16 de octubre

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Mes la la Alianza

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JUNTOS COMO FAMILIA REZAMOS EL QUINTO MISTERIO GLORIOSODEL ROSARIO:

La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado

«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1). 

Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

Santoral

Santa Margarita María de Alacoque

Santa Margarita María Alacoque, virgen, monja de la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas, trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del que era muy devota. Murió en el monasterio de Paray-le-Monial, en la región de Autun, en Francia, el día diecisiete de octubre.

Frase del día

“Todos los que acudan aquí para orar deben experimentar la gloria de María y confesar: ¡Qué bien estamos aquí! ¡Este es nuestro lugar predilecto!" P. José Kentenich

Para la reflexión

La Alianza de Amor con María El origen y el centro del Movimiento de Schoenstatt gira en torno a un acto sencillo y personal, de consagración a María: la Alianza de Amor con Ella en el Santuario. La primera Alianza tuvo lugar en Schoenstatt el 18 de Octubre de 1914, cuando el Padre José Kentenich, junto con un grupo de jóvenes del seminario, que se habían formado y educado junto a él, sintieron la necesidad, ante la inminente Guerra Mundial y la separación a la que ésta les obligaba, de afianzar unos vínculos que se habían ido gestando entre ellos, con el P. Kentenich y con la Virgen.

 Aquél lugar donde hacían sus oraciones, una antigua capillita que ellos mismos arreglaron, se convirtió así en un Santuario, donde los jóvenes, mediante un acto emotivo y sencillo, se comprometieron a traerle a María sus pequeños y grandes sacrificios, a demostrarle que la amaban y que querían ser instrumentos suyos allí donde les tocara vivir. A su vez, le pedían a María que se estableciera en aquél lugar para regalarles desde allí sus Gracias, y siguiera educando sus jóvenes corazones como lo había hecho hasta ahora, con su mano maternal. El Santuario sería evocado desde las trincheras por cada uno de aquéllos jóvenes, como un verdadero hogar para ellos. Y así lo fue, cada vez que podían volvían. El Santuario era un hogar donde encontrarse de nuevo con su Madre y sus hermanos en Alianza. En torno a él, se fue tejiendo una familia que mantenía vivo aquel lugar.

 En la Alianza de Amor, cada uno ofrece su corazón y su vida en las manos maternales de María, con la confianza de que Ella sabe educarnos como una verdadera Madre, y llevarnos hacia el corazón de Jesús. Por la Alianza, asumimos la tarea de dejarnos moldear por María, de aprender con Ella a leer la voluntad de Dios en nuestra vida diaria, y acudir al Santuario como nuestro hogar, para entregarle continuamente lo pequeño y grande que nos sucede, el pasado, presente y futuro, nuestros éxitos y fracasos, nuestras ilusiones y nuestros dolores, nuestros pequeños y grandes actos de amor; todo se lo entregamos como un regalo de amor. Ella sabe recoger estos regalos que son nuestra vida, y repartirlos en forma de Gracias a quién más lo necesite. 

La Alianza de Amor nos une así como una gran familia, en la que todo lo que uno entrega con amor a nuestra Madre, repercute en Gracias para otros. Siguiendo la estela de lo que fue la vida del P. Kentenich y aquellos primeros jóvenes, en la Alianza de Amor nos ofrecemos a María como instrumentos suyos; Ella nos necesita para actuar en el mundo. Igualmente, también nosotros necesitamos de su protección maternal y su corazón que sabe latir al unísono del corazón de Jesús. Esta dependencia mutua entre Ella y nosotros, la expresamos cuando le decimos en la Alianza: Nada sin Ti, Nada sin nosotros

Me pregunto...

Oración

 En tu poder y en tu bondad fundo mi vida, en ellos espero confiado como un niño ; Madre admirable en Tí y en tu Hijo, en toda circunstancia, creo y confío ciegamente. Amén

Capital de Gracias

 Hoy en nuestro Capital de Gracias vamos a rezar por todos los que acuden al amparo del Santuario para que nos sintamos unidos, ofrecemos a María nuestras ganas de hacer familia Monte Tabor.


Consagración a la virgen

¡Oh señora mía, oh madre mía!, yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos,  mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser, ya que soy todo tuyo, oh madre de bondad, guárdame,  defiéndeme y utilizame  como instrumento y posesión tuya.

Amén.