SENDERO DEL BOSQUE

SENDERO DEL BOSQUE HASTA COTA 1700

Recomendaciones: Protector solar, gorro, agua, off, abrigo (según condiciones climáticas)

Dificultad: Baja

Comenzamos nuestro recorrido Saliendo de Telecabina,a la derecha, encontrará Pista y Silla Cuádruple, Magic Carpet y sobre la izquierda Pista y Silla 63: lugar de aprendizaje de principiantes. Ascendiendo por el camino vehicular de la izquierda - Recuerde NO Ingresar en los senderos señalizados con discos de colores ya que los mismos son exclusivamente para descenso de Mountain Bike - en un recorrido de 2 km, a la derecha verá un boyado eléctrico que protege el bosque de lengas. Trabajo en conjunto con la comunidad mapuche Vera en la reforestación de este bosque nativo en el cual se puede apreciar creciendo sus renovales.

Siguiendo por el camino, llegará a una amplia curva donde se puede ver la Pista Panamericana, pista roja (dificultad Alta). Seguimos avanzando por el camino rodeados del bosque puro de lengas, la cual se encuentra sólo entre los 1200 y los 1700 m.s.n.m. y puede desarrollar hasta 30 mts de altura, y cuya madera, es de excelente calidad para la fabricación de muebles y aberturas.

En las brechas que se forman en el bosque se puede disfrutar del valle de origen glaciario con el lago Lacar y la ciudad de San Martin de los Andes en el fondo del valle.

Llegando al final del recorrido, plataforma 1700, vemos el desenganche de la silla Graeff, ésta, igual que el refugio que se ve sobre la izquierda llevan su nombre en reconocimiento a Federico Graeff, quien fomentara el esquí en Chapelco en la década del 40 delineando las pistas y sugirió, en 1946, la construcción de un refugio que cumpliera la función de albergar a los esquiadores aficionados que subían todos los fines de semana al Cerro Chapelco, a pesar del esfuerzo que representaba escalar la montaña después de cada deslizamiento desde la cumbre. En aquel entonces, los jóvenes subían a esquiar al cerro trepando a pie la montaña, porque no existían medios de elevación. Llegaban cansados y la imposibilidad de tener un lugar seguro para descansar no permitía realizar ascensos más largos.

Entonces, Graeff decidió construir un refugio de montaña en la cota 1720, contando con la colaboración de quienes subían a disfrutar de la nieve. Surgió así, en el verano de 1948, un salón con una única ventana y muros de “troncos sin maquinar, apoyados unos sobre otros en forma horizontal, trabados con cajas realizadas con barreno manual y espigas de piezas de madera redondeada en forma rústica”, según surge de un informe de obra.

La construcción se asentó sobre piedras del lugar, para evitar los efectos de la humedad. Las paredes tenían rendijas por donde se filtraba el aire, que se rellenaron con “barba de viejo”, el liquen que abunda colgado de los árboles. Se puso mucha atención en cerrar las pequeñas aberturas ya que, según la orientación del viento, la nieve podía ingresar al refugio.

Al principio, solo contaba con un ambiente, donde se colocaron cuchetas. Después se agregó un segundo ambiente, una galería cerrada y se construyó la torre para acceder a diferentes niveles. En los momentos más crudos del invierno, el refugio desaparecía bajo la nieve, por eso se instaló un mástil con una pala atada a lo alto, para ubicarlo, como una ingeniosa medida de quienes lo habían construido. Durante muchos años, el refugio quedó olvidado y necesitado de refacciones. Luego, fue rescatado y declarado patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad. A pesar de ello, el tiempo y el uso dejaron marcas en la estructura, por lo que estuvo un tiempo cerrado, esperando planes de recuperación. Fue a mediados del 2019 que esos planes comenzaron a llevarse a la acción, gracias vecinos y socios del club Lacar que tienen parte de su corazón guardado en ese antiguo lugar.

Las tareas de remodelación comenzaron a principios del 2020 y debieron detenerse por la cuarentena. Sin embargo, se llegó a instalar un techo completamente nuevo y se cambiaron los dos tabiques más importantes, que estaban podridos. Para terminar las cenefas y la torre se organizó una última subida en motos de nieve.

En septiembre de 2021 al cierre de la temporada invernal, Chapelco inauguró una escultura de don Américo Astete, uno de esos jóvenes entusiastas, pioneros del esqui, que impulsaron el deporte en el pueblo. Se lo puede ver sentado en una de las históricas sillas dobles de elevación, custodiando el refugio, de cara al volcán Lanín, el cual podemos disfrutar tambien nosotros en días en que el cielo está despejado y sobre la izquierda el volcán Villarrica y Choshuenco (ambos en Chile).

Mirando a nuestro alrededor veremos parte de las 140 ha de área esquiable y de los 15 medios de elevación con los que cuenta el centro de esquí.

El descenso se realiza por el mismo camino para tomar la Telecabina que nos llevará a la base nuevamente. Recuerde NO Ingresar en los senderos señalizados con discos de colores ya que los mismos son exclusivamente para descenso de Mountain Bike.