TEMÁTICA

Inteligencia Emocional y Crianza

“Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil”.

Aristóteles, Ética a Nicómaco

 

Desde el marco del proyecto Enclave C3 actualmente en ejecución, se viene abordando en las escuelas de familia, temas orientados a las pautas de crianza. No obstante, ha sido necesario realizar un abordaje que permita entrelazar el manejo de las emociones y su directa relación con la crianza. Pero ¿para qué son las emociones?, ¿por qué es importante educar a los niños, niñas y adolescentes en el manejo de estas?. Tales preguntas, han permitido suscitar interrogantes frente a la forma en como cada ser humano expresa sus emociones ante eventos que generan incomodidad, disgusto, tristeza, entre otros, representando la familia, el ejemplo a seguir para quienes habitan allí.

La inteligencia emocional, juega un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de la personalidad del sujeto, considerándola como la capacidad de percibir, valorar y expresar emociones propias, desde las cuales actuar de forma consecuente, se va transformando de acuerdo al contexto en el que vive cada ser humano. Otra definición “Es la capacidad para reconocer los sentimientos propios y los de los demás, motivarnos a nosotros mismos, para manejar acertadamente las emociones, tanto en nosotros mismos como en nuestras relaciones humanas” (Daniel Goleman).

Al interior de la Institución Educativa, se comprende que la mayoría de personas, toman decisiones a partir de las emociones. Estas pueden influir significativamente en el desenlace de historias cargadas de tristeza, o enojo y en otros casos, sanciones por actuar de maneras poco efectivas con su grupo de pares o personas que representan autoridad. Pero, ¿Qué emociones hay detrás de una forma violenta de responder ante cualquier situación que se presenta en la cotidianidad?.

Las madres y padres, han coincidido que, en repetidas ocasiones, los niños, niñas y/o adolescentes, se encuentran expuestos ante situaciones familiares donde predomina la discordia, considerando que tales comportamientos, pueden ser “aprendidos” a lo que cada uno de ellos observa en casa. No obstante, es preciso mencionar, que aquellos comportamientos emocionales, también se adhieren a respuestas fisiológicas ante una situación dada (sea esta real o imaginada); por lo tanto, es el lugar en donde lo biológico y lo cultural entran en contacto, donde una alteración físico- psicológica adquiere un nombre y se convierte en amor, deseo, miedo o enfermedad según los códigos culturales en donde habita cada persona.

Según esto, se puede comprender que, las diversas formas de reaccionar especialmente en la población estudiantil, no se encuentra demarcada solo por observar comportamientos en casa, ya que incide también, el ciclo vital en el que se encuentran, las construcciones propias frente a lo que está bien y está mal, a las reacciones frente a demandas y solicitudes por su grupo de pares, y los diferentes entornos en los que se desenvuelven, coadyuvan a que los comportamientos estén demarcados en conductas favorables o violentas que promueven y transgreden la norma.

Cabe preguntarse, a pesar de todos los factores a los que se encuentran expuestos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes ¿se puede aprender a tener la capacidad para tomar decisiones basadas en la inteligencia emocional?.

Distintos autores, mencionan que, “el conocimiento de las propias emociones, entendidas como capacidad de reconocer los sentimientos cuando aparecen, implica una introspección o introvisión psicológica eficaz para comprenderse a uno mismo. No se trata solo de mirarse dentro sino de reconocer los sentimientos reales que debemos atender para nuestro bienestar” (Robert K Cooper).

Basados en las respuestas que proporcionan diferentes autores al respecto, la inteligencia emocional se convierte en el punto clave que promueve a que las relaciones e interacciones se realicen con éxito y además resulten beneficiosas para todas las partes involucradas, aminorando la presencia del estrés y aspectos negativos como la ansiedad, la ira y la depresión, contribuyendo esto, a estilos de vida y entornos más saludables tanto para sí mismo, como para aquellos que lo rodean.

 

Referencias

Bach E, Forés A. La asertividad: para gente extraordinaria. Barcelona: Plataforma Editorial; 2008

Goleman D, Lantieri L. Inteligencia emocional infantil y juvenil. Madrid: Aguilar; 2009.

Revista Asoc. Esp. Neuropsiq. La cuestión de la Inteligencia Emocional. vol.35 no.128 Madrid oct./dic. 2015


EL TRABAJO EN RED: Un reto para los procesos sociales

"Fuimos entretejiendo complicidades y haciendo nudos con nuestras fortalezas, al punto que, sin darnos cuenta o diría, casi sin proponérnoslo, llegamos a tejer la Red ... como espacio de encuentro, trabajo conjunto y proyección estratégica "

Oscar Jara Halliday

Cuando tratamos de entender que es el trabajo en red en las proyectos y programas sociales, nos vemos enfrentados a la necesidad de analizar con cuidado, los diferentes elementos que este concepto incluye: TRABAJO – EN - RED.

Entre los muchos significados que la Real Academia de la lengua – RAE-, da a la palabra TRABAJAR, se destaca el siguiente: “Intentar conseguir algo, generalmente con esfuerzo”, lo cual nos permite intuir que cuando se trabaja se cuenta con un objetivo, que requiere energía, tiempo, dedicación y perseverancia entre muchas otras acciones que permitan avanzar en su consecución.

Por su parte la RAE precisa que la preposición EN “denota en qué lugar, tiempo o modo se realiza lo expresado por el verbo”, por lo que, en este contexto, acompañado de la palabra “trabajar”, da cuenta de la forma que se alcanzará el objetivo.

Para definir la palabra RED es necesario tener en cuenta que hace relación a un “conjunto de elementos organizados para determinado fin. Para efectos de los programas y proyectos sociales, se refieren a personas, organizaciones, entidades, programas y proyectos, entre otros, que cuentan con objetivos en común o logran ponerse de acuerdo para alinear sus fines.

De esta manera, el “trabajo en red” da cuenta de cómo se busca lograr la consecución de un objetivo a través de la articulación de un grupo diverso de personas jurídicas y/o naturales, que logran identificar fines comunes que les permita aunar esfuerzos, sumar recursos y multiplicar su potencial en la búsqueda de brindar a la comunidad la mejor intervención, de acuerdo con sus necesidades.

Este proceso de articulación ayuda a contextualizar y dar sentido a las acciones, reconociendo a la comunidad como una organización multifactorial que permite a  la “red” llegar a las personas con procesos de atención integral, en los que cada uno de los miembros de la “red” aporta su potencial de manera coordinada al servicio del cumplimiento del objetivo, disminuyendo la posibilidad de redundancias en la intervención, así como la sobre oferta que genera percepción de “cansancio” por en las comunidades. Además, las sinergias creadas permiten aprovechar los recursos disponibles y brindan la posibilidad de diversificar la atención. Es así como el “trabajo en red” se convierte en “una forma de hacer las cosas, que supone ir tejiendo relaciones, aprendizajes, complicidades, avanzando de nudo en nudo hasta tener constituido un espacio común, abierto y diversificado, en el que se puedan ir sumando nuevas iniciativas, propuestas y empeños”, tal como lo plantea Oscar Jara Halliday.

Desde el proyecto Enclave se ha venido apostado por “el fortalecimiento de alianzas estratégicas con entes de la Administración Municipal y organizaciones que trabajan en pro de la población desplazada y en propuestas de inserción socio laboral para el apoyo y articulación al proyecto”. Todo esto como una posibilidad de que los diferentes actores participen y acompañen el proyecto, favoreciendo la sostenibilidad en el tiempo de los diferentes procesos que se realizan, facilitando el acercamiento de procesos estatales al territorio y por ende a la comunidad que allí habita.

En esta apuesta por el proceso de “trabajo en red” se ha venido estableciendo contactos telefónicos, reuniones presenciales, convenios entre las partes y gestionado espacio de participación en las diferentes mesas de trabajo existentes en la comuna. También se ha logrado crear vínculos, con entidades, proyectos y programas, favoreciendo la puesta en marcha de acciones conjuntas, el acercamiento de ofertas, la asignación de cupos e incluso de procesos completos para la población atendida. Estos vínculos trascienden el cumplimiento de acuerdo formales y generan sincronías de personas apasionadas y comprometidas con los procesos.

Entre las entidades y espacios de participación con las que hemos adelantado gestión para la articulación se encuentran:

Sapiencia, con quien se adelantó gestión para incluir jóvenes egresado a su proceso de selección. 

La Mesa de salud mental de la comuna 3 – MSMC3-, con quienes se vienen identificando problemáticas de consumo problemático a nivel local.

Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito de Ciencia Tecnología e Innovación - Medellín con los Centros del Valle del Software y la Oficina Pública de Empleo con quien se cuanta, con la posibilidad de formación en la ruta de empleabilidad para jóvenes. 

Secretaria de Mujeres de Medellín con quien se participa como socio implementador del proyecto "Generación de Espacios Seguros para las mujeres", participado del comité técnico asesor, de reuniones de planeación y se han adelanto acciones de acompañamiento en territorio. Con el “Componente de Fortalecimiento Organizativo y Construcción de Paz” de esta misma Secretaría, se realizó la invitación a mujeres del territorio a participar del Proceso Formativo “¡Mujeres es el Tiempo de Incidir!” y se viene gestionando el desarrollo de un grupo de mujeres para el ciclo de los talleres de paz. Además, esta subsecretaría brindó apoyo en la realización del webinar: “Políticas Pública para la Igualdad de Género de las Mujeres Urbanas y Rurales de Medellín: ¿Cómo transversalizar en territorio?”.

Corporación Volver a la Gente con quien se busca que la comunidad atendida por Enclave C3, pueda acceder a las rutas en empleabilidad que ofrecen desde su proyecto "Construye Paz - Emplea Más", donde brindan formación en competencia blandas, formación Sena, intermediación laboral y acompañamiento antes, durante y después de la consecución del empleo.

SENNOVA del Servicio Nacional de Aprendizaje, quien brindo formación en diseño e innovación a un grupo de emprendedoras dedicadas al tema de la moda y la confección.

Mesa de Articulación Estratégica - MAE de la que hacen parte la Secretaría de Juventud de Medellín en la Cabeza y SATMED Sistema de Alertas Tempranas y la Secretaría de No violencia de Medellín con  Parceros y la Unidad de Implementación de los acuerdos de Paz,  es este espacio de ha logrado  la incorporación de los y las jóvenes que participaron en el  grupo de "Tejedores y Tejedoras de Paz", a otros procesos que adelanta la administración distrital, como lo han sido la apropiación de "Casa R"; un espacio de ciudad para la participación y la justicia restaurativa, los Laboratorios Creativos Comuna 3 de presupuesto participativo y la Escuelas de No violencia. Con la Secretaría de No Violencia, además se realizó la articulación para la planeación, gestión y desarrollo del webinar "La Justicia Restaurativa, una apuesta para la construcción de comunidad: el papel de las y los profesionales sociales".


Referencias:

https://www.dvv-international.de/es/educacion-de-adultos-y-desarrollo/ediciones/ead-792012/trabajo-en-red/el-trabajo-en-red-tejer-complicidades-y-fortalezas#:~:text=El%20trabajo%20en%20red%20es,nuevas%20iniciativas%2C%20propuestas%20y%20empe%C3%B1os.


 


DE LOS FACTORES DE RIESGO A LA CONSTRUCCIÓN DE FAMILIAS Y ENTORNOS PROTECTORES

En la temporada de las vacaciones escolares el componente educativo del proyecto ENCLAVE se articuló con las iniciativas barriales de la UVA de los Sueños de Versalles y la Parroquia de Bello Oriente y con madres y padres de familia, vinculados con algunas organizaciones sociales y comunitarias de estos territorios, para reflexionar sobre los factores de riesgo, asociados al consumo de drogas y otras problemáticas que afectan la salud física y mental en niños, niñas y adolescentes, que están presentes en sus entornos familiares y sociales

Los factores de riesgo se pueden definir como “aquellas circunstancias o características personales, ambientales o relacionadas con la sustancia, que aumentan la probabilidad de que una persona se implique en el consumo de drogas y éste llegue a causarle problemas” (FAD. 2023).

 

Cuando hablamos de factores de riesgo nos referimos a probabilidades. Es preciso aclarar que la existencia de uno o incluso varios factores de riesgo en una persona no implica, necesariamente, que vaya a producirse inevitablemente el consumo. Sin embargo, los factores de riesgo suponen un aumento de la probabilidad de que se dé un consumo o complicaciones relacionadas con el mismo (FAD. 2023).

Además de los vinculados a las personas, existen factores de riesgo vinculados al medio ambiente: los microsociales y los macrosociales (FAD. 2023). En las conversaciones con niños, niñas, adolescentes, madres y padres de familia se mencionaron situaciones y circunstancias tanto microsociales como macrosociales.

 

Factores microsociales

 

Acá están los grupos sociales más cercanos como el ambiente familiar. Si bien las familias siguen siendo los principales referentes de protección, no están exentas de incurrir en prácticas violentas que vulneran el derecho al buen trato. Al hablar sobre la educación familiar dice una madre: “los niños de ahora no obedecen porque ya no se les puede pegar. Nosotros estamos bien formados porque nuestros papás nos podían pegar”.

 

En no pocas familias los insultos y golpes de madres y padres a sus hijos para mantener el orden se van normalizando hasta crear un ambiente de miedo, tristeza, zozobra, frustración y resentimiento. Este ambiente se torna mas amenazante cuando estos mismos niños, niñas y adolescentes de 8 a 18 años deben pasar mucho tiempo solos en sus casas o en las calles, quizás al cuidado de algunos familiares o vecinos, porque sus madres y padres invierten largas horas del día en sus trabajos o actividades de sustento.

 

Esta mezcla de violencia con soledad en contextos de extrema pobreza, en los que viven familias que han sido victimizadas por la guerra en Colombia, constituye un importante engranaje de factores de riesgo que afectan la salud mental de niños y jóvenes. Al ver afectada su salud mental acuden a medidas desesperadas y del alto riesgo que comprometen, además, la salud física. 

 

En algunos casos optan por autoagresiones como el cutting, principalmente en mujeres adolescentes, para mitigar sufrimientos psíquicos.

 

Aunque la mayoría de los motivos expresados por las personas jóvenes para consumir drogas están relacionados con la recreación y las fiestas, muchas las usan como una alternativa “terapéutica” para aliviar sus angustias y preocupaciones. Nos encontramos también con adolescentes que se automedican con fármacos hipnóticos para poder detener su mente, dormir y descansar en las noches. Otros usan sustancias como la marihuana y el cigarrillo para compensarse frente a enfermedades psiquiátricas que no han sido diagnosticas ni han recibido tratamiento como la depresión o los trastornos de ansiedad.

 

En esta diversidad de intentos por liberarse del dolor y sentir alivio nos encontramos con el suicidio. En una conversación sobre este tema con personas de una corporación del barrio Bello Oriente, una madre habló de dos sobrinas adolescentes que tomaron la decisión de suicidarse el año pasado porque no soportaron el dolor que les implicaba vivir en este mundo.

 

Factores macrosociales.

 

En los factores macrosociales nos encontramos con las dinámicas y costumbres de los territorios y las tendencias culturales de la sociedad en general. En las conversaciones con las familias de Bello Oriente y Versalles se identificaron tres factores: la disponibilidad y fácil acceso a las drogas, la tolerancia social con el consumo de alcohol y la falta de oportunidades para el empleo saludable del tiempo libre.

 

Disponibilidad y fácil acceso a las drogas: En estos territorios existen redes locales de microtráfico de drogas, conocidas como plazas, inmersas en la cotidianidad de las comunidades, muy cercanas a las viviendas de niños y jóvenes. En casi la totalidad de las encuestas de factores de riesgo, aplicadas por el proyecto ENCLAVE a adolescentes en situación de riesgo o vulnerabilidad por consumo de drogas de las instituciones educativas Bello Oriente y Rodrigo Lara, se respondió Si a la pregunta ¿es fácil para una persona de su edad conseguir drogas ilegales en el lugar que vive? Algunas personas jóvenes acuden directamente a las plazas y otras las consiguen mediante sus amistades y familiares. También indicaron la existencia de establecimientos con venta y consumo de bebidas alcohólicas que permiten el consumo de chicos y chicas menores de 18 años.

 

Tolerancia social con el consumo de alcohol: Tanto en los espacios de conversación de la temporada de vacaciones como en los procesos de atención psicosocial a estudiantes de las instituciones educativas, las y los jóvenes hablaron de sus experiencias de consumo de cerveza, aguardiente y ron en fiestas familiares o en discotecas a las que van con sus primos, tíos y, en algunas ocasiones, con la mamá y el papá. La tolerancia con el consumo de alcohol también se refleja cuando los niños deben encargarse de la compra de los licores en las tiendas del barrio a la hora de las fiestas familiares.

 

Falta de oportunidades para el empleo saludable del tiempo libre: Aunque estos barrios y los sectores aledaños cuentan con algunos equipamientos públicos (UVAS, canchas y parque infantiles) y programas para la realización de actividades culturales, recreativas y deportivas, no son suficientes para la cantidad de niños, niñas y jóvenes que los habitan. Algunas iniciativas, entre las que se destacan,  los clubes de formación deportiva y entrenamiento de disciplinas como el futbol o el baloncesto no se realizan durante todos los meses del año. Cuenta un estudiante de la institución educativa Rodrigo Lara: “no pude volver a entrenar baloncesto porque se acabó el entrenamiento. El entrenador dijo que ya se terminaron los entrenamientos y no volvió”.

 

Frente a este panorama de los factores de riesgo, vale la pena preguntarse por los factores de protección. Todas las personas, las familias y los territorios que viven en contextos de vulnerabilidad social, valiéndose de sus fortalezas individuales y colectivas, sus tejidos organizativos, su espiritualidad y de las pocas o muchas alianzas que tenga con la institucionalidad pública, las empresas privadas o la cooperación internacional, van encontrando las maneras para gestionar sus riesgos, prevenir la enfermedad, promover la salud mental y transformar algunas condiciones de vulnerabilidad. Desde el proyecto ENCLAVE, comuna 3 existe un claro compromiso con el desarrollo de acciones educativas, de emprendimiento y de incidencia con actores comunitarios e institucionales para fortalecer las capacidades, los potenciales de los territorios, las redes de apoyo emocional y los recursos de comunicación, entre muchas otras que vayan surgiendo.



Referencias


https://fad.es/siof/pildora-informativa/factores-riesgo-asociados-consumo

ECONOMÍA POPULAR Y LAS MUJERES EMPRENDEDORAS

Esta presentación se centra en el vínculo entre la autonomía económica de las mujeres y la actual y hegemónica división sexual del trabajo, que atraviesa la cotidianidad de las mujeres que van tras la búsqueda de respuestas a las necesidades más apremiantes para enfrentar su manutención y la de sus familias. En esa ruta, inevitablemente las mujeres empobrecidas resisten en el proceso de diversas búsquedas, tejen y destejen opciones para acceder a recursos económicos, y avanzan con opciones de vida enfocadas en el desarrollo de capacidades y la creatividad para lograr algo que se conoce como emprendimiento económico.


Se toma como base que la informalidad es un flagelo económico que azota principalmente a las mujeres de todos los países del mundo y Colombia no es la excepción. Esto la hace un problema estructural. Según la OCDE[1] (2015), Colombia se encuentra encima del promedio latinoamericano de personas en condición de informalidad.


También se pone de presente que la desigualdad de género hace parte del entramado que se construye en el mercado laboral y que los patrones culturales patriarcales y discriminatorios afectan en el tipo de participación de las mujeres en las cadenas productivas y/o de servicios, porque a menudo, las mujeres se ubican en sectores, segmentos y ocupaciones con menor valor agregado.


Este análisis enfatiza en la importancia de diversas alternativas de economía popular y la forma como desde el proyecto Enclave comuna 3 se acompaña y apoya para impulsar acciones prácticas en favor del mejoramiento de las condiciones de vida de las mujeres, tomando en cuenta que la informalidad laboral es una realidad que requiere un enfoque de género.


Asuntos como el uso del tiempo, la visibilización de la responsabilidad de los cuidados, las incipientes posibilidades que tienen las mujeres populares en acceder a más y mejores opciones educativas, por encontrarse inmersas en trabajos asociados a los cuidados definidos en tareas con los roles femeninos y siempre desequilibrados y predominantes hacia comunidades invisibilizadas y altamente vulnerables en sus condiciones psicosociales y económicas marcan la pauta de la intervención realizada desde el proyecto Enclave.


El proyecto Enclave comuna 3 propende por aportar para que sea posible mitigar estas condiciones de vulnerabilidad, a través del componte fortalecimiento a emprendimientos se busca generar buenas prácticas para impulsar acciones afirmativas y la transversalización del enfoque género. Cada una de las mujeres emprendedoras que participan del programa están inmersas en el sector informal de la economía popular, como la alternativa más cercana o inmediata que tienen para garantizar su supervivencia.


Enclave comuna 3 se adhiere a las políticas de transferencia de conocimientos y recursos para fortalecer ideas de negocios y emprendimientos y de ese modo llegar más efectivamente al cumplimiento de las necesidades y requerimientos de quienes adelantan los emprendimientos.

 

Condiciones y cifras actuales para la transformación económica en Medellín

Si bien en el marco de este análisis OCDE se toma en cuenta que entre 2020 y 2021 hubo una recuperación en el tejido empresarial y en la actividad económica de la ciudad de Medellín, que tuvo efectos positivos, especialmente, en el empleo formal que repuntó con una recuperación más rápida frente al informal. Es necesario indicar que no existen cifras ni estudios concretos para comprender la dinámica emergente con la informalidad económica de las mujeres a nivel de ciudad.


Según información consultada en el informe Medellín Como vamos 2021, el empleo formal fue el principal jalonador de la recuperación del mercado laboral. En la ciudad de Medellín se registraron niveles de informalidad laboral inferiores al del promedio de las principales ciudades y áreas metropolitanas del país. Pese a lo anterior, “Los jóvenes continúan siendo el grupo poblacional con mayores niveles de desempleado, y principalmente las mujeres, a medida que las jóvenes completan la secundaria y tienen acceso a mayores niveles educativos, registran menores tasa de desempleo”[2]

 

Sobre la economía popular y el proyecto Enclave

En nuestro tiempo, la situación del empleo ha llegado a constituirse en un aspecto social y económico de la mayor importancia. En efecto, el desempleado o aquel que llamamos subempleado porque su trabajo no es estable ni le genera un ingreso mínimo, mal pueden satisfacer las necesidades de alimentación, vivienda, salud, educación o vestimenta de sus familias. Podría decirse que detrás de todas las expresiones de los problemas sociales, asoma el desempleo.

El Programa Enclave que se adelanta en la comuna 3 y específicamente en los barrios Bello Oriente y Versalles 2, en el componente de emprendimientos busca acompañar la generación de ingresos o puestos de trabajo productivo y de comercio en el sector informal, mediante un fondo que permite dotar a las y los emprendedores de necesidades iniciales para sus emprendimientos, con ello se pretende impactar y mejorar las condiciones económicas priorizando las mujeres empobrecidas, que residen en los barrios indicados.


Por ello Enclave ha buscado la formulación de alternativas de desarrollo a través de la capacitación en habilidades blandas y empresariales, la asesoría psicosocial, sumadas a la dotación de equipamientos y/o insumos necesarios para el fortalecimiento y /o la puesta en marcha de los emprendimientos en las líneas de producción de alimentos, confección, artesanías y como estrategia para fomentar la economía local impulsar el emprendimiento de turismo comunitario.


Lo anterior ha llevado a la configuración de un sistema multiplicador de emprendimientos, que permitirá a quienes han encontrado en el autoempleo una forma de subsistencia, inmersa en la economía popular surgir o fortalecerse “a merced de las habilidades adquiridas, a su experiencia de mercado y de negocios en general, y les permite asimismo ir incorporando fuerza laboral e incrementando la oferta nacional de bienes y servicios “[3]


El sistema aplicado con el Proyecto Enclave C 3 no sólo busca multiplicar experiencias para los empresarios y empresarias, sino que multiplica también la capacidad institucional para atender los requerimientos de las comunidades en su impulso por obtener recursos que garanticen mejores condiciones de vida para las personas de las comunidades de incidencia.

 

[1] OCD, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico 

[2] Medellín cómo vamos. https://www.medellincomovamos.org/medellin-estancada-en-lo-social

[3] Microempresa y economía popular, Ernesto Cohen Ernesto Krítz Roberto Martínez Nogueira Roberto Mizrahi. pg.III 


COMPETENCIAS LABORALES...¡ un desafío entre lo individual y lo grupal !


“El hombre se autorrealiza en la medida en la que se compromete con el cumplimiento de su sentido de vida. La mejor forma de conseguir la realización personal, es dedicarse a metas desinteresadas”. Viktor Frankl

Se hace necesario recordar que desde el proyecto Enclave C3, una de las actividades que se lleva a cabo al interior de las instituciones educativas, se encuentra orientada hacia la formación en competencias sociolaborales a los y las estudiantes de grados décimo y undécimo de básica secundaria. Situación que ha posibilitado que los y las participantes logren fortalecer actitudes y aptitudes, que deberán evidenciar en los diferentes procesos de selección, por los que atraviesan al momento de ingresar a los diferentes ambientes laborales.

Es bien sabido, que el acceso al empleo, se hace cada vez más exigente en tanto que los requerimientos para poder acceder a un empleo “digno”, tenga una o múltiples limitantes para la población en general, ya que las instituciones u organizaciones, buscan sustentar una productividad que responda por un lado, a las peticiones del mercado laboral, y por otro lado, al fortalecimiento de relaciones interpersonales para formar redes de trabajo orientada a alcanzar metas comunes. En ese sentido, para seleccionar a los y las candidatas que se postulan al momento de ocupar alguna oferta laboral, las organizaciones, han buscado identificar la idoneidad para el cargo, de acuerdo a las múltiples competencias con las que cuente el o la candidata. No obstante, “la competencia” no es lo único que se requiere, ya que adicionalmente, también debe cumplir con requisitos orientados hacia el ser, saber hacer y conocer.

Por lo tanto, se hace preciso comprender la importancia del término “competencia”, que según, Klemp (1980) propone como: “una característica fundamental del individuo que está causalmente relacionada con el efectivo criterio de referencia y/o con un desempeño superior en un trabajo o situación determinada”.

Boyatzis (1982) describe las competencias del individuo en términos de “una característica de la persona que puede ser un motivo, cualidad o habilidad, aspectos relacionados con su autoimagen o con el cúmulo de conocimientos que utiliza en su trabajo”. Más aún, este autor señala el hecho de que “debido a que las competencias laborales son características individuales, podrán ser consideradas como genéricas, considerándose por ello que pueden ser encontradas en diferentes actividades dentro de la organización”.

Así, el análisis de las competencias cobra relevancia, ya que al estar asociadas con las capacidades, conductas, habilidades, atributos y características que posee una persona para efectuar un trabajo de manera eficiente, se aplica como indicador indispensable en el desarrollo dentro de una organización, empresa o institución. Este indicador rige las guías para identificar las competencias requeridas por el puesto y las propias de los candidatos que aspiren a conocer de antemano la competitividad de sus postulantes, independientemente del puesto o área donde se desempeñe.

En realidad, al abordar los temas correspondientes al fortalecimiento de las competencias sociolaborales, les ha permitido a los estudiantes comprender que dichas competencias, el desempeño de una función, o cargo, permite visualizar, calificar e identificar cómo las personas impactan en las empresas. Es así que la adquisición de competencias, en particular dentro de contextos laborales, se hace cada vez más necesaria, ya que los diferentes modelos de trabajo, obliga a que su efectividad y ejecución se haga de manera explícita, directa y específica, y pueda enfocarse en los resultados y objetivos propios de las organizaciones.

De esta manera, los empleados de una empresa se convierten individualmente en piezas fundamentales en la productividad empresarial. Cabe rescatar, que el ejercicio de sus competencias laborales, conllevan el éxito a la misma empresa y al mismo tiempo, repercute en el reconocimiento de habilidades ocultas, motivaciones internas, el autoconcepto y las cualidades personales, con los que cada uno (a) cuenta, brindando resultados que se evidencian tanto en ambientes laborales como en el campo personal y social.

Para finaliza, se considera necesario, motivar y suscitar la participación y capacitación de chicos y chicas en la práctica organizacional y la mira en alcanzar un impacto empresarial como una estrategia para incrementar la productividad, considerando pertinente el medio de actualización, de focalización de energías para desarrollar ciertas habilidades especificas según el puesto, y, con ello un mejor desempeños y reconocimientos en el ámbito laboral.

 

Referencias:

Boyatzis, R.E. (1982). The competent manage: A model for effective performance. New York: Wiley.

Carrasco V., R. (2008). Estructura factorial del inventario EFQ en el trabajo: resulta[1]dos preliminares obtenidos en una muestra de estudiantes universitarios. Psicología Iberoamericana, 18(2), 6-12.

REVISTA Enseñanza e investigación en psicología vol. 17, num. 1: 171-187 enero-junio, 2012.


¡SALUD COMUNITARIA, EN LA MONTAÑA QUE SIENTE!

“La salud comunitaria desplaza el foco desde la enfermedad al bienestar,

y desde la restitución de la salud a su promoción.[1]

 

La salud comunitaria es un derecho natural y social, inherente al ser humano (que el Estado y la sociedad deben garantizar), trascendiendo el concepto de cuidado del funcionamiento biológico individual, para introducirlo en la relación de los individuos entre sí y con el Estado, en su condición de integrantes/residentes de un lugar geográfico determinado (comunidad) capaces de actuar con autonomía, tomar decisiones, acceder a servicios de salud de buena calidad y ejercer el derecho a participar. Busca mirar a la población cómo “sujetos” (individuales y colectivos) generando su salud en el diario vivir y al mismo tiempo construyendo instituciones que apoyen la promoción de la salud, la prevención y la atención de los enfermos[2].

Según algunas de las expresiones y análisis que hicieron expertos y expertas en el tema de salud comunitaria en el encuentro que tuvieron en Washington D.C., entre el 14-16 de junio de 2017: "Definición de la Salud Comunitaria en el Siglo XXI”, indicaron que:

“Las comunidades están buscando soluciones más allá de los sistemas de salud. Este sector ya no es el punto principal de entrada para la salud y el bienestar de la comunidad[3]; es necesario pasar del cambio de "soluciones-descendentes" a "soluciones-ascendentes" centradas en la interdependencia, la abogacía y el activismo y, en los trabajadores [y trabajadoras] de salud comunitaria[4]; reconocer el papel de la  comunidad y cómo influye en la estrategia de salud comunitaria, además de las estrategias para el impacto en la salud con un personal motivado y competente con el nivel adecuado de habilidades para el trabajo; de manera más resumida los expertos y expertas indican:

Pilares de la salud comunitaria (Dr. Claudio Méndez, Profesor Asociado de Política de Salud, Universidad Austral de Chile): 


Lentes a través de las cuales se puede ver el papel de la comunidad en la estrategia de salud comunitaria 

(Dr. Eric Sarriot, Asesor principal de Fortalecimiento de Sistemas de Salud, Save the Children)


Estrategias complementarias para el impacto en la salud 

(Dr. Yves Bergevin, director del Programa de Salud Mundial, Departamento de Medicina Familiar, Universidad de McGill) 


Finalmente, según el consenso al que llegaron los expertos y expertas en dicho encuentro, los enfoques de salud comunitaria deben:


Ahora bien, la atención primaria orientada a la comunidad (APOC) es definida como "la práctica de la atención primaria con responsabilidad poblacional, orientada a la mejora de la salud de una comunidad definida, basada en la identificación de las necesidades de salud y las acciones de atención correspondientes, con la participación de la comunidad y con la coordinación de todos los servicios implicados en la salud o en sus determinantes". Los determinantes sociales de salud son ampliamente reconocidos como las causas de la mayoría de las enfermedades más prevalentes. En vista de la evidencia sobre cómo actúan, se considera imprescindible que los servicios de salud se reorienten en consecuencia. Algunos de los determinantes sociales de salud (Richard Wilkinson y Michael Marmot) son:  el gradiente social (La pobreza económica y social afecta negativamente a la salud), el estrés,  la exclusión social, el desempleo, las adicciones, entre otras[5].

Dados estos determinantes sociales, según la dinámica comunitaria del barrio Bello Oriente, las estrategias de salud comunitarias son  todas aquellas acciones que desarrollan los procesos sociales y de base comunitaria para favorecer condiciones de vida digna, prácticas de autocuidado, salud mental y cuidado de la vida en general, las que a su vez, se han visto fortalecidas y/o acompañadas por agentes externos que se vinculan a la dinámica del territorio y conversan con sus intereses de intervención u oferta.

Acciones como: huertas comunitarias, encuentros de mujeres, mesa ambiental, ferias de salud, jornadas de vacunación, promoción de lectura, escritura y oralidad, investigación social, mejoramiento de vivienda, servicios públicos domiciliarios e infraestructura comunitaria, construcción de memoria viva colectiva, formación artística, cultural, recreativa, deportiva, emprendimiento, atención psicosocial, articulación de organizaciones: Árbol- Red barrial, serenata consentida y con-sentido para las abuelas y abuelos, murales, comedores comunitarios, ollas comunes,  refuerzos escolares, convites, siembra permanente, escuchaderos poplurales y actualmente en construcción de la Casa para la Vida..

Por ello sigue siendo un reto constante comprender que “Los problemas de salud de las personas tienen múltiples dimensiones y demandan un abordaje integral. Las intervenciones en salud son más ricas cuando se piensan y se ponen en práctica en equipos. El trabajo en equipo supone, por un lado, el establecimiento de objetivos comunes, de un marco de acuerdos ideológicos y la organización en torno a una tarea compartida, y por el otro, una división del trabajo entre sus miembros, considerando el equipaje que cada uno/a de sus integrantes pone en juego (cultura, conocimientos, habilidades, actitudes, modos de ser particulares) en función de la intervención.[6]

Finalmente, lo anterior es parte de lo que se propone el “Equipo Impulsor: Casa para la Vida”: administrar, dinamizar y acompañar esta casa que se está construyendo comunitariamente para la promoción de la salud de manera más integral y la prevención de la enfermedad… Casa que busca seres más sanos y resilientes, que intercambien desde los saberes, sabores, sensibilidades, que articule esfuerzos en el propósito de la erradicación de la pobreza y el hambre extrema, le apueste al fortalecimiento del tejido, vínculo familiar y el empoderamiento de la comunidad, teniendo claro que requiere la colaboración de los diversos sectores que se relacionan con las familias, la niñez, adolescencia y población en general, incluyendo a las instituciones educativas, los recursos destinados al ocio de jóvenes, los servicios sociales, las entidades del barrio y el trabajo en red para la creación de alianzas, establecer objetivos compartidos y actuar cooperativamente para alcanzarlos, con la participación de las y los habitantes del territorio.


[1] Salud comunitaria: una actuación necesaria. M. Isabel Pasarín y Elia Diez. Servei de Salut Comunitària, Agència de Salut Pública de Barcelona, Barcelona, España.

[2] https://www.fmed.uba.ar/sites/default/files/2019-03/Salud%20comunitaria.pdf

[3] Dr. Claudio Méndez, Profesor Asociado de Política de Salud, Universidad Austral de Chile

[4] Dr. Hector Carrasco, D.Ph. Candidato de la escuela de Salud Pública de Harvard T.H Chan School

[5] https://www.fmed.uba.ar/sites/default/files/2019-03/Salud%20comunitaria.pdf

[6] https://www.fmed.uba.ar/sites/default/files/2019-03/Salud%20comunitaria.pdf


VIOLENCIA POR RAZÓN DE GÉNERO CONTRA LA MUJER: Una realidad muy presente

En el marco del proyecto Enclave C3 se ha venido identificando “la violencia por razón de género contra la mujer” como una práctica frecuente, silenciada e incluso aceptada por muchos.

Según lo planteado el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas – DANE, la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer – CPEM y Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres – ONU Mujer, en el documento MUJERES Y HOMBRES: BRECHAS DE GÉNERO EN COLOMBIA del 2020, podemos entender estas prácticas violentas como “cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o en el privado.”(DANE, CPEM y ONU Mujer, 2020, p.128) [i].

En la mayoría de los casos, estos actos violentos son vividos al interior de los hogares; siendo denominados por muchas personas como violencia intrafamiliar. De igual manera se identifican casos dados a nivel comunitario y casos relacionados con la guerra. Entre estos actos violentos se destaca la violencia sexual, entendiendo la violencia sexual como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo” definición de la OMS retomada por (DANE et al. 2020, p.140).

Los actores comunitarios con los que se ha trabajado entorno a los riesgos que se pueden encontrar en el territorio, reconocer el acoso callejero, como la principal forma de violencia sexual. Por su parte el abuso y la violación solo se logran identificar cuando se tiene un acercamiento más individualizado con las personas, al ser una situación que pocas veces se habla; muchas veces por sentir culpa del hecho, por temor a la revictimización, al señalamiento o la exclusión. Constituyéndose así en muchos casos, en una “herida” que se guarda; como un recuerdo del pasado, que acompaña, afectando la salud mental de quien lo vive, impidiendo el disfrute pleno de la sexualidad, marcando las relaciones interpersonales que establece e incluso jugando un papel significativo en la forma en que se educa a los hijos e hijas.

Resumiendo lo planteado en el (DANE et al, p.144) el 97,8% de las mujeres valoradas -por violencia- correspondió a violencias sexuales. El 78,7% de los presuntos delitos sexuales practicados a mujeres tuvieron lugar al interior de las viviendas, el 49,4% fue perpetuado por un familiar, el 22,7% por un conocido y el 7,9 % por pareja o expareja.[ii] Esto muestra como muchos de los actos violentos siguen siendo circunscritos al interior de los hogares; “la ropa sucia sigue lavándose en casa” y la violencia haciendo parte de la cotidianidad, constituyéndose en la forma “valida” para relacionarse; en norma social.

Parafraseando a (DANE et al, p.149) las normas sociales relacionadas con estereotipos de género permiten, justifican y naturalizan la violencia contra las mujeres[iii]. Los estereotipos de género corresponden a la representación social construida por la cultura entorno a lo que se espera del ser hombre y ser mujer; regulando y dando significado a las relaciones entre los sexos.

Históricamente entre hombre y mujeres ha primado una relación de poder, caracterizada por la dominación de los hombres sobre las mujeres; marcado por creencias sexistas. Resumiendo lo dicho por el (DANE et al. 2020, p.150), aunque estas creencias han ido cambiando, se sigue considerando que las percepciones contrarias a los derechos y libertades de las mujeres cuentan con prevalecía considerable[iv].

Esto toman especial relevancia cuando escuchamos a las personas participantes del proyecto Enclave Comuna3, logrado evidenciar afirmaciones tales como: “hay que decirle a él”, él no me deja”, “dependo de él para el diario”, “me da miedo de mi papá, decirle cualquier cosa porque me coge a golpes”, “debemos ser caseras y no trabajar”, “debemos ser sumisas y no tenemos derecho a nada”, “debemos cocinarles, lavarles y somo una cualquiera”, “debemos ser sumisa y aguantar todo”, “debemos agachar la cabeza”, “debemos dedicarnos al hogar”; refiriéndose sus parejas. Incluso en espacios de organizaciones sociales de base comunitaria las mujeres asumen el rol de cuidado y en la gran mayoría los liderazgos son asumidos por hombres, evidenciando frases como: “mejor esperemos a que nos reunamos con él, ya sabemos cómo es él”.

Poder identificar estos estereotipos de género que ayudan a perpetuar “las violencias por razón de género contra la mujer”. Así como, como el reconocimiento de signos y síntomas de la violencia como “sentimientos de ansiedad, desesperación, culpa, temor, vergüenza, tristeza, además de baja autoestima” (Ximénez, 2018)[v], permitan realizar acciones colectivas e individuales que ayuden a esta mujer a sanar; que permitan romper los silencio, resignificar su pasado y construir su futuro.



[i]Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas – DANE, la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer – CPEM y Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres – ONU Mujer. (2020). Mujeres y Hombres: Brechas de Género en Colombia. Phoenix Design Aid, en Colombia. p.128

[ii]Ibid. p.144

[iii]Ibid. p.149

[iv]Ibid. p.150

[v] Ximénez, Ángel. (2018). Violencia intrafamiliar: cómo surge y cómo detectarla. Psicología y mente. https://psicologiaymente.com/forense/violencia-intrafamiliar


OBSTÁCULOS Y RETOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE ENTORNOS CONVIVIENTES Y PROTECTORES

Cuando escuchamos las historias de vida de las niñas, niños, adolescentes y familias vinculadas a los establecimientos educativos de los barrios La Cruz y la Honda de la comuna 3, encontramos una multiplicidad de situaciones que vulneran los derechos humanos y obstaculizan el logro de una vida digna, la convivencia pacifica, la construcción de entornos protectores para el ejercicio de los derechos de infancia y adolescencia y la prevención de riesgos psicosociales.

Es imposible lograr una vida digna cuando las personas de estos barrios viven en una situación tal de pobreza extrema que no les permite alimentarse bien, contar con viviendas seguras en terrenos adecuados, ni sentir la tranquilidad de una fuente de sustento, entre muchas otras cosas. Quienes viven los rigores de la pobreza extrema, muchas veces se autoexcluyen de los escenarios sociales como las familias que nunca participan en los espacios de formación y reunión familiar promovidos por los colegios, ya sea para reflexionar sobre el rol de la familia en la educación o para la entrega de calificaciones.

La variedad de violencias al interior de las familias, en el colegio o en los espacios públicos de los barrios rompe permanentemente las relaciones de convivencia y cualquier intento por proteger los derechos de infancia y adolescencia y la integridad de las mujeres: entre las conductas violentas mas frecuentes nos encontramos con enfrentamientos y riñas entre familias, estudiantes y habitantes del territorio. En algunos casos las peleas protagonizadas por adolescentes hombres, entre los cuales encontramos estudiantes de los colegios, está motivada por su pertenencia a bandas juveniles en conflicto. Estas bandas juveniles son muy cercanas al actuar delictivo de los grupos armados del territorio, lo que aumenta el riesgo de reclutamiento de hombres adolescentes por parte de estos grupos.

Por una compleja interrelación de factores culturales, sociales, económicos y morales, muchas familias  en vez de constituirse como entornos protectores, son focos de violencias contra niñas, niños, adolescentes y mujeres adultas. Si bien los hombres niños o adolescentes sufren casi por igual de agresiones verbales y físicas, las mujeres son las principales víctimas de las violencias sexuales u otro tipo de violencias basadas en el genero como la explotación por trabajo doméstico y labores de cuidado de los niños, y las barreas en las libertades individuales como no dejarlas vestir como quieren. En estas mismas familias algunas personas adolescentes han sido discriminadas por sus madres, padres y hermanos por su orientación sexual o por consumir SPA.

Aunado a estas problemáticas, ya se están viviendo los efectos psicológicos en niñas, niños y adolescentes de los confinamientos y las medidas restrictivas como respuesta a la pandemia, reflejados en el aumento de las crisis de ansiedad que se intentan contrarrestar con comportamientos auto-lesivos como cortes en la piel (cutting), principalmente en mujeres y consumo de SPA a temprana edad, muy común en hombres.


Aunque las violencias en este territorio se deban más a la crisis que el Estado, la sociedad y la familia no han podido resolver y requieren de una intervención integral, con mayor inversión que contribuya a superar la pobreza extrema, le corresponde a los agentes educativos de los colegios, en cumplimiento de uno de los fines esenciales de la educación, como lo es la formación integral, jugar su papel frente a tal fenómeno y reconocer la manera como se expresa en la cotidianidad de la vida escolar para afrontarlo. En esta perspectiva los agentes educativos de los colegios de los barrios La Cruz y La Honda, en alianza con el proyecto ENCLAVE, comuna 3, han venido reflexionando e implementando estrategias de prevención, contención y atención que buscan responder a las demandas de la comunidad educativa.

Siguiendo lo indicado por la ley de convivencia escolar (1620), los establecimientos educativos, con la orientación pedagógica y los recursos operativos del proyecto, y con aliados como el programa Medellín me cuida, la secretaría de la no violencia y la policía nacional, viene apostando por la construcción de nuevos pactos de convivencia en las familias, el barrio y el colegio mediante iniciativas escolares de promoción de la salud, prevención de riesgos psicosociales y atención de las situaciones que afectan la convivencia, la salud mental y el ejercicio de los derechos humanos.

LA LUCHA CONTRA EL ESTIGMA CONTINÚA


Durante años, uno de los retos más grandes para los programas que abordan e intervienen la problemática del consumo de  drogas,  ha sido la lucha con la estigmatización social y la no discriminación de las personas que consumen algún tipo de sustancia, y es por esto que la corporación Surgir, a través del proyecto ENCLAVE, ha venido desarrollando procesos educativos y de incidencia institucional entorno a la resignificación del consumo, promoviendo una mirada respetuosa desde la perspectiva de inclusión y derechos humanos.

 

Existen diferentes tipos de estigmas según Fernández (2017) y Romaní en ASP (2018) y la OPS – OMS (2005). El estigma público es aquel que tiene lugar cuando la población aprueba los estereotipos y conlleva una discriminación directa. Se derivan conductas como la negación de los derechos de la persona estigmatizada, como por ejemplo al trabajo, la atención sanitaria o a una vivienda digna. En segundo lugar, el estigma estructural que se relaciona con la exclusión de un colectivo concreto debido a la posición que ocupa en la sociedad, siendo esta un posible atributo de relevancia para llevar a cabo una mayor exclusión y marginalización, como por ejemplo es la pobreza o no tener acceso a una vivienda digna (Fernández, 2017).

 Finalmente nombramos el autoestigma, que ocurre como una consecuencia de los estigmas anteriores, cuando las personas consumidoras interiorizan los estereotipos y existe una discriminación hacia sí mismos.  La etiqueta estigmatizante se convierte en la definición íntegra de la persona, pasando a interiorizar el estigma y las creencias estereotipadas en su identidad e invisibilizando a la persona y el resto de las esferas que conforman su identidad y, por ende, la persona actúa autoexcluyéndose de ciertos ámbitos.

 

De acuerdo a los hallazgos encontrados recientemente en la ejecución del proyecto,  algunas de las chicas y los chicos del establecimiento educativo del barrio Versalles de la comuna 3, expresan que durante años ha sido común las situaciones en las que las familias, los docentes en los colegios y los vecinos han adoptado y replicado conceptos y actitudes que van en contra de la integridad personal y del derecho a la no discriminación de las personas que consumen SPA y han escuchado tantas veces en su entorno expresiones como “los mariguaneros son una plaga mala influencia y sin futuro”, “los consumidores son unos perdidos sin opción de ser rescatados” y que ”el único futuro que le espera a las personas consumidoras es terminar en condiciones desechables como la población habitante de calle”,  que a algunos y algunas este discurso los ha ido permeando hasta interiorizarlo y creérselo, por lo que ahora conviven con el peso del autoestigma y actúan en consecuencia. Esto ha derivado en conflictos de identidad, comportamientos agresivos y desafiantes en aras de pertenecer y reafirmar su valía, dificultades para adaptarse a su entorno y su grupo escolar, deterioro de su autoestima y la adopción de conductas de autoexclusión como la renuncia al trabajo grupal en el aula, la  deserción escolar voluntaria, el desinterés y renuncia frente a su proyecto de vida,  a los beneficios sociales e inclusive de sus propios derechos al no sentirse merecedores de nada y sí, merecedores de los juicios y de la marginación por el hecho de consumir.

 

En respuesta a esto, el proyecto ENCLAVE comuna 3  viene fortaleciendo  los procesos  comunitarios y educativos entorno a la comprensión y resignificación de miradas frente al consumo de drogas, y se ha empezado a abordar especialmente el tema del estigma y el autoestigma desde la comunidad educativa y desde los talleres de sensibilización y fortalecimiento a las familias, propiciando espacios de  reflexión y debate sobre los riesgos de salud, barreras sociales y las amenazas al proyecto de vida, que supone para los adolescentes y jóvenes el peso del estigma social y el autoestigma, en aras de encontrar mejores formas de acompañarlos y construir una visión respetuosa e incluyente desde una  perspectiva de derechos.

 


BARRERAS DE ACCESO PARA EMPODERAMIENTO ECONÓMICO DE MUJERES EMPRENDEDORAS

Hablar del empoderamiento económico de las mujeres representa romper con los patrones históricos que invisibilizan a las mujeres en la vida economía, recuperar y reconocerlas como personas que tienen la capacidad de trabajar dignamente, administrar su dinero y decidir qué hacer con él.

La CEPAL (Comisión Económica para América Latina) considera que “La autonomía económica se explica como la capacidad de las mujeres de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres tiempo y la contribución de las mujeres a la economía”.

Según Vivian Rodríguez Peña en el libro sobre Violencia económica y patrimonial contra las mujeres rurales. - 2018 2020. Página 2, la autonomía económica suele ser entendida como la capacidad de las mujeres de “tomar decisiones sobre la productividad propia, la elección de un trabajo u oficio para generar ingreso, el tiempo dedicado a un trabajo no remunerado y a uno remunerado, la posibilidad de adquirir bienes y administrarlos, de tener información completa y veraz para sus decisiones económicas, a participar de las decisiones económicas de la familia, de la comunidad, del Estado”[1]

Por su parte la Corporación Sisma Mujer, ha podido identificar en varias de sus investigaciones que, usualmente la “autonomía económica para las mujeres suele ser entendida como independencia económica o independencia en la obtención de ingresos monetarios, dejando de lado distintas dimensiones de la vida en relación con ellas mismas, sus familias y sus procesos organizativos. No obstante, recalcan la importancia de potenciar aquella, en aras de reducir o incluso prevenir el riesgo de sufrir violencia intrafamiliar. Así, la autonomía económica se consolida como una verdadera apuesta para las mujeres en el camino a vivir una vida libre de violencias”

Ahora bien si la autonomía es la capacidad de los seres humanos en tomar decisiones libres e informadas sobre sus vidas, que les permitan actuar según sus propias aspiraciones y deseos sin requerir del consentimiento de otros y la aautonomía económica de las mujeres es la capacidad que se tiene para generar ingresos propios y decidir el uso de ellos ; surge una pregunta de reflexión: ¿Que barreras tienen las mujeres en su contexto para ser autónomas económicamente? y como estas afectan a las mujeres emprendedoras que deciden generar sus propios ingresos, para lo cual se han considerado los siguientes ámbitos: 

 

·         Familia: Mayor carga de trabajo e inversión del tiempo. Falta de apoyo por parte de sus compañeros (no son tomadas en cuenta). Problemas de violencia intrafamiliar. Críticas por parte del entorno familiar por abandonar sus roles tradicionales. Bajo nivel educativo, rezago educativo y desinformación. Situación económica. Falta de acceso a tenencia de la tierra y/o activos.

 

·         Comunidad: Condiciones geográficas (acceso de vías).Violencia e inseguridad. Incapacidad de gestión y falta de iniciativa. Críticas por parte de la comunidad por abandonar sus roles tradicionales.

 

·         Instituciones crediticias: Problemas institucionales que limitan el acceso a recursos. Intermediarios para gestión. Lenguaje. Formatos muy complejos. Difusión de la información. Aportación económica. Título de propiedad. Disponibilidad del terreno y/o tenencia de la tierra. Cambio de la actividad. Aportación económica. Acceso a financiamiento. Presupuesto limitado para proyectos de mujeres. No hay apoyo si no hay familia propia.

 

·         Políticas: No existen políticas locales para el financiamiento de iniciativas productivas y o de servicios. Falta de políticas de acceso al sistema financiero.

 

Por otra parte, las inequidades implícitas en la forma en la que se establecen las cotidianidades de los hombres y mujeres, los privilegios de los que gozan los hombres por el acompañamiento de cuidado de las mujeres de sus vidas, el tiempo de descanso es más amplio para estos que para las mujeres. Las mujeres, disponen de poco tiempo para el ocio y esparcimiento, se diluye o se disimula en función de otras labores como la revisión o atención de redes sociales, e incluso trabajo y actividades de cuidados (está implícito para las mujeres son las responsables de la atención y el cuidado en términos de alimentación, cuidado de niños /as, personas adultas)

Al realizar el análisis de género en relación con el tiempo que las mujeres emprendedoras le dedican a su emprendimiento y el tiempo que los hombres lo hacen podemos inferir que las mujeres dedican menor tiempo al emprendimiento en razón a  las  labores reproductivas, de cuidado y socioculturales.

En este sentido es la reflexión nos lleva a pensar en lo implica para una Mujer ser madre, esposa, compañera, hija y tener un emprendimiento, por lo cual es necesario dar una mirada integral a las barreras de acceso que tienen las mujeres emprendedoras en relación con los roles en la familia, la comunidad, las instituciones crediticias y las políticas referidas a emprendimientos.

Teniendo en cuenta estos aspectos la Corporación SURGIR, adelantada en Medellín en la comuna 3 barrios Bello Oriente y Versalles 2 el Proyecto Enclave Valencia para lo cual a través del componente fortalecimiento a unidades productivas; ha considerado el enfoque de género como eje transversal para lo cual se tienen en cuenta diferentes variables que inciden en el fortalecimiento o iniciación de un emprendimiento asumido prioritariamente por mujeres identificando entre otras las siguientes variables :

ü  Habilidad o conocimiento en la activada productiva o de servicio

ü  Perfil emprendedor

ü  Nivel de estudio

ü  Recursos (capital social, productivo y económico)

ü  Hijos o hijas menores de edad (horarios académicos de hijos o hijas en edad escolar)

ü  Red de cuidado de hijos o hijas infantes

ü  Convivencia con parejas y/o hija o hijos mayores con quien viven

ü  Identificación violencias de genero

 

Lo anterior ha permitido definir acciones que contribuyen a eliminar las barreras de acceso al fortalecimiento de los emprendimientos, entre otros el proyecto cuenta con asesoría y seguimiento socioempresarial, dispone de un capital semilla y formación técnica Empresarial. Así como medidas afirmativas en relación con el cuidado de menores para que las madres puedan asistir semanalmente a las sesiones de capacitación empresarial (hasta 52 horas), reconocimiento del transporte desde el lugar de residencia hasta el sitio de la capacitación y suministro de alimentación.

 [1] https://lac.landcoalition.org/documents/1278/Violencia_economica_y_patrimonial_contra_las_mujeres_rurales_compressed.pdf  

SEGUIMOS CON ACUERDOS, CINCO AÑOS DESPUÉS DE SU FIRMA.

Pasados cinco años después de la firma de los acuerdos de paz, para muchas personas sigue siendo muy complejo comprenderlos, asumirlos e integrarlos a la cotidianidad, más aún considerarse corresponsable con su implementación desde prácticas en la vida diaria, formas de relacionarse con otros y otras y construyendo comunidad con y entre actores de distinta índole: las y los vinculados antes de manera más directa al conflicto armado, víctimas, líderes, lideresas comunitarios y población en general; desde luego sin desligar la responsabilidad del Estado como garante de todo este proceso; en ese sentido, la pedagogía de la paz tiene lugar determinante y especial en este complejo panorama, pues debe seguir teniendo como base el reconocimiento y la garantía de los derechos, promover desde lenguajes más simples en qué consisten dichos acuerdos, apropiarlos o aprehenderlos en la construcción de una cultura de paz, evidenciar acciones más concretas de su materialización y promover la desnaturalización de prácticas tradicionales que fortalecen la intolerancia y el autoritarismo.

Dado lo anterior, es preciso recordar cuáles fueron los Acuerdos de paz, saber un poco de su estado actual y algunos de los retos que presentan, para ello se tuvo como principal base  el texto del Centro de Pensamiento y Diálogo Político -CEPDIPO- que han nombrado: “5 años tejiendo un acuerdo para la vida-Quinto aniversario del acuerdo de paz”:

1. Reforma rural integral: Es necesario partir que el 47% de la población rural en Colombia vive en condiciones de pobreza; la violencia ha sido el principal instrumento para la acumulación de tierras por parte de unos pocos e intereses económicos nacionales y extranjeros;  se ha arriesgado la riqueza biodiversa del país y la soberanía alimentaria poniendo en jaque al campesinado productor de alimentos.

 

2. Participación política: Es importante nombrar que las movilizaciones sociales, el crecimiento de la organización de las comunidades y los avances de la oposición política, significan un cambio de época para el país. Este acuerdo es el encargado de ubicar en el centro de la política a la democracia participativa, desarmando los impulsos autoritarios de la violencia estatal y social. Sin embargo, “es fundamental incluir como indicador el aumento en las amenazas, la estigmatización y los asesinatos en contra de liderazgos sociales, integrantes de movimientos sociales, población firmante y organizaciones defensoras de Derechos Humanos. El Acuerdo Final contempla en este punto, las garantías de seguridad para este grupo de personas, a nivel nacional con énfasis en los territorios”.

3. Fin del conflicto: Adquiere una dimensión integradora, como la condición preliminar para: Realizar la reforma agraria históricamente aplazada; superar el flagelo del narcotráfico; reparar integralmente a las víctimas del conflicto armado; garantizar a los excombatientes de las extintas FARC-EP un tránsito a la vida civil con garantías físicas, jurídicas, de acceso y goce efectivo de derechos, además de profundizar la democracia como vía posible para administrar las conflictividades persistentes: económicas, políticas, sociales, culturales, ambientales… inhibiendo con ello el uso de la violencia como recurso para generar transformaciones en dichos sentidos. Se adeuda la reforma en un contexto de reagrupamiento paramilitar y profundización de la violencia, especialmente en los territorios con mayor presencia de la antigua guerrilla.

 

4. Solución al problema de las drogas ilícitas: La pobreza, baja participación política y las mayores condiciones de vulnerabilidad de derechos coinciden con el mapa de violencia y la ubicación de los cultivos de uso ilícito en regiones del país, sumándole a ello que si bien algunas comunidades en diferentes escenarios han tenido voluntad y compromiso político con respecto a este acuerdo y, pese a los compromisos asumidos por parte del Estado, sigue siendo evidente la falta de garantías reales en el acceso a la tierra, producción y comercialización de sus cosechas, que les brindaban estabilidad económica y la permanencia de la economía campesina como parte de su identidad cultural. Sigue presentándose la persecución, estigmatización y capturas a trabajadores rurales vinculados a los cultivos declarados ilícitos, y finalmente, es de anotar que el Capítulo Étnico del Acuerdo final incluye para este punto los principios de participación efectiva, de consulta previa, no imposición y respeto a los usos y consumos culturales.

 

5. Acuerdo sobre las víctimas del conflicto: “Contempla los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, los cuales se fundamentan en normas internacionales como el Derecho Internacional Humanitario, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Penal Internacional. En ese sentido, se recomienda, además de la movilización social, que haya voluntad política del gobierno de turno, para que  asuman en su totalidad los acuerdos pactados y le brinden el apoyo financiero y político que requiere, así como para las medidas de reparación de las víctimas.”

Ahora, si bien se ha evidenciado el incumplimiento de los acuerdos de paz, ello no significa que hayan perdido validez o haya impunidad de las FARC-EP, pero sí que la pedagogía para la paz debe trascender y llegar a la calle, tener empatía con los territorios sin que implique una saturación o descarga de acciones o responsabilidades principalmente en las organizaciones sociales y comunitarias; insistir en la tarea constante de la comprensión sobre lo que es la justicia restaurativa -inicialmente por parte de quienes estarán promoviendo este ejercicio en los territorios desde la institucionalidad- y el necesario conocimiento del sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y garantías de No Repetición con la intención de reconstruir relaciones desde el enfoque de la memoria y preparar condiciones para activar diálogos constructivos.

La firma del acuerdo de paz se ratifica como el acontecimiento político más relevante de los últimos treinta años y se reivindica como la plataforma política más justa para intentar superar las conflictividades y brechas de desigualdad e inequidad que persisten en el territorio nacional. El Acuerdo y la Paz son en esencia una lucha por el cambio del orden social, su firma por sí mismo no garantiza la construcción de paz en y desde los territorios si no hay voluntad política ni condiciones para su implementación, lo que incluye además de recursos económicos, diálogos y cercanías con las dinámicas comunitarias. 

FAMILIA COMO FACTOR PROTECTOR

En el marco del desarrollo del proyecto Enclave C3, se ha logrado la identificación de una serie de situaciones familiares complejas, que ponen en riesgo el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.  

Se evidencian familias ausentes que no permanecen con sus hijos e hijas, quienes deben cuidarse solos y solas, muchas de estas situaciones apuntaladas en la pobreza que lleva a las familias a salir a trabajar por fuera del barrio, por periodos prolongados de tiempo; desplazándose desde primeras horas de la madrugada y llegando a altas horas de la noche o incluso permaneciendo por fuera durante toda la semana; estando en casa solo los fines de semana.  De igual manera, encontramos familias que si bien están físicamente presentes abandonan a sus hijos e hijas emocionalmente, otras son sobreprotectoras e incluso se evidencia familias ambivalentes. En su gran mayoría las diferentes familias identificadas evidencian dificultades para cumplir su función de protección; ubicándose de una forma u otras en actitudes de maltrato.

Pareciera que muchos niños, niñas y jóvenes en sus hogares se enfrentan a una paradoja, pues las personas que deben ser referente de protección y de apoyo para alcanzar sus metas y desarrollarse como humanos, se constituyen en las personas que los ponen en riesgo, que no les permite adquirir hábitos de vida saludables, por ejemplo algunos jóvenes del sector manifiesta: “¿y qué más se puede esperar de mí?, mi papá es consumidor de drogas y mi mamá es alcohólica”, “El esposo de mi abuela se pone a oler (pegantes u otras sustancias inhalables), nos roba para comprar esa cosa… y mi abuela es alcohólica”, “A mi mamá yo la manejo”, “mi hermano quiere estudiar pero mi mamá no quiere venir a retirar los papeles… ya se van a pasar las matrículas y yo no sé ella que quiere… dice que si pero no viene y yo no puedo, tienen que ser ella y no le da la gana” cuenta una joven.

Incluso muchos de los y las jóvenes se muestran más preocupados por sus hermanitos y hermanitas que sus propios padres, muchos y muchas parecieran ubicarse en el rol parental frente a sus padres o adultos “responsables”, propiciando una inversión de roles poco saludable, que los obliga a asumir responsabilidades que no les corresponden para su edad; mantener económicamente sus familias, exigir ciertos comportamientos de sus padres, demandar obediencia por parte de ellos, restringir las parejas a sus progenitores e incluso considerarse las pareja de sus madres, como lo manifestaban unos jóvenes: “yo soy el único hijo hombre, en la casa soy como el esposo de mi mamá”, “yo soy el hombre de la casa, siempre me lo han dicho… mi mamá y mi abuela son más pequeñas que yo y tengo que cuidarlas”, “¿cómo le parece?… mi mamá otra vez en embarazo… yo eso no lo puedo permitir… a veces no tenemos para nosotros, ninguno de los papás de mis hermanitos responde”.

¿Qué significa un hijo o hija?, ¿por o para qué tenerlo?, ¿Cuándo tenerlo?, ¿Qué quieres para tu futuro?, ¿qué otra alternativa tienes?; son preguntas que en la situación identificada en muchas de las familias del sector buscan hacer un llamado a los sujetos responsables de dicha realidad; encaminadas a la exploración de soluciones que permita la salida de este círculo vicioso donde aparentemente se encuentran inmersos; pues los y las jóvenes dejan de preocuparse por sus hermanos y hermanas para pasar a ser protagonistas de su propia historia que no difiere mucho de las que vivieron en sus hogares como un eterno repetir de patrones intergeneracionales de violencia.

Si bien es urgente el trabajo con las familias y desde el proyecto Enclave C3 se vienen realizando encuentros de sensibilización con padres y madres de familia, para que mejoren sus procesos de acompañamiento a sus hijos e hijas en el proceso de crianza y la construcción de su proyecto de vida; buscando fortaleces el desarrollo de su función paterna y materna, es importantes continuar con el trabajo integral con las y los jóvenes herederos de estos legados familiares, continuando con la atención psicosocial individual y grupal desde Enclave C3, al mismo tiempo que se busca fortalecer la intervención articulada con otros programas y proyectos, de tal manera que las y los jóvenes cuenten con alternativas donde puedan reconocer en su realidad no solo como jóvenes, sino con enfoque de futuro como posibles padres y madres que permita no solo atender la situación actual sino prevenir su continuidad, buscando romper este ciclo, trascendiendo el enfoque que ve la educación sexual como un estrategia de métodos de planificación familiar, trabajando las diferentes temáticas de prevención, brinde las herramientas necesarias para responsabilizarse de su propia existencia. Lo cual implica acercar mucho más la oferta institucional, reduciendo barrera de ingreso, que les permita contar con alternativas más accesibles y estables en salud mental, en recreación, en arte, lo cual conlleva contar con una mayor inversión en proyectos sociales para esta población.


ABORDAR EL CONSUMO DE DROGAS EN JÓVENES DESDE UNA PERSPECTIVA DE DERECHOS HUMANOS

Las políticas y medidas prohibicionistas como respuesta a la demanda del consumo de drogas, implementadas por las autoridades de policía y, en ocasiones, por agentes educativos como madres, padres, docentes y directivas docentes, entre otras, además de ineficientes, son vulneradoras de los derechos humanos. Estas acciones prohibicionistas parten de la idea que las personas consumidoras de drogas no pueden hacerse cargo de su salud, con lo cual se las despoja de su capacidad de autodeterminación mediante medidas arbitrarias, abiertamente violentas.

De acuerdo con algunas de las chicas y los chicos de los establecimientos educativos de los barrios La Honda y La Cruz de la comuna 3, son comunes las situaciones en las que las familias, los docentes en los colegios y los vecinos en las calles adoptan medidas “correctivas” que van en contra de la integridad personal y del derecho a la no discriminación.


En las familias, las y los chicos han sido objeto de rechazo o de tratos denigrantes. Una de las reacciones más frecuentes de madres, padres y hermanos tiene que ver con la perdida de la confianza, lo que muchas veces justifica conductas como someter a las y los jóvenes a interrogatorios sobre el consumo de drogas, requisas exhaustivas sin razones de peso, reclamos e insultos por considerarlos débiles o degenerados y toda suerte de medidas que terminan por destruir la confianza y la comunicación entre las personas de la familia.

 

En los colegios los fenómenos de consumo en personas jóvenes generan todo tipo de temores y alarmas que, en nombre de la protección de la generalidad de la comunidad educativa, limita las posibilidades del derecho a la educación y la participación en las actividades de la cultura de las mujeres y los hombres jóvenes que consumen alguna sustancia psicoactiva. Para estos se definen estrategias “alternativas” como la realización de talleres en casa que se deben presentar en unos momentos específicos y en los que el estudiante no tiene permitido interactuar con sus amigos y compañeros del colegio en los espacios y los horarios escolares.

 

En las calles algunos vecinos, quizás, entre muchas otras cosas, por el limitado espacio de convivencia, son intolerantes con las personas (muchas de ellas adolescentes o jóvenes) que consumen drogas en espacios públicos, especialmente con quienes usan sustancias fumables como la marihuana. Los hombres jóvenes (quienes presentan mayor consumo de drogas en espacios públicos) hablan de la costumbre que tienen algunas personas de las comunidades, entre ellas líderes locales de insultarlos o tirarles agua cuando están fumando, lo que termina agravando el conflicto y generando comportamientos violentos de parte de los jóvenes como forma de retaliación.   

 

Como respuesta a esta forma de comprender y abordar los fenómenos de riesgo y vulnerabilidad por consumo de drogas en adolescentes y jóvenes, el proyecto ENCLAVE comuna 3 viene desarrollando procesos educativos, comunicativos y de incidencia institucional con estudiantes de primaria y secundaria, familias, docentes y directivas docentes en los que pone el debate sobre los riesgos a la salud personal y colectiva asociados al consumo de drogas en adolescentes y jóvenes, y  la manera como la sociedad estigmatiza a las personas que consumen drogas, limitando en éstas sus derechos y oportunidades de desarrollo humano.

 

El principio de universalidad de los derechos aplica también para la garantía de los derechos de infancia y adolescencia, en los cuales se contempla la formación integral para el desarrollo humano (la cual constituye una estrategia de prevención), el derecho a recibir una atención adecuada ante situaciones de vulnerabilidad social, como el consumo temprano de drogas, y el derecho a la no discriminación por esta razón o cualquier otra.

CULTURA DE PAZ EN UNA COMUNIDAD PLURICULTURAL

 ENCLAVE Comuna 3, promueve el desarrollo de una CULTURA DE PAZ, a través de acciones educativas que conduzcan, al respeto por la vida, el reconocimiento y la puesta en marcha de los Derechos Humanos. En las acciones que se vienen desarrollando en los barrios La Cruz y La Honda con grupos de jóvenes a nivel comunitario y educativo, así como con familias, docentes y  organizaciones sociales comunitarias, se ha logrado identificar situaciones endémicas caracterizadas por creencias, actitudes, modos de relacionarse, de comunicarse y estilos de crianza, que afectan de manera directa el desarrollo de una Cultura de Paz en el sector, ratificando cada vez más la importancia de seguir trabajando en la línea del fomento de valores, actitudes, tradiciones y costumbres que vayan encaminadas a la prevención y resolución pacífica de los conflictos.

Las problemáticas identificadas, principalmente entre jóvenes, se encuentran enmarcadas generalmente en el poco reconocimiento y respeto que se hace de la diferencia, la cual es ridiculizada y utilizada como herramienta para lastimar y ofender al otro y la otra, acompañado de un bajo control de impulsos que incita constantemente a la confrontación y defensa a través de actos de violencia física o actitudes pasivo agresivas, que son interpretadas y aprovechadas por algunas personas, normalmente espectadores que promueven, acompañan e incluso publicitan las confrontaciones. Lo cual es muchas veces reforzado por frases dadas desde las familias, como esta expresada por unos de los jóvenes del sector al hablar de las cosa para las que son  buenos: "en pelear porque desde chiquitos nos decían que si buscábamos problemas y nos dejábamos pegar, nos iban a dar duro en la casa".

Muchos padres y madres, validan actos violentos como la única estrategia posible para la defensa, e incluso en muchas ocasiones se involucran en conflictos que nacen de malos entendidos entre niños, niñas  y adolescentes, asumiendo dichas situaciones como propias, las cuales tienden a trascender a ámbitos sociales y comunitarios. A nivel comunitario muchas de las confrontaciones, pueden poner en peligro la integridad física de las partes e incluso la vida, como lo nombra una habitante del sector: “este es el barrio del machete, aquí todo se resuelve a machetazos”; siendo el paso al acto una actitud validada y promovida como alternativa al uso de la palabra, palabra que en su posición de víctima, les ha sido muchas veces poco reconocida.

Algunos y algunas estudiantes sienten que hay docentes (agentes de cultura que tienen en sus manos la posibilidad de transformar realidades) que no los reconocen como sujetos, pues se enfocan en la transmisión de información y datos, olvidando que  viven y tienen su propia historia que contar e incluso manifiestan que en muchas ocasiones hacen uso de lenguajes ofensivos, al expresarse con palabras cargadas de significado negativo para quien van dirigidas (Ejemplo, apodos) que generalmente son usadas por el desconocimiento de la realidad del otro y la otra, creando distancias y resentimientos.

Los barrios La Cruz y la Honda, cuentan con una gran riqueza cultural fruto de su origen y los continuos proceso de desplazamiento que ha traído consigo la población del territorio, con familias venidas de diferentes partes de Antioquia, del país, e incluso del extranjero; este último  marcado principalmente por la llegada de migrantes venezolanos. Lo cual no solo implica un diversidad de costumbres, sino de fenotipos, acentos  y creencias, que los ha idos constituyendo en una comunidad que requiere seguirse reconociendo, resignificando y fortaleciendo, sin dejar olvidar su historia, sus orígenes, que en ocasiones los miembros más jóvenes, muchas veces nacidos en el sector, no los conocen o les han sido transmitidos desde las emociones negativas que estos han suscitado. 

Se hace imperioso promover el uso de la palabra, como herramienta para la construcción de nuevas realidades y resolución de conflictos, que incite a la transformación individual y colectiva, para la consolidación de la paz, en la mente y en el corazón de los  pobladores del sector y de quienes trabajan por y para ellos y ellas.

GÉNERO Y PARTICIPACIÓN EN LA COMUNA 3

Enclave tiene una apuesta decidida por la promoción de acciones intencionadas y orientadas a la reflexión y no multiplicación de estereotipos y roles sexistas y de inequidad entre hombres y mujeres. En esta intención se ha encontrado con diversas situaciones que afectan especialmente el empoderamiento de las mujeres del sector. Se considera que algunas de las causas de esta situación son los altos niveles de machismo, la baja visibilización de las mujeres que ejercen cargos directivos, la carencia de procesos de formación política, bajos niveles de información, amenazas, agresiones, matoneo, deficiente aplicación de la ley de paridad y poca sororidad.

Si bien desde las organizaciones que se están acompañando desde el proyecto Enclave Comuna 3, específicamente en los barrios La Cruz y la Honda, se vive y se comparte gran parte de esta lectura y análisis con respecto a la situación de las mujeres en este territorio, también se han identificado iniciativas comunitarias que buscan incidir en estas situaciones y tratar de promover, garantizar y exigir condiciones más equitativas y justas para esta población; en ese sentido, con respecto a las organizaciones sociales y comunitarias que se está llevando a cabo el proceso de fortalecimiento y teniendo en cuenta que la primera fase se realiza con un equipo de 5 personas aproximadamente por cada organización, se han evidenciado los siguientes aspectos a nivel cuantitativo relacionados con la participación de las mujeres:

·         De 32 personas que están participando de este proceso, el 72% son mujeres (23 en total).

·         De las 6 organizaciones, 3 de ellas son lideradas y conformadas en su parte administrativa solo por mujeres, de la siguiente manera: Box 2 Grow (6), Corporación Biblioteca Comunitaria Sueños de Papel (4) y Mujeres Mandala (5), aunque en el desarrollo de sus acciones también se incluye la presencia de hombres.

·         Hay 2 de organizaciones que son mixtas, en las que la participación de las mujeres se evidencia de la siguiente manera: Trebolfem: 6 mujeres y 2 hombres y en la Corporación: Coordinación de Víctimas y sobrevivientes del conflicto armado: 2 mujeres y 2 hombres.

·         En el caso del proceso más reciente: “Somos Afro”: hasta el momento solo está conformado por 6 hombres, aunque manifiestan tener interés de vincular a mujeres en esta apuesta.

En términos cualitativos, las mujeres de los procesos nombrados expresan su interés por construir territorio, generar transformaciones positivas y tejer conocimiento; manifiestan su deseo por salir de la rutina, mejorar su salud mental, ayudar y crear oportunidades más incluyentes para las mujeres,  hacer la intervención comunitaria desde metodologías con perspectivas críticas, creativas, feministas y populares mediadas por distintas expresiones artísticas. Además, buscan fortalecer el trabajo colectivo y más confianza entre ellas, tener mayor reconocimiento de sus capacidades, habilidades y generar soluciones para contribuir con el propósito de vida digna, desde el trabajo conjunto y otras voluntades públicas, privadas y comunitarias, dado el abandono del Estado en las comunidades en que habitan, según lo que ellas refieren en sus expresiones.

Dichos procesos, indican también que buscan generar alternativas para empoderar a las mujeres sobre sus derechos desde el intercambio de experiencias, la generación de oportunidades, procesos deportivos, educativos, culturales y ambientales en la comunidad.

 

A sí mismo, las organizaciones tienen claro los retos a los que se enfrentan en el ejercicio de fortalecimiento de sus procesos y desde las acciones que desarrollan para sensibilizar frente a relaciones más justas y equitativas entre hombres y mujeres, por ejemplo, en aspectos relacionados con las necesidades de cuidado y la distribución de responsabilidades domésticas; el acompañamiento de las denuncias de situaciones de acoso o violencia sexual; el desarrollo de encuentros sobre el reconocimiento de la diversidad sexual; la sensibilización sobre prevención de violencias de género; la promoción del respeto por las decisiones de las demás personas sobre su cuerpo, bienestar, familia y futuro y sobre las reflexiones sobre lo que es ser hombre o ser mujer en nuestra cultura.