Los primeros antecedentes administrativos de la actividad escolar fueron como Escuela Privada Argentina de Educación Profesional. En este sentido, en el año 1949 un acontecimiento marcó el inicio en la Provincia de Buenos Aires: La oficialización de 5 centros de educación profesional conocidas como Escuelas Domingo Faustino Sarmiento, la nuestra fue una de ellas y estaba ubicada en la Avenida Bartolomé Mitre 2160. En ese contexto, la institución vio luz en la vibrante localidad industrial de Sarandí, en el partido de Avellaneda, en el marco de un tejido industrial y social de reconocida prosperidad, que resonaba en armonía con una clase media en constante crecimiento. La escuela comenzó a florecer, y más tarde se alzó en un nuevo edificio frente a su lugar de origen, en una manzana del arrabal que en la década de 1940 albergó un local bailable de milongas conocido como “ El Club La Porteña”, en un vistoso chalet en medio de una quinta arbolada. No obstante, con el tiempo aquel espacio cambió de destino drásticamente, fue expropiado por las autoridades para dar paso a la construcción de un nuevo chalet, pero esta vez destinado a ser un centro educativo repleto de aulas. Allí, en 1953, compartiendo su morada con la escuela primaria N.º 22 Juan Bautista Alberdi, en el número 2125 de la misma avenida, se erigió una magnífica y majestuosa construcción de dos plantas, cuyas puertas de abrieron para un futuro prometedor.
La arquitectura típica de la época, tenía influencias californianas, una composición clasicista donde se mezclaron elementos modernos pero con una forma clásica, con un cuerpo central y elementos pintorenquistas con ménsulas del alero que sobresalen a lo Bariloche o Chapadmalal, aunque sin revestimientos de piedras. Es decir una suma de referencias históricas clásicas y modernas pero en una planta tradicional. Imponentes y grandiosas eran las escaleras de mármol con barandas de hierro forjado que se desplegaban como símbolo de elevación y progreso hacia el primer piso, donde la pasión por el conocimiento se entrelazaba con los sueños de cada uno de los estudiantes y docentes. No obstante, el espíritu colaborativo se extendía más allá de los límites de una sola escalera, pues otras dos, con el mismo esplendor y materiales, facilitaban el tránsito acorde con las necesidades de la creciente población escolar. Contaba además con un imponente patio al aire libre que acogía los momentos de esparcimiento de los adolescentes, abrazados por espacios verdes que invitaban a la práctica de deportes en todas sus formas. Salones de usos múltiples, salas de auxiliares, baños pensados tanto para docentes como para los alumnos y alumnas, en planta baja como en el primer piso, daban cuenta de un entorno educativo concebido con excelencia. Pero a joya de la corona, el epicentro cultural de la institución, era un teatro que albergaba más de 500 butacas, un palco reservado para las emociones más sublimes, camarines que recibían sueños y una sala de proyección que desplegaba la magia del celuloide en cada rincón.
En esta sala, por la iniciativa de las familias de los alumnos y alumnas, docentes y directivos actuaron: Sandro, Leda Valladares, Maria Elena Walsh, Ariel Ramirez y Los Fronterizos.
Se sumaron además 6 aulas en la planta baja y 15 en el primer piso, espacios administrativos, más un laboratorio equipado de físico-química. El edificio, cuya arquitectura evocaba la grandeza de los primeros años de la década de 1950, se convirtió en el escenario propicio para el nacimiento de la entonces Escuela de Comercio N.º 1 de Avellaneda, creada por la Resolución Ministerial N.º 615 del 19 de marzo de 1954, bajo la sabia conducción del profesor Juan César Puntoni, así, los sueños y anhelos de cientos de jóvenes se fundieron en un nuevo propósito educativo. Con el correr de los años, el plan de estudios se fortaleció y extendió por un período de 6 años. En el año 1959 dio sus primeros frutos al graduarse los primeros perito mercantiles, cuyos títulos fueron reconocidos por un inspector de enseñanza media de la Nación Argentina. Su único turno, el vespertino, se fue afianzando y creciendo, posteriormente se agregó el plan para adultos, siempre con su carácter de escuela comercial por decisión del cuerpo docente y su comunidad educativa.
Las décadas se sucedían, como también sus autoridades, los profesores y profesoras Eduardo Moliner, Jorgelina Alonso, Sara Raquel Velasco Pavón, Ricardo Samia, Ana Maria Plaul, Sergio Pérez, María Eugenia Ferreira Pinho, Silvina Kunisz; que llevaron adelante el establecimiento a lo largo del tiempo.
A partir de la dirección del profesor Eduardo Moliner la institución forjó un legado que resonó en la mente y corazones de todos aquellos que tuvieron el privilegio de cruzar sus puertas. El nombre Moliner se convirtió en una guía para los jóvenes que buscaban conocimiento, y su prestigio fue el sello distintivo de una educación excepcional: La escuela de Moliner, así la nombraba la comunidad de Sarandí, el profesionalismo del director se tradujo en resultados sobresalientes, pero también en una cercanía con cada estudiante, dejando huellas imborrables en sus trayectorias.
De los primeros tiempos recordamos también a dos secretarias que fueron almas del establecimiento: Lidia Moreti y Marta Oyon y cómo no nombrar a una bibliotecaria sublime, Anélida Castro, con ella trabajé en mis primeros años, un honor.
El 3 de septiembre de 1969, la institución cambió su denominación a Escuela de Educación Media N.º 1 de Avellaneda, en diciembre de 1979 recibió el nombre de Corbeta Uruguay, en honor a las hazañas de ese buque argentino y sus tripulaciones en sus misiones de rescate, descubrimiento y afirmación de nuestra soberanía en las zonas australes.
En el siglo XXI, la escuela experimentó cambios, incorporando los turnos de mañana y tarde, llegando a albergar con su extensión 35 secciones y una población de más de 800 alumnos y alumnas. En el año 2015, producto de una redistribución en la arquitectura para dar paso a nuevos espacios propios para la E.P. N.º 22 y el Jardín 906, nuestra escuela secundaria pasó a tener un nuevo acceso situado en la calle Elizalde N.º 10 esquina Avenida Bartolomé Mitre.
Próximamente, la escuela contará con un nuevo edificio propio, que se está construyendo en la calle Elizalde N.º 30 y en ese espacio espera continuar con el trabajo pedagógico con sus docentes, el actual alumnado y los futuros jóvenes que confíen en ella. Un lugar educativo que siga poblándose con alumnos y alumnas con ideales y sueños, una escuela que los verá llegar y luego partir para evocarla siempre en sus recuerdos.
PROFESOR DANIEL RICARDO POLITI
VD. TURNO VESPERTINO.-
10/07/2023