OBRA

 Todos los niños dibujan y lo hacen de forma espontánea y genuina pero con el paso del tiempo muy pocos adultos continúan haciéndolo.

 ¿Por qué dejamos de dibujar?

 El dibujo, y el arte en general, pierde la batalla en detrimento de otras actividades más “útiles” y pasa a ser considerado un mero entretenimiento.

 Tomás Martos, como artista y docente, centra su labor en la necesidad de recuperar la esencia, sincera y auténtica, de dibujar como fuente inagotable de expresión personal, libre de cualquier condicionante, moda o estereotipos impuestos.

 Su peculiar proceso creativo, heredero del método paranóico-crítico, goza de esta libertad. Unas veces parte de soportes preparados a base de diversas pátinas sobre papel rasgado, pegado y despegado infinidad de veces hasta que una sugerente mancha se convierte en el germen de la obra de arte, y las formas que se escondían en el limbo creativo son rescatadas valiéndose de un potente dibujo, casi escultórico, que las compone y descompone una y otra vez en un caprichoso juego intelectual.