El Plan de Igualdad plantea actuaciones en defensa de los derechos de las mujeres y además, incorpora actuaciones que incidan en la cultura actual que sustenta la desigualdad, con actuaciones a favor de los hombres y de las mujeres en aquellas desigualdades que produce la tradicional socialización diferenciada. La educación integral de las personas implica la adquisición de un conjunto de capacidades básicas de tipo cognitivo, emocional y ético. De esta forma tanto las niñas como los niños refuerzan los aspectos que, en cada caso, les son favorables y recuperan los que se les había prohibido, posibilitando su pleno desarrollo como personas.

El Plan de Igualdad contribuye a fomentar, desde esta doble mirada a favor de las mujeres y a favor de los hombres, planteamientos cooperativos, que configuran los pilares básicos de una sociedad igualitaria y justa. El sistema educativo debe hacerse cargo de crear las condiciones necesarias para que la escuela potencie los aprendizajes para la vida afectiva e incorpore el valor y la riqueza que supone la diversidad de modos de ser hombre y de ser mujer que son el sustrato imprescindible para establecer unas relaciones basadas en la equidad, el respeto y la corresponsabilidad.

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