La metodología Pikler tiene su origen en Emmi Pikler, una pediatra austríaca de finales de 1940, que, gracias a su trabajo con menores en acogida, realizó grandes avances en la relación entre el movimiento, el apego seguro y la autonomía en la infancia.
Estos principios se han integrado en diversas prácticas educativas y de crianza infantil en todo el mundo, ya que se considera que contribuyen al bienestar y desarrollo integral de los niños y niñas. La metodología Pikler sigue siendo relevante para aquellos interesados en proporcionar un cuidado infantil respetuoso y centrado en las necesidades individuales de cada niño.
La pedagogía Pikler se basa en los siguientes principios.
La actividad autónoma y el libre movimiento son esenciales en el desarrollo infantil, ya que sientan las bases del desarrollo cognitivo a través de la experimentación, además de desarrollar la creatividad y ser una fuente de satisfacción.
El método Pikler proporciona circunstancias adecuadas para que puedan describir el placer que les aporta su propia actividad espontánea.
Estas circunstancias adecuadas son espacios adaptados para que los niños y niñas puedan jugar libremente y estimularse.
Un espacio amplio y despejado, que incluya objetos con los que puedan interactuar y que estén dentro de los intereses y necesidades evolutivas de la infancia a nivel individual.
Este principio se basa en limitar el número de personas que se ocupa de un grupo de niños y niñas para ntizar la continuidad de la presencia de la educador/a durante toda la estancia de la infancia en el centro.
De esta forma, el personal se implica en una relación con una vinculación afectiva real, además de dar una atención individualizada durante las actividades cotidianas de cuidados.
El vínculo seguro que se crea en estos casos proporciona un apego seguro a la infancia que les permite disfrutar de la actividad libre de forma segura y satisfactoria.
Es decir, saber que tienen figuras de referencia estables les proporcionará mayor autonomía de juego y desarrollo al no tener el miedo al abandono en cada uno de sus pasos.
Una relación basada en el respeto a los pequeños y a sus ritmos y necesidades, que no imponga las cosas, sino que haga que fluyan.
3. La importancia de la salud física y el juego
La salud también implica cuidados emocionales y atención individualizada, por tanto se considera que un niño o una niña enferma necesita no sólo cuidados médicos, sino también cuidados más atentos de su educadora además del apoyo de su entorno (en este caso, el grupo-clase).
Así, el cuidado de la salud es el cuidado emocional de la infancia desde la empatía no solo desde la visión adulta sino también desde la perspectiva de los iguales.
Los beneficios de la metodología Pikler son:
Desarrollo psicomotriz correcto y seguro. Mejor equilibrio y adopción de posturas corporales más naturales y saludables.
Autoconocimiento de su cuerpo y de sus posibilidades y limitaciones que hace que se caigan menos y tengan menos accidentes.
Fomento de la seguridad en sí mismos y la autoconfianza. Personalidades más armónicas. Los niños crecen y evolucionan a su ritmo y dan los pasos evolutivos cuando están preparados para ello, sin frustrarse por no poder hacer aquello que se les exige.
Desarrollo de la creatividad al permitirles jugar en libertad, sin normas ni exigencias.
Relación de la metodología Pikler con la sostenibilidad:
Fomenta el respeto por el medioambiente ya que permite que los niños exploren la naturaleza estando en contacto con ella de manera libre y respetuosa y participen en actividades al aire libre, fomentando una conexión con el entorno y contribuyendo a la conciencia ambiental y el respeto por la sostenibilidad desde una edad temprana.
Relación de la metodología Pikler con la salud mental:
Tiene una relación indirecta pero significativa ya que el enfoque en el cuidado respetuoso puede tener efectos positivos en el bienestar emocional del niño/a y del cuidador/a. Al promover el respeto por la individualidad y el ritmo del bebé puede beneficiar a reducir el estrés y la ansiedad de las dos partes. Al fomentar el desarrollo natural y autonomía del niño/a, puede ayudar a una tener una mayor confianza en si mismo y una percepción mas positiva de su entorno, lo que beneficia a la salud mental.