Una vez que se conoce el plan de empresa y su posible viabilidad técnica y económica, hay que definir cuál de las formas jurídicas existentes se elige para su creación y explicar las razones de dicha elección.
No existe una forma jurídica mejor o peor, sino que cada forma jurídica tiene una variedad de aspectos legales que influyen tanto en los trámites de creación como en las posibles consecuencias si se dan ciertas circunstancias. Por tanto, no hay regla exacta que se pueda aplicar para escoger la forma jurídica apropiada. Ahora bien, hay que tener en cuenta esa variedad de aspectos que influyen y cuyo estudio puede ayudar a elegir la forma jurídica más conveniente.
A la hora de elegir la forma jurídica, es recomendable seguir un proceso adecuado como puede ser el siguiente:
Establecer objetivos, necesidades y circunstancias.
Analizar las ventajas e inconvenientes de cada forma jurídica.
Rechazar las opciones imposibles.
Entre las posibles, indagar la más adecuada.
Elección de la forma jurídica y justificación
Tras estudiar 4 diferentes formas jurídicas, estudiando su responsabilidad, capital social mínimo, número de socios mínimos, relaciones interpersonales y su fiscalidad, hemos optado por el que vemos más factible para la consecución de nuestro proyecto.
La cual se trata de la forma jurídica de la sociedad anónima laboral (SAL), ya que es una buena opción porque los trabajadores son los principales dueños y les permite tener una estabilidad labora. También les permite tener al menos un 51% del capital en sus manos.
Los trabajadores dueños tienen más interés en que la empresa funcione correctamente por lo tanto tienen mayor compromiso y estabilidad en la misma.
Los socios solo responden con el dinero aportado por lo cual no tienen que hacer uso de su dinero personal, lo que es también una gran ventaja.
Y hay bonificaciones en la seguridad social con posibles subvenciones en un futuro.