María,

mujer que medita.

Queridos todos, ¡Feliz año!

Con el deseo de haber cerrado un año que habrá tenido momentos felices y seguro que también sinsabores, porque la vida es así, os deseamos de corazón que este nuevo que comienza sea el año del Amor, y qué mejor forma de empezar el primer día que dedicándoselo a nuestra Madre.

La fiesta de María que celebramos hoy es la más antigua que se conoce. Pablo VI la recuperó del olvido. Por eso, hoy os invitamos a parar un momento, olvidaros por unos segundos de los preparativos, comidas, reuniones y mirar a María. Solos, ella y vosotros. ¡Sería tan bonito empezar el año con su mirada! .

Lc 2, 16-21

Los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.



Tres actitudes complementarias:

Pastores: Alabanza y gratitud a Dios.

Gente que escucha: Admiración.

María: Conserva lo escuchado y medita en su corazón.


Ocho días atrás resonó el anuncio angélico: “Gloria a Dios y paz a los hombres”. Hoy lo acogemos nuevamente de la madre de Jesús que “custodiaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”, para hacer de esto nuestro empeño en el curso del año que se abre. […] El Espíritu Santo actúe en los corazones, derrita lo que está cerrado y las durezas y nos conceda volvernos tiernos delante de la debilidad del Niño Jesús. La paz de hecho, necesita de la fuerza de la mansedumbre, la fuerza no violenta de la verdad y del amor. En las manos de María, Madre del Redentor, ponemos con confianza filial todas nuestras esperanzas.

A ella que extiende su maternidad a todos los hombres, le confiamos el grito de paz de las poblaciones oprimidas por la guerra y la violencia, para que el coraje del diálogo y de la reconciliación prevalga sobre las tentaciones de la venganza, de la prepotencia, y de la corrupción. A ella le pedimos que el evangelio de la fraternidad, anunciado y testimoniado por la Iglesia, pueda hablar a cada conciencia y abatir las murallas que impiden a los enemigos reconocerse como hermanos.»

Papa Francisco, 1 de enero de 2014



El Señor te bendiga y te proteja,

ilumine su rostro sobre ti

y te conceda su favor;

el Señor se fije en ti,

y te conceda la paz.

Números 6, 22-27


¿Por qué esta canción?

Porque el amor es necesario, creas o no creas , porque Dios vino para todos los creados.


Cartas de oración

Durante mi reflexión para el día de hoy han surgido muchos acontecimientos que sin querer me han ido llevando a pensar que el inicio de nuestro cristianismo está en una mujer y en todo lo que representa. Porque todos tenemos que tener un poco de padre y un poco de madre.

Esto me hace recordar el cuadro de Rembrandt del hijo prodigo que representa al anciano abrazando al hijo pequeño con una mano masculina y la otra femenina, porque Dios es Padre, pero también es Madre.

Por lo tanto, en esta ocasión, mi oración es una petición para todos, que Dios Padre, nos proteja, que María Madre nos ayude a meditar y que Jesús Hijo nos ayude a ser ejemplo de vida.

No quiero terminar este primer día sin otra canción que sin duda nos dejará soltar una sonrisilla de felicidad, porque la felicidad no está en lo que se tiene, sino en disfrutar lo que se tiene.

¡ES el momento de compartir!

La Palabra siempre tiene que ser compartida por eso, nos encantaría que nos dierais vuestras aportaciones , sugerencias, dudas... a este correo:

pastoral@amordediosvalladolid.es