La profundidad de cálculo posible, es decir, la cantidad de movimientos y las distintas alternativas, depende de la habilidad del jugador o la fuerza del motor de ajedrez. En las posiciones tranquilas con muchas posibilidades en ambos lados, es más difícil hacer un cálculo profundo, mientras que en posiciones con pocas piezas y con un número limitado de variantes forzadas los jugadores fuertes pueden calcular secuencias muy largas de movimientos.