Antiguos jardines del Perú



Historia

de los antiguos jardines

del Perú

Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Muy poco hay escrito sobre los antiguos jardines del Perú y por ello, en esta nota, ofrecemos alguna información al respecto, teniendo presente que la Real Academia Española define al jardín como “Terreno en donde se cultivan plantas deleitosas por sus flores, matices o fragancia, y que suele adornarse además con árboles o arbustos de sombra, fuentes, estatuas, etc.” (“Diccionario de la lengua española”, 16ª. ed., Madrid, Talleres Espasa-Calpe S. A., 1939, página 741).

Debemos recordar que en los reinos musulmanes el agua era escasa y debido a ello se consideraba muy valiosa, por ser un elemento indispensable para la vida. Sus jardines eran verdaderos refugios cercados por elevados muros y en donde, a través de canales de irrigación, tenían fuentes con surtidores de agua así como estanques de diversos tamaños. Se reproducía de esta manera lo que creían eran los jardines del Paraíso.

Estos jardines moriscos tenían una verdadera connotación religiosa y además, estaban atravesados por caminos de piedra o ladrillo, diseñados simétricamente, con los árboles sembrados de manera ordenada, prefiriéndose los cipreses, almendros, granados y cítricos, así como los jazmines y rosales.

Los conquistadores y primeros pobladores españoles reprodujeron en el Perú los jardines moriscos de su tierra, aunque agregando algunas especies de la flora local a éstos. Los jardines más antiguos del país son los de los conventos y monasterios, en los que se cultivaba árboles ornamentales y frutales, verduras, flores y plantas medicinales, en los claustros y en las áreas libres de los mismos, conocidas como huertas.

Estos jardines del Perú recordaban los del mundo islámico, aunque adquirieron características propias, ya que, a diferencia de los moriscos, no se acostumbraba en nuestro país observar ningún orden en la planificación del jardín, sino que se sembraba de una manera desordenada y mezclando frutales con árboles ornamentales, verduras y flores. El resultado era una maravillosa composición que convertía el frondoso ambiente en un paraíso, tal como lo hubieran ansiado los moros cuando pensaban en el “jardín de Allah”.

En las ciudades antiguas del Perú, en el periodo colonial, no eran muy frecuentes los jardines en las casas, ya que se acostumbraba tener un amplio patio, indispensable para el ingreso de los carruajes y carretas (a través del portón y del zaguán), así como para los caballos y bestias de carga. Por ello el piso se encontraba generalmente empredrado. En tiestos de cerámica, de formas diversas, se cultivaba plantas con vistosas flores. Pocas veces el área del terreno permitía que se pudiera destinar un espacio, al fondo de la casa, a jardín o huerta.

Las viviendas con grandes jardines eran las llamadas casas huertas, ubicadas en los lugares alejados del centro de las ciudades y pueblos principales. En Arequipa y otras ciudades del Perú se conocían como “quintas”. En esas casas huertas o quintas, dotadas de un amplio terreno, se cultivaba árboles frutales y plantas ornamentales, como lo veremos más adelante en el caso del Palacio de la Magdalena.

A mediados del siglo XIX, en que llega con gran fuerza la influencia europea al Perú, se inicia la formación de jardines en algunos patios de las casas de las ciudades. Es interesante, por ejemplo, el jardín del patio de la Escuela de Artes y Oficios (ubicada en ese entonces en el Colegio Real). En los grabados publicados por el Dr. Manuel Atanasio Fuentes en su obra “Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres” (París, Librería de Firmin Didot, 1867, páginas 52-53), se aprecia la fuente central y la frondosa vegetación sembrada sin ningún orden.

Asimismo, el Dr. Fuentes nos ofrece unos grabados del patio de la imprenta de “El Mercurio” y del rancho del general Pezet, en el balneario de Chorrillos. Estos presentaban unos jardines más formales, con fuentes, estatuas y jarrones de hierro fundido (páginas 68-69, 158-159).

El mismo Dr. Fuentes, en 1860, afirmaba que “Largo sería hacer la enumeración prolija de todos los vegetales que se producen dentro de las murallas de Lima, pero la feracidad de los terrenos, huertas y jardines los hace aparentes para el cultivo de todas las frutas y flores que no necesiten de una temperatura muy fría ni de una débil presión atmosférica. Sin embargo, pocas son las plantas traídas de Europa que, merced al cuidado del inteligente jardinero, no hayan llegado a aclimatarse en nuestro suelo”. (César Coloma Porcari: “La ciudad de los Reyes y la Guía del Viajero en Lima de Manuel Atanasio Fuentes”, Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 1998, página 155).

Menciona allí, además, las principales plantas cultivadas por sus flores, relación a la que le hemos agregado nosotros el respectivo nombre científico: “En clase de flores exquisitas, los jardines de Lima ofrecen camelias [Camellia japonica L.], magnolias [Magnolia grandiflora L.], marimoñas [Ranunculus asiaticus L.], anémonas [Anemone coronaria L.], hermosos y fragantes claveles [Dianthus cariophyllus L.], rosas de toda clase y color [Rosa sp.], azucenas [Lilium candidum L.], nardos [Polianthes tuberosa L.], juncos [Narcissus jonquilla L.], jazmines [Jasminum grandiflorum L.], jazmín del Cabo (flor tropical de una exquisita fragancia y parecido en su blanco puro y en el grueso de sus pétalos a la camelia) [Gardenia florida L.], violetas [Viola odorata L.], diamelas rellenas [Jasminum sambac L.], tulipanes [Tulipa gesneriana L.], sin contar con una infinidad de flores, tanto indígenas del país como recientemente aclimatadas”.

En cuanto al peruanismo “junco”, nosotros fuimos los primeros en determinar que el término se refería, en este caso, al Narcissus jonquilla L., que produce una flor muy apreciada antaño. Ningún diccionario de peruanismos registra esa palabra, por razones que desconocemos.

Don Ricardo Palma, en su tradición “El rosal de Rosa”, al referirse a los años iniciales de la ciudad, afirma que “Por aquel siglo más afición tenían en Lima al cultivo de árboles frutales que a la floricultura, y tanto, que en los jardines domésticos, que públicos no los había, apenas si se veían plantas de esas que no reclaman esmero. La flor de lujo era el clavel en toda su variedad de especies”.

Palma agrega que “Las rosas no se producían en el Perú, pues según afirma Garcilaso en sus Comentarios Reales, los jazmines [Jasminum grandiflorum L.], mosquetas [Rosa indica L.], clavelinas [Malesherbia sp.], azucenas [Lilium candidum L.] y rosas [Rosa sp.] no eran conocidos antes de la conquista”. Santa Rosa de Lima “se encontró que espontáneamente había brotado un rosal en su jardinillo; y rosal fue, que sus retoños se proveyeron las familias para embellecer corredores y las limeñas para adornar sus rizas, negras y profusas cabelleras”. Los nombres científicos han sido agregados por nosotros (“Tradiciones peruanas completas”, Madrid, Aguilar S. A. de Ediciones, 1968, página 197).

Además, cuenta el tradicionista en “La trenza de sus cabellos” (página 553), que todas las tardes de verano, “al pregón de ¡el jazminero!, salían las jóvenes a la ventana de reja y compraban un par de hojas de plátano, sobre las que había una porción de jazmines [Jasminum grandiflorum L.], diamelas [Jasminum sambac L.], aromas [Acacia farnesiana L.], suches [Plumeria rubra L.], azahares [flores de Citrus sp.], flores de chirimoya [Annona cherimolia Mill.] y otras no menos perfumadas”.

En la tradición “El mejor amigo…, un perro” (pagina 859), Palma cuenta que “Después de la misa del domingo acostumbraban los limeños dar paseo por los portales de la plaza, bajo cuyas arcadas se colocaban algunas mulatas que vendían flores, mixturas, sahumerios y perfumes”. Además, “Los marquesitos y demás jóvenes ricos y golosos no regateaban para pagar un doblón o media onza de oro por una marimoña [Ranunculus asiaticus L.], un tulipán [Tulipa gesneriana L.], una arirumba [Chlidanthus fragans Herb.], un ramo de claveles disciplinados [i.e. clavel jaspeado, Dianthus sp.]” y otras flores.

En cuanto a las antiguas casas huerta a las que nos hemos referido, en el pueblo de la Magdalena (o Magdalena Vieja), se conserva el llamado Palacio del mismo nombre, que fuera ocupado por el virrey don Joaquín de la Pezuela, el cual incluía una gran huerta, de casi seis mil metros cuadrados, destruida en su mayor parte en 1924 para la construcción del “Museo Bolivariano”. Posteriormente ese Palacio de la Magdalena fue sede del Museo Nacional de Historia.

En los inventarios de la huerta de dicha propiedad, realizados en 1818, que descubrimos nosotros (César Coloma Porcari: “El virrey Pezuela y su Palacio de la Magdalena: documentos inéditos 1818-1925”, en: “Historia y Cultura”, revista del Museo Nacional de Historia, N° 19, Lima, 1989, páginas 23-25), se detalla todos los árboles frutales y ornamentales que se encontraban en la misma, indicando cuántos había de cada especie. La relación, a la cual nosotros le hemos agregado el nombre científico, es la siguiente:

Frutales:

Chirimoyos (Annona cherimolia Miller) ………………........... 33

Ciruelo agrio (Spondias purpurea L.) …………………........... 1

Ciruelo de fraile (Bunchosia armeniaca De-Candolle) ...... 1

Granados (Punica granatum L.) ……………………….............. 2

Guayabos (Psidium guayava L.) ………………………............. 2

Higueras (Ficus carica L.) ……………………………................. 6

Limoneros injertos (Citrus sp.) ……………………….............… 5

Limonero real (Citrus limetta Risso) ………………..........….. 1

Limoneros sutiles (Citrus limonium Risso) ………........……. 2

Lúcumos (Lucuma obovata H.B.K.) .…………………............ 3

Manzano (Pirus malus L.) ………………………………................ 1

Melocotoneros (Prunus persica L.) ……………………......... 5

Membrilleros (Cydonia oblonga Mill.) ………………..........… 27

Morales (Morus nigra L.) ………………………………................ 3

Naranjitos de Quito (Solanum quitoense Lam.) ...……….. 2

Naranjos agrios (Citrus vulgaris Risso) ………………........ 18

Naranjos dulces (Citrus aurantium L.) …………………....... 10

Nogales (Juglans neotropica Diels) ……………………...... 24

Palillos (Campomanesia lineatifolia Ruiz & Pavon) …... 3

Parras (Vitis vinifera L.) ………………………………............. 3

Plátanos de la Isla (Musa paradisiaca L.) …………….......... 9

Plátanos guineos (Musa paradisiaca L.) ………………....... 41

Plantas ornamentales:

Jazmín (Jasminum grandiflorum L.) …………………... 1

Sauces (Salix Humboldtiana Willdenow) ………….......…. 2

Siáticos (Cerbera peruviana Pers.) …………………......... 4

Suche (Plumeria rubra L.) ……………………………................ 1

Con la expansión urbana de las ciudades, desde la segunda década del siglo XX, se edificó casas rodeadas de amplios jardines, inicialmente en el nuevo barrio de Santa Beatriz y en la avenida Leguía, en Lima, y años más tarde, en los nuevos barrios del IV Centenario y Selva Alegre, en Arequipa.

Pero esos jardines no son ya los tradicionales del Perú, sino que copian, en formato muy reducido, los jardines ingleses, por el uso del césped y el cultivo de árboles ornamentales a los extremos de éstos.

(Publicado en “VOCES”, Revista Cultural de Lima, año 13, N° 48, Lima, 2012, pp. 34-37).