TETRALOGÍA DE JUAN EVANGELISTA

(NOTA: estos libros están sin publicar. Cualquier día lo hago, pero mientras tanto los anuncio.)

Juan Evangelista, que nació en la fortificada plaza de Ciudad Rodrigo durante el año de 1680, fue un ser humano como usted o como yo. Lo que le diferenció fue que, durante toda su vida, creció a un ritmo cuatro veces menor que el que es habitual a las personas. Tal anomalía le convirtió en un personaje muy singular, pues ello significa, por ejemplo, que en vez de vivir ochenta años cumplió la ingente cantidad de trescientos veinte, año más o menos. También significa que durante su existencia entera debió huir de los que quería..., pues ¿qué hubiera pensado la violinista Inés, por ejemplo, que además de su cuñada fue su amante, cuando ella llegara a viejecita y él conservara casi intacto su aspecto de antaño?

Juan Evangelista vivió muchos años, sí, y recorrió incesantemente la superficie del planeta Tierra, a muchos de cuyos rincones le condujo el imprevisible Destino. Sus andanzas le transportaron de continente en continente y de océano en océano durante más de tres siglos, y de esta forma asistió al barroco dieciochesco; luego a la revolución industrial y otros avatares del siglo en diversos lugares de la Europa y América decimonónicas, y por último al triunfo de la burguesía en el recién acabado siglo XX.

En el declinar de su vida, instalado en una isla caribeña en donde el mar es tranquilo y el clima cálido, comenzó la ingente labor de narrar su dilatada vida, y lo que al principio sólo fue una tarea de desocupado que quiere llevar a buen puerto el tercero de los requisitos que se consideran inherentes al hombre, a la postre se convirtió en un larguísimo manuscrito (mil doscientas páginas) que compendió en cuatro libros:

Edad de las tinieblas, en donde se cuenta el final del siglo XVII y los primeros años del XVIII, y todo cuanto en ellos y a su alrededor sucedió, que no fue parco.

Siglo de las luces, que llega hasta 1790, cuando acuciado por las novedades que puede leer en los periódicos, decide volver a Europa (desde el Perú colonial, en donde a la sazón está instalado) para asistir en primera persona a lo que cree importantísimo acontecimiento: los sucesos que rodearon a la Revolución francesa.

Era de las máquinas, en donde se desgranan los acontecimientos que tuvieron lugar en mundo tan complejo como el que le tocó vivir, yendo desde la España revolucionaria de 1808 a las praderas americanas de la guerra de Nube Roja, la primera guerra india, y desde la verde campiña inglesa (durante una etapa de su vida reside en una propiedad de Devon, en donde tiene familia y dos hijas, entre ellas su amada Harriet) a las locomotoras de vapor, gran novedad de la época, y todo ello pasando por lugares tan exóticos como los mares del sur, en donde ofició como comerciante e incluso, por la fuerza de las circunstancias, como robinsón...

En fin, el Perpétuum móbile, el cuarto de los libros, está dedicado a narrar los sucesos que han acontecido durante el siglo XX, sus continuas revoluciones y aquella larga etapa que él llama Edad de la violencia y da origen al mundo y sociedad que conocemos..., porque el móvil perpetuo de los antiguos existe, dice nuestro protagonista durante los años finales de su existencia: es la vida, ese fenómeno inexplicable para las personas, que creemos saberlo todo pero ignoramos lo esencial, y siempre lo ignoraremos...

Bueno, y ya metidos en gastos, si el lector lo tiene por conveniente puede ilustrarse sobre lo que más arriba se significa leyendo algunos trozos (cortos) de estos libros, que como muestra están colocados aquí debajo. No hay más que hacer clic sobre el título y aparecen las letras.