Cambiar el tipo de cultivos de la población puede reactivar la economía local creando nuevos comercios y en consecuencia puestos de trabajo.
Mejoramos la salud de nuestros ciudadanos:
Al consumir alimentos más ricos en fibra alimentaria, disminuir el estreñimiento y consiguiendo una menor incidencia del cáncer colorectal.
Mejoramos el medio ambiente:
Al consumir menores cantidades de combustibles fósiles para trasladar los alimentos desde el lugar en que se producen al lugar donde se consumen y menor cantidad de energía eléctrica en su producción.
Mejoramos la economía individual:
Al consumir alimentos más económicos e igualmente nutritivos.
Mejoramos las reservas de agua:
Al consumir alimentos que no han requerido grandes cantidades de agua para su producción.