CATEGORÍA DE 13 A 16 AÑOS
Aquí iremos subiendo vuestros relatos para que podáis leerlos todos y votar los que más os gusten
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Era la noche de Halloween, donde el colegio alameda había realizado una fiesta en la que todos asistimos, pasaron las horas y de pronto apareció un fantasma, o eso parecía, pero no… ¡Era Recu disfrazado! Todos nos echamos a reír.
De repente se escucharon ruidos y al girarme vi a todo el mundo en el suelo muerto, sin pensármelo dos veces, salí corriendo pero me encontré a la gente convertida en zombies, intentándome matar. Al final conseguí salir. Una vez en mi casa, me fui a dormir sin pensar en lo que había pasado, pero... ¿Quién sabe si se volverá a repetir este año?
No puedo respirar... me falta el aire... siento una gran presión en el pecho, si sigo así moriré. No puedo moverme, me siento atrapada, mi corazón se está acelerando, estoy encerrada en algún sitio. Sudo mucho y la sensación de claustrofobia está invadiendo mi mente... no puedo pensar con claridad. Hay unas paredes a mi alrededor, arriba… abajo... Tengo una sensación de desorientación... ya casi no hay oxígeno... siento como si estuviera bajo tierra, donde los muertos descansan.
Ahí estaba yo, de pie bajo ese sauce viejo en la colina, ¿Cuántos días habían pasado? Ya no lo recordaba … Había pasado tanto tiempo desde que me dijo "volveré" y, sin embargo, aquí estaba, todos los días como un tonto esperándolo.
“¡Volverá! ¡Debe volver y acordarse de nuestra promesa!” Me decía a mi mismo una y otra vez hasta que la esperanza se esfumaba y con ella marchaba yo de vuelta a mi hogar.
“¿Dónde está ese cobarde? No deberías olvidar tus pecados...” murmuré mientras volvía al trono de Hades, rey de inframundo, “pagarás por lo que hiciste tanto como yo...” murmuré por última vez antes de volver a Tártaro.
Sonó un ruido y las luces se encendieron nuevamente…. allí estaba yo...tumbada en el suelo con un puñal en el costado. Me volví loca no sabía lo que había pasado pero ,me di cuenta de que no estaba sola y había 2 personas tiradas en el suelo, parecían estar muertas….. Pero antes de poder levantarme perdí el conocimiento... Me desperté en el mismo sitio pero habían desaparecido los cuerpos, ¿habría sido imaginación mía, o alguien los quitó? Antes de que yo pudiera hacer nada vi todo rojo y me volví a desmayar…pero antes de desmayarme oí… - La estamos perdiendo necesitamos más medicación...
La luz roja y azul cegaba los ojos, no paraba de repetirse la misma secuencia de colores, mientras que las sirenas sonaban de fondo .Se veía como los policías y médicos venían a socorrerme. Detrás mía estaba la puerta abierta por la que yo había salido herido, y por donde había visto a un personaje con máscara degollando y torturando a mis queridos.
Todo empezó esa noche, como una más empezó y terroríficamente a cabo. Éramos cinco y acabamos tres, nunca supimos qué les sucedió y día tras día nos han acontecido distintas y terroríficas señales , hasta que hoy un año después descubriremos todas las incógnitas que nos dejó el pasado. Ojalá no acabemos igual que los demás…¿ Qué será lo que nos está pasando? ¿Estamos maldecidos?
Despierto en un sillón polvoriento, con los brazos atados a los lados, como si alguien no quisiera que escapara. Delante mía cae una hilera de líquido que parece rojo, por la oscuridad no estoy segura, pero un olor nauseabundo me hace pensar cualquier cosa.
Es de noche, huele a lugar cerrado, no hay ventanas, siento corrientes de viento frío. También unos golpes a lo lejos que cada vez se acercan más y pasos que cada vez son más fuertes. Sé que es mi hora, como la de los cuerpos que siento junto a mí, la puerta se abre de golpe.
Ese 31 de octubre, frente a ese examen infernal, me quedé en blanco… Se alzaron cuatro paredes negras a mi alrededor y quedé totalmente aislada. No sabía como reaccionar y seguí mirando con impotencia todas esas operaciones que no llevaban a ningún sitio… Y de repente… el examen me engulló atrozmente. No veía nada… solo negro, todo me daba vueltas, no podía moverme, como si me estuvieran agarrando unos fantasmas, y cada segundo que pasaba me faltaba más y más el aire. Permanecí inmóvil varios minutos, sin reaccionar. Segundos después me desperté de esa terrible pesadilla y sonó el timbre…
Abro los ojos, procedo a levantarme pero no siento mi cuerpo, la angustia provoca que respire más rápido, por ello, los latidos en mi mente se aceleran pero mi corazón no. Es como si mi cuerpo siguiera dormido pero mi cabeza no. Veo el relieve de personas pasando por delante mío sin ningún motivo. La respiración me hace una mala jugada y siento que me estoy ahogando, mi mente respira rápido pero mi cuerpo no. En el último instante cuando pienso que no podía más, mi cuerpo se conecta a mi mente y todas las personas que andaban por delante mío se desvanecen.
Erase un vez un niño llamado Pedro que estaba paseándose por el parque, Pedro era un niño muy raro y era muy alto, cuando Pedro estaba caminando por el parque se encontró a un niño perdido llorando, Pedro fue a hablar con el para saber que le pasaba, el niño le dijo que se había perdido, entonces Pedro lo secuestro, se lo llevó a su casa y lo mato, cuando escuchaba a la policía los mataba. Al final cuando llegaron sus padres, Pedro los mato y después de 70 años matando a niños y a los policías se suicido FIN.
Un loco se escapó del psiquiátrico en la noche de Halloween en Varosha, en Chipre.
El loco se fue hacia el pueblo para preparar su gran noche. Al llegar la noche, empezó a secuestrar a gente del pueblo, entre ellos el alcalde. La policía se dio cuenta y fue a la casa de sus padres. Allí encontraron las cabezas de 5 de sus víctimas, faltaba la del alcalde. El loco decapitó al alcalde en medio de la plaza del pueblo con toda la gente mirando.
Tras decapitarlo, se fue corriendo hacia el bosque y nadie volvió a saber de él.
Nunca olvidaré aquella noche. Eran las tres de la mañana y acababa de salir de la fiesta de cumpleaños de mi mejor amigo. Al principio todo iba bien por las carreteras, hasta que de repente me desperté en el hospital sin saber qué había pasado. Parece ser que había chocado contra el coche de una familia con una hija. A día de hoy sigo atormentado por esa noche. Por suerte los padres de la niña y yo nos recuperamos en poco tiempo, pero por desgracia la joven niña falleció. A partir de ahí, cada noche en torno a las tres de la mañana, una niña de unos seis años aparece en mi habitación mientras duermo.
Sábado treinta y uno y tres amigos paseando, como muchos en una noche en la que las chuches y los caramelos eran el objetivo de muchos. Delante, una casa grande y antigua, parecía solitaria, pero decidieron entrar,
-Hola, ¿Hay alguien ahí? preguntó Marcos, nadie contestó. Las luces se encendieron y el hall y el comedor se dejaron ver, la música sonó y la puerta se cerró. El más pequeño, Lucas decidió subir las escaleras, pero una vez llegó al segundo piso, este se hundió para abajo y le absorbió y los demás niños asustados escaparon.
Me desperté tras haber tenido uno de los sueños más extraños de mi vida con un fuerte dolor de cabeza. Llegué al colegio tarde, como de costumbre, para descubrir que no había nadie. Extraño… Volví a casa. Vacía. ¿Dónde estaba todo el mundo? De repente, entró un correo de un tal J.P: una invitación a una fiesta de Halloween en un solar. Al llegar allí, encontré alrededor de tres mil personas, de pie, mirando al vacío, como hipnotizadas, entre ellas mi familia. ¡¿Qué está pasando?! y ¡¿Porqué a mi no me afecta?! ¿Se está cumpliendo mi sueño?
Murió en la noche de Halloween, con un disparo al corazón. Dejó su teatro de marionetas atrás, junto con un niño de once años que creía que las marionetas le habían fallado al no salvar a su padre. Esta furia le ardió el interior durante treinta años, sin haber madurado ni aceptado la muerte de su padre, creyó que podía cambiarlo de una vez por todas, y qué mejor manera de hacerlo que recreando el momento de su muerte en un teatro de marionetas pero con personas de verdad, a quienes les rompía las articulaciones y maneja como las mismas.
Me puse la capa negra y la máscara cadavérica. Mis amigos no tardarían en llegar. La noche de Halloween me esperaba.
Sonó el timbre. Miré por la mirilla esperando encontrar a los chicos al otro lado de la puerta pero no vi a nadie. El timbre volvió a sonar. Mi ojo se revolvió de nuevo en la mirilla, izquierda, derecha, nada.
Desde el móvil llegaban WhatsApp de mis amigos. Baja ya tío, decían.
Sigilosamente reculé hasta mi habitación. Tiritando en la cama me cubrí por completo con la manta. El timbre de la puerta seguía sonando.
Nunca olvidaré aquella noche. Eran las tres de la mañana y acababa de salir de la fiesta de cumpleaños de mi mejor amigo. Al principio todo iba bien por las carreteras, hasta que de repente me desperté en el hospital sin saber qué había pasado. Parece ser que había chocado contra el coche de una familia con una hija. A día de hoy sigo atormentado por esa noche. Por suerte los padres de la niña y yo nos recuperamos en poco tiempo, pero desgraciadamente la joven niña falleció. A partir de ahí, cada noche en torno a las tres de la mañana, una niña de unos seis años aparece en mi habitación mientras duermo.
Nunca había apreciado mi vida lo suficiente, hasta que estuve ahí. Escondida. Esperando a que lo peor que podía pasar pasase. Había corrido, estaba cansada, algo me había perseguido por las oscuras calles de la ciudad. No se oía nada, todo estaba en silencio, ni una voz, ni un paso. Mis sentidos estaban alerta. De repente un rugido inundó toda la calle. El temor me ahogaba, se estaba acercando y notaba mi presencia. Unos ojos rojos y cuatro filas de dientes cubrían el cielo. Esta podría ser la última vez que respirase.
Había una vez una casa en Nueva Orleans, donde vivían unos kiwis muy ácidos. Cuando llevaban viviendo en la casa 2 años tuvieron unos pequeños kiwis, el problema es que les salieron Golden (chan chan chan). Así que, preocupados por lo que dijeran de esa familia, exprimieron a sus hijos y los vendieron en el Starbucks. Pero cuenta la leyenda que uno de los niños escapó antes de llegar a la licuadora, y ahora planea su venganza pacientemente.
Un buen día, el kiwi superviviente decidió sacrificar a sus progenitores. A la mañana siguiente, Starbucks tenía una ácida oferta del 2x1. Y así, el pequeño Golden consiguió vengar a sus dulces hermanos que ahora estarían en el estómago de algún consumidor del mes.
En la próxima entrega, veremos a super kiwi salvar a una familia de manzanas que no fueron aceptados por su familia porque eran rojas y sus progenitores verdes.
KIWIFIN
Era un día normal, en Madrid, corría el año 2016 y tu, agente de la policía municipal ves una sombra corriendo por la calle, pero no ves nada, y decides seguir la ronda tras esto recibes un sonido raro a través de la radio, preguntas pero nadie responde y te despiertas en tu cama. Vas a trabajar y ves la misma sombra de tu sueño y escuchas él mismo sonido por la radio y empiezas a preocuparte sobre si tu sueño tendría algo que ver con lo que pasa, vas pasando por los pasillos y encuentras una habitación llena de cadáveres. De repente, se apaga la luz, y ya no sabes nada. Estás muerto.
Érase una vez un Halloween, un grupo de alumnos dejó su clase de matemáticas y decidió explorar el baño abandonado, ya sabiendo que estaba embrujado. Sacaron sus teléfonos móviles para encender sus linternas pero… sus baterías estaban agotadas. Empezaron a asustarse y, al escuchar la voz de Rosa, subieron de puntillas las escaleras para averiguar qué estaba pasando. Al subir, abrieron la puerta y Rosa apareció en la ventana, se dio la vuelta, dijo “correr” y saltó. Decidieron bajar corriendo. Cuando llegaron, había mucha sangre en el suelo pero Rosa había desaparecido. Había otro rastro de sangre, y aunque tenían miedo, los alumnos lo siguieron, esperando encontrar a Rosa. Finalmente, lo que descubrieron era una horda de profesores con las manos amputadas que les rodeó y les impidió salir para pedir ayuda.