Las hembras eran más grandes para poder albergar los huevos hasta depositarlos en zonas menos profundas. Las crías, al nacer, se alimentaban de plancton. Se desplazaban por propulsión a chorro. Todos debían flotar y nadar. Por el día, se encontraban a profundidades de 1800 m y por la noche, se elevaban hacia los arrecifes de coral para alimentarse de crustáceos.