Si conseguimos incrementar el número de raciones semanales de legumbres que consumen nuestros conciudadanos, mejoraremos:
La salud de nuestras personas cercanas al consumir alimentos más ricos en fibra alimentaria, disminuyendo el estreñimiento y la posibilidad de padecer cáncer colorrectal.
La economía local al consumir alimentos producidos en cercanía (del campo a la mesa).
El medio ambiente al consumir menos combustibles fósiles para trasladar esos alimentos a nuestros mercados y supermercados.
La economía individual al consumir alimentos más económicos (las proteínas vegetales son mucho más baratas que las animales)
Aumentaremos las reservas de agua de nuestra población al consumir menos agua de riego.