Nuestras acciones contra el Bullying

El programa ofrece herramientas para detectar, diagnosticar, prevenir, reducir y/o eliminar las situaciones de acoso/ciber acoso y, para ello, requiere la implicación del profesorado del centro educativo, la creación de un equipo impulsor (integrado por el gabinete psicopedagógico, los mismos profesores, preceptores y otros), y el seguimiento de un proceso de implementación que se esquematiza en el presente documento.

La implementación consta de 3 fases. La primera comprende el relevamiento del centro educativo para conocer en qué estado se encuentra su comunidad educativa, la presentación del programa a sus integrantes y la creación de una ruta de trabajo en conjunto. Este último punto es importante, ya que este proceso debe ser aceptado por los destinatarios y no deben verlo como algo impuesto. Buscamos introducir una nueva cultura de solidaridad y empatía, lograr que los alumnos, profesores y familias adopten e incorporen a su vida cotidiana herramientas para resolver sus conflictos y trabajen en conjunto para darle una mejor calidad de vida a los niños.

La segunda fase consiste en un diagnóstico enfocado en conocer las metodologías de trabajo y abordaje presentes en el centro educativo, relativos al acoso escolar. Es un análisis transversal de las relaciones entre educadores, alumnos y familia. Cuanto más honesta y abierta sea la comunidad más se podrá conocer de sus aciertos y falencias, para potenciar lo bueno y corregir lo negativo.

La dinámica de trabajo de esta etapa debe consensuar para determinar qué tipo de abordaje es más efectivo, ya sean encuestas escritas, entrevistas grupales o individuales, utilizando focus group o mediante la observación de los implementadores de la vida cotidiana en la escuela, así como una confluencia de todas las anteriores.

La tercera fase comprende una serie de medidas para abordar el acoso escolar como una problemática que afecta a toda la comunidad. No se puede superar este problema ni controlarlo si se limita a trabajar cada caso puntual como un hecho aislado, o solo limitarse a trabajar sobre la víctima y los agresores.

Para ello ofrecemos una serie de acciones, y en conjunto seleccionar cuales son efectivas de acuerdo a la cultura e idiosincrasia de cada centro educativo. Una forma de orientarse sobre qué herramientas serán más útiles y tomar el diagnóstico realizado en la fase 2.

Por último se encuentra una fase posterior donde se destaca la importancia de la evaluación del trabajo y un protocolo de intervención al detectar un caso de acoso escolar, así como anexos con material útil para llevar adelante el trabajo.

Un poco de lo que hacemos