Joaquín Sorolla: Bous en la Playa de la Malvarrosa (Valencia)

José Adolfo de Azcárraga Feliu es catedrático de Física Teórica de la Universidad de Valencia desde 1978 (actualmente emérito) y miembro del IFIC (CSIC-UVEG); antes perteneció a la Universidad de Salamanca. Está interesado en los aspectos matemáticos y geométricos de la física (ver libros y artículos científicos). Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid (1963) y doctor también en Física por la de Barcelona (1968), amplió su formación científica en numerosas estancias en el extranjero, especialmente en Cambridge y Oxford. Presidente de la Real Sociedad Española de Física (2013-21), a su actividad docente e Investigadora ha unido un genuino interés por acercar la ciencia a la sociedad. Con ese motivo ha escrito con frecuencia sobre estos asuntos, incluyendo e.g. la relevancia de la teoría de la evolución en el mundo actual, así como sobre cuestiones de política científica y universitaria (ver artículos de ‘divulgación y prensa’).

Dejando aquí completamente al margen sus intereses científicos citaría, entre las obras que le han interesado, fascinado o instruido en distintos momentos de su vida y por diferentes razones, las siguientes: Lisístrata (411 adC) de Aristófanes, el Ars Amandi (2 adJ-2 dJ) de Ovidio, muchas de las Vidas Paralelas (s.I-II) de Plutarco, el Romance del Prisionero (anónimo), las Coplas a la muerte de su padre (1476-77) de Jorge Manrique, el canto Quant’è bella giovinezza (c.1490) de Lorenzo de Medici il Magnifico, Il Principe (1513) de Maquiavelo, Les pensées (1580) de Montaigne, La vida de Lazarillo de Tormes (1554), el Soneto al Túmulo de Felipe II (1598) y El Quijote (1605 y 1615) de Cervantes, The Merchant of Venice (c. 1599) junto a Hamlet (c. 1600) y Macbeth (1606) de Shakespeare, Fuenteovejuna (1619), de Lope de Vega, la epístola No he de callar (1630) de Quevedo, Le Bourgeois gentilhomme (1670) de Molière, partes de De l'esprit des lois (1748,58) de Montesquieu, Candide ou l’optimisme (1759) y Traité sur la tolérance (1763) de Voltaire, Manuscrito encontrado en Zaragoza (s.XVIII-XIX) de Jan Potocki, Adolphe (1816) de B. Constant, Frankenstein or The Modern Prometheus (1818) de Mary Shelley, Le Rouge et le Noir (1839) de Stendhal, Crimen y castigo (1866) junto con El jugador (1867) y Los hermanos Karamazov (1880) de Dostoievski, muchos artículos de Larra y en especial El castellano viejo (1832) y Vuelva usted mañana (1833), The Raven (1845) y muchos de los Tales of mystery and imagination (1850) de Poe, The Scarlet Letter (1850) de Hawthorne, Madame Bovary (1857) de Flaubert, On Liberty (1859) de Stuart Mill, The Posthumous Papers of the Pickwick Club (1836) junto con A Tale of Two Cities (1859) y Great Expectations (1861) de Dickens, Les Misérables (1862) de Victor Hugo, Guerra y Paz (1869) de Tolstoy, (El gaucho) Martín Fierro (1872 y 1874) de José Hernández; La isla misteriosa (1874) y otras obras de Julio Verne, así como La isla del tesoro (1883) y otras novelas de Stevenson, las series de Sandokan y del Corsario Negro (1895-1933) de Salgari, Boule de Suif (1880) de Maupassant, The Adventures of Huckleberry Finn (1884) de Mark Twain, los Cuentos (1884-1900) de Chéjov, Germinal (1885) de Zola, La Regenta (1885) de Clarín, Cuore (1886) de Edmondo De Amicis, The Picture of Dorian Gray (1890) y The importance of being Earnest (1895) de Oscar Wilde, Quo Vadis (1896) de Henryk Sienkiewicz, las cinco grandes novelas valencianas (1894-1902) de Blasco Ibáñez, The War of the Worlds (1898) de H. G. Wells, The Hound of the Baskervilles (1902) y The lost World (1912) de Conan Doyle, las Sonatas (1902-05) y Luces de Bohemia (1924) de Valle Inclán, Amor y Pedagogía (1902) y San Miguel el Bueno, mártir (1931) de Unamuno, The Call of the Wild (1903) y To build a fire (1908) de Jack London, William Blake (1910) de G.K. Chesterton, El Proceso (c.1914) y La Metamorfosis (c.1915) de Kafka, The Golem (1915) de G. Meyrink, Ten Days That Shook the World (1919) de John Reed, On human bondage (1915), The Painted Veil (1925) y la mayoría de las historias cortas como Rain (1921) y Mr. Know All (1925) de Somerset Maugham, Sei personaggi in cerca d'autore (1925) de Pirandello, The Great Gatsby (1925) de Scott Fitzgerald, Sin novedad en el frente (1928) de Remarque, Lady Chatterley's Lover (1928,1960) de D. H. Lawrence, el Romancero Gitano (1928) y Yerma (1934) de García Lorca, El Espectador (1916-34, 1961) y La rebelión de las masas (1930) de Ortega y Gasset, Point Counter Point (1928) y A Brave New World (1931) de A. Huxley, Momentos estelares de la humanidad (1927) junto con Fouché (1929) y El Mundo de ayer (1949) de Stefan Zweig, Arrowsmith (1928) de Sinclair Lewis, Ingleses, franceses y españoles (1929) y España (1930-58) de Madariaga, The Good Earth (1931) de Pearl S. Buck, Tropic of Cancer (1931) de Henry V. Miller, Murder in the Cathedral (1935) de T.S. Elliot, El Maestro y Margarita (c.1937) de Mijaíl Bulgákov, La Nausée (1938) de Sartre, The Grapes of Wrath (1939) de Steinbeck, Darkness at Noon (1940) de Arthur Koestler, Historia de la Filosofía (1941) de Julián Marías, L'Étranger (1942) de Camus, El viudo Rius (1944) de Ignacio Agustí, Animal Farm (1945) y 1984 (1949) de Orwell, The Open Society and Its Enemies (1945) junto con The Poverty of Historicism (1957) y The Myth of the Framework: in defence of science and rationality (1994) de Karl Popper, Historia de una escalera (1947) de Buero Vallejo, A Streetcar Named Desire (1947) de Tennessee Williams, El Aleph (1949) de J.L. Borges, Death of a salesman (1949) de Arthur Miller, The Catcher in the Rye (1951) de J.D. Salinger, The Origins of Totalitarianism (1951) de Hannah Arendt, Dioses, tumbas y sabios (1953) de C.W. Ceram, The Masters (1951) y The Two Cultures (1959) de C.P. Snow, Bonjour Tristesse (1954) de Françoise Sagan, Lolita (1955) de Nabokov, Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo, El Jarama (1956) de Sánchez Ferlosio, Il Gatopardo (1957) de Lampedusa, Storia di Roma (1957) y Storia dei Greci (1959) de Montanelli, El Rinoceronte (1959) de Ionesco, The Spanish Civil War (1961, 1977) de Hugh Thomas junto con The Spanish Labyrinth (1943) de Gerald Brenan y The Spanish Civil War (2012) de Stanley Payne, muchas de las novelas de Pío Baroja, Las brujas y su mundo (1961) y Los Baroja (1972) de su sobrino Julio Caro Baroja, autor también de Los vascos (1958) y de El Señor inquisidor y otras vidas por oficio (1968), Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín-Santos, El curso (1962) de Payno (alguno de los personajes perteneció a su curso en la UCM), Un día en la vida de Iván Denísovich (1962) y El Archipiélago Gulag (1973) de Solzhenitsyn, The First (1963) y The Second (1975) World War de A. J. P. Taylor, Japan (1964) de E.O. Reischauer, Últimas tardes con Teresa (1966) de Juan Marsé, Cuando Shlemiel fue a Varsovia y Otros Cuentos (1969) de Isaac Bashevis Singer, A Study of History summary (1974) de Toynbee, Zen and the Art of Motorcycle Maintenance (1974) de Pirsig, India: A Wounded Civilization (1976) de Naipaul, The World of Islam (1976) de B. Lewis (ed.), Ideas and idols: essays on values in History and in Art (1979) y A Little History of the World (1936,1985) de Gombrich, Comme les démocraties finissent (1983) de J.P. Revel, Tiempo Nublado (1986) de Octavio Paz, The Satanic Verses (1988) de Salman Rushdie, Hitler and Stalin: parallel lives (1991) de Bullock, Past imperfect: French intellectuals (1992) y Postwar (2005) de Tony Judt, Copenhague (1998) de Michael Frayn, The Prize (1991,2008) de D. Yergin, La Rabbia e l'orgoglio (2001) y La forza della ragione (2004) de Oriana Fallaci, Enlightment now (2018) de S. Pinker, Come on! Capitalism, Short-terminism, Population and the Destruction of the Planet de E.U. von Weizsäcker y A. Wijkman (2018) y muchas otras.

Entre sus preferencias musicales y por razones diversas, pues la música está especialmente vinculada a vivencias personales, señalaría en particular: el Canon (c.1680) de Pachelbel, el Adagio ‘de’ Albinoni (s.XVIII y s.XX), los Conciertos de Brandenburgo (1721) y la Misa (1749) de Bach, Le quattro stagioni (c.1725) de Vivaldi, el Mesías (1741) de Händel, la Eine Kleine Nachtmusik (1787) de Mozart, las Sinfonías Tercera (1804), Quinta (1804) y Sexta (1808) de Beethoven, muchos valses de los Strauss, la Sinfonía inacabada (1822) de Schubert, la Symphonie fantastique (1830) de Berlioz, las Polonesas y en particular la op. 53 (1842) de Chopin, Tannhäuser y su Coro de los peregrinos (1845) de Wagner, la Rapsodia Húngara nº2 (1847 y 1857) de Liszt, Peer Gynt (1875) de Grieg, el Concierto para violín en re mayor Op. 35 (1878) junto con el nº 1 para piano y orquesta (1871-79), 1812 (1880) y la Sinfonía Patética (1893) de Chaikovski, Una noche en el Monte Pelado (1886) de Musorgski, la Sinfonía nº1 (1876) de Brahms, el Capricho Español (1887), La gran Pascua Rusa (1888) y Schehrezade (1888) de Rimski Kórsakov, el cuarteto de cuerda nº 2 (1881) y las Danzas Polovtsianas del Príncipe Igor de Borodin (+Rimski Kórsakov), la Sinfonía del Nuevo Mundo (1893) de Dvořák, el Concierto nº2 para piano y orquesta (1901) de Rachmaninoff, Recuerdos de la Alhambra (1896) de Tárrega, la marcha Pomp and Circumstance nº 1 (1901) de Elgar, Finlandia (1900) y la Sinfonía nº 2 (1902) de Sibelius, la Sinfonía nº 5 (1902) de Mahler, Rumores de la Caleta (Albéniz-Llobet) y la Suite Iberia (1906-09) de Albéniz, la Suite Goyescas de Granados (1911), el Amor Brujo (1915) y la Suite Española (1939) de Falla, el himno Oh Jerusalem (William Blake, 1804) de H. Parry (1916), la Rhapsody in Blue (1924) junto con An American in Paris (1928) y Porgy and Bess (1935) de G. Gershwin, el Bolero (1928) de Ravel, la Grand Canyon Suite de Ferde Grofé (1931), Carmina Burana (1936) de Carl Orff, el Concierto de Aranjuez (1939) de Joaquín Rodrigo, la Misa (1971) de Leonard Bernstein, etc.

También está interesado en el arte, habiendo sido el promotor, junto con el Ayuntamiento de Valencia, de la Sala de Arte Adolfo de Azcárraga (fundamentalmente de pintura valenciana de las primeras tres cuartas partes del s. XX) del Museo de la Ciudad (Valencia). Entre sus pintores preferidos o que le han interesado por alguna razón figuran van Eyck (1390-1441), Fra Angelico (c.1395-1455), Paolo Ucello (1397-1475), van der Weyden (1400-1464), Botticelli (c.1445-1510), los ilustradores del libro de las Très Riches Heures du Duc de Berry (s.XV), Ghirlandaio (1449-94), El Bosco (1450-1516), Hans Baldung (c.1484-1545), Durero (1471-1528), Leonardo da Vinci (1452-1519), Rafael (1475-1564), Patinir (1480-1524), Tiziano (c.1485/8-1576), Tintoretto (1518-94), P. Brueghel el Viejo (c.1525-1569), Veronés (1528-81), El Greco (1541-1614), Caravaggio (1571-1610), Frans Hals (1582-1666), Ribera (1591-1652), Zurbarán (1598-1664), van Dyck (1599-1641), Velázquez (1599-1660), Rembrandt (1606-1669), Valdés Leal (1622-1690), Ruisdael (c. 1629-82), Vermeer (1632–75), Canaletto (1697-1768) y Guardi (1712-93), Luis Egidio Meléndez (1716-80), Goya (1746-1828), William Blake (1757-1827), Hokusai (1760-1849), Constable (1776-1837), Géricault (1791-1824), Delacroix (1798-1863), Ilya Repin (1844-1939), Vasily Surikov (1848-1916), John S. Sargent (1856-1925), casi todos los impresionistas junto con Turner (1775-1851), Cézanne (1839–1906) y van Gogh (1853-90), Wojciech Kossak (1856-1942), A. Mucha (1860-1939), Gustav Klimt (1862-1918), Sorolla (1863-1923), buena parte de Picasso (1881-1973), Dalí (1904-89) y muchos otros. Entre otros que le resultan próximos geográficamente (Comunidad Valenciana), añadiría a Cecilio Plá (1860-1934), Fillol Granell (1870-1930), Juan B. Porcar (1889-1974), Pedro de Valencia (1902-1971), Genaro Lahuerta (1905-85), Ramón Gaya (1903-2005), Francisco Lozano (1912-2000), S. Rodríguez Bronchú (1913-99), el Manolo Gil (1925-57) realista, Joaquín Michavila (1926-2016), Mir Belenguer (1934- ), Juan de Ribera Berenguer (1935-2016), Pedro Cámara (1936-2017), etc.

Los listados anteriores no incluyen muchos escritores, músicos y pintores muy cercanos en el tiempo. La razón es su creencia en que, contrariamente al continuo avance de la ciencia y la tecnología, el progreso de cualquiera de las artes en épocas recientes es más que cuestionable. Por ejemplo, ¿qué se ha producido en el último medio siglo que pueda compararse a los frisos del Partenón, los frescos de la Sixtina, las Meninas, La Ronda de Noche, o la paleta de Van Gogh? Parte del arte actual ha perdido el gusto por algo difícil de adquirir, la maestría, cuya ausencia se trata de justificar menospreciándola, algo que sucede con frecuencia en el arte abstracto. Tampoco ha habido un claro progreso en la música actual o en la literatura. Por circunscribirnos en ésta a un entorno temporal y lingüístico bien próximo, ¿qué escritores tenemos hoy con el vigor expresivo y la fuerza creadora de los Unamuno, Baroja, Valle Inclán, García Lorca o Machado, ninguno de los cuales, por cierto, recibió el premio Nobel? Sin ánimo de polemizar y pese a su fama cree, por ejemplo, que a los Cien años de soledad (1967) le sobran fácilmente cincuenta: en la literatura, como en el Arte, todo lo que no suma resta. Por lo que se refiere a la arquitectura, el manifiesto deterioro estético de nuestras ciudades en los últimos sesenta años no es ajeno a la falta de sensibilidad artística de muchos arquitectos; de hecho, la Historia del Arte se considera una asignatura secundaria –una ‘maría’- en las Escuelas de Arquitectura españolas. La realidad es que el avance de la Sociedad y del bienestar humano en general -medido en particular por el aumento de la esperanza de vida- es incuestionable, pero ello no implica que sea permanente ni garantiza el progreso de las Bellas Artes.

Para concluir este demasiado detallado perfil de gustos y aficiones no científicas, le gustaría añadir que todas las opiniones, coincidan o no con las suyas, le merecen consideración si son respetuosas y superan este sencillo test: la persona que las emite debe ser capaz de concluir ocasionalmente algo que, si se lo aplicara a sí misma, no le resultaría ventajoso. Las personas cuyas opiniones están sincronizadas con sus conveniencias no le merecen crédito alguno y, muy en particular, aquellas que sólo buscan la cómoda protección de la ‘corrección política’, a la que es especialmente refractario. Y una última consideración: como se dice en una película italiana, Palombella rossa (N. Moretti, 1989), chi parla male, pensa male e vive male. Bisogna trovare le parole giuste: le parole sono importanti!

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