¿Qué son los pilares no negociables de la salud?
Los 5 pasos para empezar a tomar el control de tu salud
¿Quieres saber cuál es el propósito de la vida? En primer lugar debes entender que no existe algo así. Propósito conlleva una intencionalidad. Pero las células de nuestro cuerpo no se guían por intenciones, sino por reacciones físicas. Nuestras intenciones no son más que reacciones complejas de la física. Ante toda acción, ejercemos una reacción. El ser humano, al igual que todos los seres vivos existentes en la Tierra, no tienen propósito. Pero sí tienen una única función básica en común:
La perpetuación de su especie
El deterioro de la salud nos lleva a reaccionar mediante conductas autodestructivas, y a desentendernos de este mecanismo básico de supervivencia. En casos extremos, la conducta más autodestructiva de todas es el suicidio. Pero dejar de prestar atención a uno o más pilares no negociables de la salud también son conductas autodestructivas que nos pueden conducir por un camino no deseado.
Al contrario de lo que muchos piensan, el ser humano no es el único que manifiesta conductas autodestructivas. Ocurre en todos los organismos vivos del planeta Tierra.
Las plantas desechan sus hojas o flores en determinadas épocas del año.
Los animales pueden dejar de comer o automutilarse cuando no tienen buena salud.
Los insectos son capaces de autodestruirse para defender su colmena o crías, o para reproducirse.
Finalmente, absolutamente todas las células tienen un mecanismo de autodestrucción llamado apoptosis, que ocurre cuando la célula es incapaz de cumplir su función de forma óptima. Nuestra muerte está programada a nivel celular, porque así está diseñada la vida.
El aspecto más importante a la hora de entender nuestro "propósito" en la vida, es que al igual que una persona puede perder su sentido en esta vida, también puede recuperarlo. Cuando las células de nuestro cuerpo no se encuentran en el entorno apropiado, se autodestruyen poco a poco. Pero si les proporcionamos ese entorno óptimo, pueden volver a prosperar. Siempre estamos a tiempo de volver.
Debes entender que al universo no le importa lo que te ocurra. Tú no eliges las reglas de juego, porque el juego lleva existiendo millones de años. Nada de lo que haga el ser humano puede cambiar las leyes de la física. Todo lo que hacemos se rige por esas leyes incambiables. Nosotros no decidimos cómo funciona la vida. Tenemos que adaptarnos a las leyes de la física y de la naturaleza si queremos formar parte del ciclo de la vida. Y si no nos adaptamos, morimos de una forma u otra. Es así de sencillo. El ser humano, al tratar de acelerar el orden natural de las cosas, incurre en enfermedades que son producto de esa manipulación. Por eso debemos aprender a separar los beneficios reales de los idealizados.
Tomando el control de tu salud y de tu integridad física y mental como persona, también puedes recuperar tu "propósito" en la vida. Y por eso, el primer paso es entender a cómo adaptarnos a las leyes de la naturaleza. Entender cómo funciona la vida nos abre un mundo de posibilidades, y nos abre las puertas hacia una vida plena. Cuanto más sabemos, más queremos saber. El conocimiento es poder.
Existe un prerequisito para que puedas entender la biología humana: tu curiosidad. Sin ella, no importa la información que recibas. No te será de utilidad, porque para utilizar la información hay que entenderla, y para entenderla hay que tener curiosidad y cuestionar las cosas. El primer paso para aprender es querer aprender, y querer ser un alumno. Es muy difícil educar a una persona que no quiere ser educada (aunque tampoco es imposible). Quien busca conocimiento, se convierte en un estudiante de por vida.
Todos tenemos en nuestro entorno a una persona que parece que se niega, o se resiste a escuchar información externa. Seguro que has escuchado cosas como "no quiero seguir discutiendo", "estás diciendo algo absurdo", "cállate ya, no quiero seguir escuchando", "me cansa este tema", "no vuelvas a sacar el tema"... ¿Te suena? Todo esto son manifestaciones de nuestro modelo de autovalidación. Todos tenemos un modelo de autovalidación, mediante el cual estamos de acuerdo con cosas que nos gustan, y en desacuerdo con las que no nos gustan, independientemente de si son reales o no. Dicho de otra forma, no queremos escuchar lo que podría dejarnos en evidencia y romper lo que llevamos creyendo durante mucho tiempo. Y cuando vemos que nuestras creencias corren peligro, decimos cosas para silenciar la información que recibimos. En otras palabras, hacemos oídos sordos.
Pero, ¿qué es la realidad y qué no lo es? Normalmente nos perdemos en un debate filosófico al tratar este tema. Pero es bastante más sencillo de lo que parece. La realidad es un continuo que va desde la nada hasta el infinito. Esto es lo primero que debemos entender; existen colores grises. Ahora vamos a intentar comprender lo que es la realidad conceptualmente. Por ejemplo, si una persona se corta la mano, sangra. Esto afecta al 100% de la población (por si los casos excepcionales, digamos 99.999% de la población). Esto sería una realidad más verdadera que decir, por ejemplo, que X alimento es saludable, ya que siempre habrá personas que tendrán reacciones fisiológicas dañinas a dicho alimento.
Por tanto, para estimular nuestra curiosidad, hay que entender que lo que nos ocurre, no le ocurre necesariamente a todo el mundo. Por lo tanto, la única forma de entender tu salud es diseñar un experimento con tu propio cuerpo, para ver cómo responde. Existen personas que se empeñan en vivir una realidad que no les corresponde, lo cual les lleva a deteriorar su salud física y mental. Por ejemplo, personas que se empeñan a seguir un hábito alimentario, de ejercicio o descanso determinados, a pesar de que, en realidad, eso le está causando un daño por encima del beneficio que piensan. Recuerda; la realidad te afectará, independientemente de tus creencias o conocimientos. De ahí viene el dicho de "darse contra la pared". No importa si sabes o crees que no hay una pared delante de ti. Si vas hacia ella, te darás con ella. Intenta identificar la realidad en la que vives, pasando la barrera del miedo.
La ciencia se suele utilizar como aval para dar recomendaciones. Es una estrategia que tiene sentido, ya que el método científico es la base del conocimiento. Pero debes entender que el contexto experimental probablemente no es extrapolable a tu caso particular.
Por ejemplo, existen estudios que sugieren que basar tu alimentación en plantas prolonga la vida. Pero también existen estudios que sugieren que una alimentación basada en carnes prolonga la vida. Por tanto, existen variables que se nos escapan. Uno podría decir que existen más estudios que dicen una cosa que los que dicen la contraria. Pero eso no es un argumento que valida una u otra teoría, ya que ambos estudios existen, y por tanto todo depende de cómo se miren las cosas. Por esta razón, a menudo se utilizan estudios científicos para avalar una serie de recomendaciones, aunque existen recomendaciones contrarias. Eso se ha utilizado históricamente como herramienta política.
Por ejemplo, los estudios de Harvard avalados por la sociedad americana del corazón, que indican que el consumo de grasas y el colesterol elevado son factores causales de la enfermedad cardíaca. Más tarde, se evidenció que en realidad existen otros factores más importantes, como el exceso de alimentos procesados y ricos en carbohidratos. El consumo de grasas y el colesterol ligeramente elevado no son predictores de cardiopatías. De hecho, el consumo bajo de grasas y colesterol disminuido es un predictor mucho más poderoso de cardiopatía. Esto está documentado, y si no lo sabías, deberías informarte cuanto antes. ¿Recuerdas cuando nos decían que, como mucho, debíamos comer 3 huevos a la semana? Esa recomendación ha quedado casi extinta, aunque aún hay personas que la siguen. Existen multitud de libros y documentales que tratan los mitos del colesterol y las grasas. Basta con indagar un poco y mostrar curiosidad. Busca los mitos sobre el colesterol, los efectos neuronales de la dieta cetogénica (dieta basada principalmente en grasas), los efectos de los carbohidratos en el sistema cardiovascular... Encontrarás respuestas. Quien busca, y quien tiene curiosidad, siempre encuentra.
Los sistemas de sanidad públicos y privados están altamente sesgados por intereses económicos y por los vicios de la industria científica. De nuevo; no importa lo que creas o sepas; es una realidad te guste o no te guste. Del presupuesto en investigación en Europa, sólo el 3% se destina a la prevención, mientras que el restante se centra en tratamientos. Sin embargo, las enfermedades crónicas (diabetes, cáncer, Alzheimer) son prevenibles y, hasta cierto punto, reversibles, pero no curables. La sanidad pública no es tan protectora como la gente suele pensar. Solemos pensar, en países como España, que la medicina es gratuita y que, por tanto, no hay intereses económicos. Esto no es correcto. Gran parte de los medicamentos (por ejemplo Nolotil, Adiro 100, Enantyum, Eutirox...) y procedimientos que se utilizan en España son adquiridos de farmacéuticas extranjeras. No es el ciudadano quien toma esta decisión, pero es el dinero del ciudadano lo que se utiliza para tomarla. La industria farmacéutica busca, en última instancia, un beneficio económico, independientemente del bien social. Por tanto, si aún no has reflexionado sobre hasta qué punto puedes confiar en el sistema público de salud, es un buen momento para empezar a hacerlo.
El valor de la ciencia reside en darnos una idea sobre cómo funcionan las cosas en un entorno diferente al nuestro. Eso nos permite formular una hipótesis. Esa hipótesis deberá ser corroborada mediante un experimento bien diseñado, a ser posible bajo la supervisión de una mano experimentada. Pero ninguna publicación científica contiene la solución a nuestro problema de salud particular.
Si la incidencia de enfermedades está aumentando, el sistema sanitario ha fallado, porque tenemos el conocimiento suficiente como para resolver gran parte de las enfermedades modernas. No es casualidad que hace 200 años no existían tantas medicinas ni suplementos, y que sin embargo a día de hoy, cuando más conocimiento y herramientas tenemos, las enfermedades y malestares no hacen más que aumentar, en lugar de reducirse.
En los años 50, Bernardo Houssay recibe el premio Nobel en medicina por sus trabajos sobre la diabetes y el control de la insulina. A partir de este momento, la incidencia de diabetes no hace más que aumentar. ¿Por qué la incidencia aumenta precisamente junto con nuestro entendimiento? Es hora de prepararse para entender que la sanidad no siempre hace su mayor esfuerzo para conservar la salud de las personas.
Probablemente haya en tu entorno un número de personas que toman medicaciones o suplementos. Las medicinas y suplementos tienen sentido para contrabalancear un estado patológico puntual, o una mutación genética. Sin embargo, cada vez hay mayor número de personas que sacrifican su salud por la conveniencia de los fármacos y los suplementos. Debes entender que los medicamentos no son una solución a largo plazo. Cuando un médico nos dice que tenemos que utilizar un medicamento, o una crema, o lo que sea, durante el resto de nuestra vida, debemos entender que eso sólo se aplica (en la mayoría de los casos) cuando no estamos dispuestos a cambiar nuestro estilo de vida.
Sin embargo, la tensión baja o elevada, el sobrepeso, la diabetes, la depresión, el insomnio, las dermatitis, las piedras de riñón, las enfermedades autoinmunes, las disbalances hormonales... Todo tiene una raíz causal en el estilo de vida. Por tanto, los síntomas se pueden tratar centrándonos en los cuatro pilares no negociables de la salud (alimentación, movimiento, descanso y mentalidad). El medicamento y la suplementación más efectiva que podrás tomar jamás a largo plazo, es acercándote al estilo de vida que seguían tus antepasados.
Tendemos a buscar información que coincide con nuestras creencias y convicciones, pero dejamos de prestar atención a la información que va en contra de lo que pensamos. Esta conducta ocurre cuando tenemos miedo a que alguien o algo demuestre que estamos equivocados. A esto se le llama sesgo.
Todos tenemos nuestros sesgos, y tratamos de reafirmarnos cuando recibimos información que coincide con nuestras creencias o conocimientos previos. Lo usamos de escudo. Es algo propio de la naturaleza humana. Es una forma que tenemos de defender nuestra seguridad y confianza en nosotros mismos. Pero esto es un arma de doble filo, ya que dificulta el proceso de aprendizaje. Esto no es algo típico de personas de edad avanzada, ya que las personas jóvenes también están cada vez más sesgadas. Depende más bien de la mentalidad de cada persona. Los sesgos se pueden romper mediante la conversación, complementada con un cambio en el estilo de vida.
Aunque no lo creas, la dieta afecta a tu mentalidad. No importa que lo creas así o no; es una realidad que te afecta independientemente de tus creencias. El agua que bebes, los nutrientes que comes, todo afecta a tu mentalidad. Si no fuera así, los psicofármacos no existirían. Pero existen, y se utilizan para modular los procesos cognitivos mediante neurotransmisores u otros metabolitos. Un ejemplo es la fluoxetina (un antidepresivo que inhibe la recaptación de la serotonina), que es un metabolito resultante de la fenilpropanolamina; un alcaloide proveniente de las plantas del género ephedra (se conoce también con el nombre de norefedrina). La dosis y la frecuencia determinan el efecto. Pero la gran mayoría de los compuestos que se utilizan de forma medicinal provienen de plantas o de extractos animales, y tienen un efecto a nivel metabólico, aunque sea pequeño. Por tanto, cuando comemos, que no te sorprenda que consumimos pequeñas porciones de medicamentos.
Cuando alguien viene y rompe nuestros esquemas, nuestra autoestima puede verse comprometida. Eso no le gusta a nuestro cerebro. Sin embargo, es un paso esencial para aprender y progresar en la vida. Para aprender y progresar, primero hay que abrir las puertas y escuchar a lo que nos dicen. Nadie te va a enseñar nada cuando no quieres aprender. Por eso, en este último paso para comenzar a tomar el control de tu salud, tendrás que cambiar tu mentalidad. Puede que ya lo hayas hecho, o que estás intentando hacerlo. En cualquier caso, si has llegado hasta aquí, es porque al menos tienes la intención de hacerlo.