ OSCURA
Escalofríos por todo el cuerpo, cada vez que aquella voz decía de pasada que no tuviese miedo al miedo, que no todo lo que veía era un sueño, que en realidad aquella sombra que sentía el asesino, existía.
Existía tanto que su mente perturbada seguiría así hasta que le devolviese la vida que un día le quitó.
Aquella voz dijo: “No le tengas miedo al miedo, tarde o temprano, formarás parte de los nuestros”.
Lara Cantero López 3ºC
De repente sonó el teléfono, la luz de la casa se fue y los golpes de la ventana se hacían más fuertes. Las pisadas que todas las noches escuchaba en la planta de arriba se acentuaron. Alguien bajaba las escaleras, la temperatura de la casa bajó repentinamente, lo podía percibir en mi aliento helado. Ha pasado tiempo y aún no me acostumbro a esta vida tan etérea, ni yo ni mis hermanos. No creo que mi padre nos eche de menos después de lo sucedido, y menos desde que nos hizo desaparecer aquella noche tan sangrienta.
Candela Pérez Morro 2ºA
Y de repente, en medio del silencio de la noche, sonaron cuatro campanadas en el reloj de pared... Fue entonces cuando recordé que lleva estropeado más de veinte años.
Sergio Piris Márquez 2º A
LA PELÍCULA DE MIEDO
Anoche no había nada que me gustase en la tele. Así que decidí ver la película de miedo que trataba de espíritus. Pero, la película no fue la que vi en televisión, sino la que viví en mi propia casa.
Acabé atemorizada, aunque, para ser sincera, no sé si ni de qué iba la película, Nada más encender la televisión la puerta empezó a moverse, los muebles, el sofá, todo se movía y se escuchaba una voz siniestra reírse. No sé por qué ocurrió aquel suceso, pero mi casa parecía encantada, como si hubiesen hecho algún conjuro en ella.
Me quedé bloqueada, sin saber qué hacer ante tal situación. Menos mal que al rato se me ocurrió llamar a mi amiga para no sentirme sola.
Claudia de la Mota Marqués 1º C
Leonor se volvió a mudar a otra casa porque a su madre le gustaba la restauración. La primera noche que estaban en la casa la madre le dejó una luz encendida para que no tuviera miedo. Los primeros días dormía muy poco porque se escuchaba mucho ruido de las ventanas y el parque.
Pasaron los días y ella ya se estaba acostumbrando, hasta que un día, un fuerte ruido la despertó. Las ventanas se abrieron, la luz no se encendía y ella fue a buscar a su madre. Justo en ese momento, un relámpago iluminó el pasillo y vio a un niño de su estatutura. La madre y ella salieron corriendo de la casa.
Al día siguiente volvieron y en la habitación de Leonor había un mechón y la palabra “FUERA”.
Al final, la familia se mudó. Leonor empezó a ir a una nueva escuela y un día su profesora repartió un periódico en el que aparecía el niño que ella había visto en una noticia. El titular decía: “aparece muerto un menor en extrañas circunstancias”.
Andrés Silva Rollano