Las cuerdas de cultivo son un componente esencial de las bateas, ya que en ellas se desarrollan los mejillones. Para evitar que los mejillones se deslicen debido a su propio peso, se colocan transversalmente unos palillos o tarugos a intervalos regulares a lo largo de las cuerdas. Tradicionalmente, estos palillos se fabricaban con madera, pero en la actualidad se han reemplazado por versiones de plástico reutilizado.
Cada batea puede contener unas 400-700 cuerdas de entre 5 y 10 metros cada una. Cada 30-40 cm se sitúan los palillos para evitar que se desprendan los mejillones. El periodo de crecimiento en Galicia es rápido, alcanzado en 6-8 meses su tamaño óptimo. Cada metro de cuerda, suele producir en torno a los 10 kg de mejillón. Con los temporales, mar de fondo o corrientes marinas, incluso por el propio peso del mejillón, es normal que se desprendan algunos palillos o incluso trozos grandes de cuerda.
El problema viene cuando estos palillos quedan en el mar, ya que tardan entre 100 y 500 años en desintegrarse y cuando lo hacen siguen formando parte del ecosistema en forma de micro plásticos. Esos restos, son consumidos por los peces o aves marinas e incluso por nosotros a la hora de comer pescado.
Según el informe de WWF sobre ciencia ciudadana en Canarias, los palillos de batea representan una parte significativa de los microplásticos encontrados en playas atlánticas, afectando no solo a la biodiversidad, sino también a sectores clave como la pesca y el turismo (WWF, 2023). Los mismos son arrastrados por las mareas desde las playas de Galicia, e invaden las costas de Canarias.
LimpOcean (2024) documenta que voluntarios y asociaciones ambientales han recogido toneladas de estos palillos en campañas de limpieza, destacando su persistencia en el entorno. A diferencia de otros residuos plásticos, su tamaño y forma dificultan su retirada, ya que se mezclan con las algas y otros desechos naturales. En muchas playas gallegas, los palillos de batea se han convertido en un contaminante omnipresente, afectando la estética del litoral y generando una preocupación creciente entre la ciudadanía y los organismos ambientales.
El impacto ecológico es significativo. Investigaciones realizadas por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) han demostrado que los microplásticos derivados de la degradación de estos palillos pueden ser ingeridos por la fauna marina, afectando su sistema digestivo y acumulándose en la cadena trófica.
Además, estos plásticos actúan como transportadores de contaminantes químicos, agravando la toxicidad de los ecosistemas marinos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha advertido sobre los efectos negativos de los plásticos en la acuicultura y la necesidad de desarrollar alternativas sostenibles para reducir la contaminación en el medio marino (FAO, 2022).
Sector acuícola (bateeiros y mejilloneros): Son los principales usuarios de los palillos de batea y quienes pueden implementar el nuevo material biodegradable en sus cultivos.
Administraciones públicas: Tienen el poder de impulsar regulaciones, normativas y ayudas económicas para la adopción de materiales sostenibles en la acuicultura.
Consumidores y sector gastronómico: Una acuicultura libre de plásticos refuerza la calidad de los mejillones gallegos.
Sector turístico y hostelería: Playas limpias y un compromiso con la sostenibilidad aumentan el atractivo turístico de Galicia, beneficiando al sector económico local.
Sociedad en su conjunto y comunidades locales
La acumulación de palillos de batea en las playas gallegas representa una amenaza significativa para la biodiversidad marina. Estos residuos plásticos pueden ser ingeridos por diversas especies marinas, lo que puede provocar obstrucciones en sus sistemas digestivos y, en última instancia, la muerte. Además, la presencia de plásticos en el medio marino puede facilitar la introducción y propagación de especies invasoras que afectan negativamente a las especies autóctonas. Por ejemplo, se ha alertado sobre la presencia del gusano invasor Postenterogonia orbicularis, que devora mejillones, ostras y almejas, poniendo en riesgo la industria mejillonera gallega.
Galicia es una de las principales regiones productoras de mejillón del mundo, y la presencia de estos residuos plásticos en las playas y aguas gallegas, puede afectar negativamente a la producción de mejillones y otros mariscos.
La contaminación de las playas no solo afecta a los sectores económicos, sino también a la calidad de vida de las comunidades locales. Las playas son espacios de recreo para la población, y este tipo de residuos, pueden tener consecuencias a largo plazo en la salud humana y en la resiliencia de los ecosistemas.
Las administraciones públicas y las organizaciones ambientales se ven obligadas a destinar recursos y esfuerzos para abordar la problemática de los palillos de batea. Esto incluye la organización de campañas de limpieza, la implementación de políticas de gestión de residuos y la promoción de prácticas sostenibles en la industria acuícola. Por ejemplo, cerca de 300 voluntarios retiraron aproximadamente 15.300 palillos de batea de las playas gallegas en una campaña organizada por entidades como Limpiarousa, Surfrider España, Proxecto aMARte y Adega.
Durante este proyecto, hemos identificado los siguientes puntos clave:
Impacto ambiental significativo de los palillos plásticos: Hemos confirmado que una proporción considerable de los residuos en las playas de Galicia consiste en palillos de batea, los cuales no solo afectan a la estética del entorno, sino también a la biodiversidad.
Alternativas viables en materiales biodegradables: Existen biomateriales y alternativas biodegradables que pueden cumplir la función de los palillos plásticos sin dejar residuos. Estos materiales ya se utilizan en otros sectores y podrían adaptarse al cultivo de mejillones.
Barreras económicas y culturales: Muchos productores son reticentes al cambio debido a la inversión inicial necesaria y la falta de conocimiento sobre los beneficios a largo plazo.
Apoyo institucional e investigación en sostenibilidad: Existen programas europeos y locales que podrían financiar la investigación y el desarrollo de estas soluciones, facilitando su implementación en el sector.