Antonio Cansino, era un bailaor y guitarrista flamenco lo suficientemente profesional como para tener abierta una academia de flamenco en Sevilla y otra en Madrid. Cuando no le fue bien, con su hijo Eduardo, que también bailaba, se fueron de España y se buscaron una nueva vida en Nueva York. Allí, en 1918, Eduardo tuvo una hija, María Margarita del Carmen Cansino. La madre era irlandesa.