Por: MSc. Judiel Reyes Aguilar. Secretario de Comunicación Unhic Filial Villa Clara.
Este año celebramos el 175 aniversario del natalicio de Luis Estévez Romero, un hombre que ha quedado un poco olvidado en la historia de Cuba, pero cuya obra y pensamiento fueron cruciales para el desarrollo de nuestra nación.
Luis Estévez nació en Matanzas el 20 de octubre de 1849, en el seno de una familia con pocos recursos económicos. Su padre los abandonó cuando eran pequeños, por lo que su madre tuvo que enfrentar sola la educación de sus dos hijos: Luis y su hermano. A pesar de las dificultades, Luis demostró una gran inteligencia y un profundo amor por el conocimiento. Ingresó a estudiar en la Universidad de La Habana en medio de la compleja situación que enfrentaban los estudiantes en aquellos años de guerra, licenciándose en Derecho Civil y Canónico.
Una vez graduado, abrió un pequeño bufete en la calle Obispo. En 1879 obtuvo el título de Doctor en Derecho Civil y Canónico y, en 1882, el de Licenciado en Derecho Administrativo. En marzo de 1881, empezó a dirigir la biblioteca de la Universidad, un cargo que desempeñó con gran dedicación y que le permitió profundizar en sus estudios sobre el "Evolucionismo Social", una corriente de pensamiento que influyó profundamente en su visión del mundo.
Luis Estévez apoyó incondicionalmente a Marta Abreu en todos sus proyectos de obras sociales, negociando acuerdos con el ayuntamiento de Santa Clara y estableciendo las bases legales para el buen funcionamiento de dichas obras. La figura de Luis fue crucial para el empoderamiento de Marta en un contexto social donde la mujer tenía un papel limitado.
Con el estallido de la Guerra de Independencia, Luis Estévez Romero se convirtió en un ferviente defensor de la libertad de Cuba. Desde el exilio, el pacifista que había sido Don Luis sufrió un cambio. Comprendió que no existiría paz sin independencia y encaminó todos sus esfuerzos hacia la Revolución. Empezó a escribir en el periódico "La República Cubana", donde informaba al pueblo francés sobre lo que sucedía en Cuba, exponiendo los hechos y sumando simpatías a la causa. Su tenaz campaña en la prensa francesa tenía como objetivo evitar el empréstito que España pretendía solicitar a la Banca Francesa para el sostenimiento de los gastos de la guerra en Cuba.
Su obra escrita, que incluye el libro "Desde el Zanjón hasta Baire", es un testimonio de su lucha por la independencia de Cuba. Este libro es una compilación de documentos y evidencias que tienen por objetivo, según las propias palabras de su autor en el prólogo, demostrar:
“La terquedad tradicional de España en no cambiar de sistema en el régimen de sus colonias.
(…) La necesidad de la guerra, que los autonomistas quisieron evitar, y que había de ser el único modo de lograr para Cuba la plenitud de sus derechos; y
(…) la razón que siempre tuvieron los partidarios de la independencia en sostener que, mientras España dominara en Cuba, jamás habría para ésta ni libertad ni justicia.”[1]
En 1898, después de luchar juntos en San Juan y en el Caney, el general Shafter no permitió la entrada en Santiago de Cuba a las tropas cubanas comandadas por el general Calixto García. La prensa norteamericana justificó esta decisión como una medida para impedir que las fuerzas cubanas saquearan la ciudad y “entraran a degüello a hombres, mujeres y niños”.
Respecto a este posicionamiento de la prensa yanqui, Don Luis escribiría a José A. González Lanuza, antiguo discípulo suyo en la universidad:
“Yo soy muy caviloso y Vd. no puede hacerse una idea de lo que me hace cavilar los recortes que aquí le envío y que probablemente Vd. conocerá ya. ¡Qué horrible es esto que nos pasa a los cubanos, siempre calumniados! (…)
Le aseguro que mi espíritu sufre extraordinariamente al ver lo que puede venir detrás de todo esto.” [2]
El 3 de septiembre, Luis Estévez también le escribió a Estrada Palma sobre el tema:
“Pasando ahora a la cuestión palpitante de nuestro destino, ¿sigue Vd. bien impresionado? ¿No habrá nada que temer, algo que parezca a traición?”[3]
Estas acciones plantean interrogantes sobre las verdaderas intenciones de los norteamericanos hacia la isla. No pudiendo permanecer inactivo, escribió su ponencia “Separatismo, Anexionismo y Autonomismo”, que apareció publicada en Patria el 14 de diciembre de 1898. Dos días antes se firmó el Tratado de París, sin la participación de los cubanos, dando fin a la guerra hispano-estadounidense e iniciando la ocupación de la potencia americana en la isla.
Durante la intervención norteamericana, Luis Estévez Romero fue elegido por el General Leonard Wood para ocupar el cargo de Secretario de Justicia, del cual tomó posesión el 2 de enero de 1900. Desde esta posición, Luis Estévez guio todas las pautas en la redacción del proyecto de la Constitución de 1901. Según algunos investigadores, esta sería una de las cartas magnas más avanzadas en el contexto jurídico de su tiempo en el mundo.
“La Constitución de 1901 crea el Estado laico. Cuba lo tiene en 1902, mientras que Francia lo tuvo en 1905. Consagra la enseñanza pública gratuita y laica, la igualdad de derechos, la definición de nación y la división de poderes, entre otros aspectos positivos”[4].
La Carta Magna tuvo aspectos favorables, pero casi cuando estaba lista, apareció la Enmienda Platt, que era una ley del Congreso de Estados Unidos.
“La Enmienda Platt cercena la soberanía de la nación cubana: estipula la intervención norteamericana, la venta o arrendamiento a Estados Unidos de tierras para carboneras o estaciones navales, además de un Tratado de Reciprocidad Comercial, que de recíproco no tuvo nada”[5].
El 11 de noviembre de 1901, el Partido Nacional Cubano proclamó a Tomás Estrada Palma como su candidato a la presidencia de la República. Por insistencia de Máximo Gómez, Luis Estévez se postuló como vicepresidente. Al ganar las elecciones, tomaron posesión del cargo el 20 de mayo de 1902. En desacuerdo con la postura reeleccionista que intentó Estrada Palma, Luis Estévez renunció a su cargo de vicepresidente en 1905.
Ante la abrupta muerte de su esposa Marta Abreu, Luis Estévez Romero se suicidó el 2 de febrero de 1909.
Luis Estévez Romero fue un hombre de gran inteligencia, compromiso y valar. Su obra y su legado siguen siendo relevantes para comprender la historia de Cuba y para inspirar a las nuevas generaciones. Es importante que continuemos estudiando su vida y pensamiento político para que su memoria no se pierda y para que su ejemplo nos inspire. Muchas Gracias.
Referencias Bibliográficas
[1] Estévez Romero, Luis (1899): Desde el Zanjón hasta Baire. Datos para la Historia Política de Cuba. La Propaganda Literaria, La Habana.
[2] Veitía Ferrer, Agustín (1947). Marta Abreu, una mujer excelsa. Editorial Lex, La Habana. p.128.
[3] Ibidem, p.129.
[4] Moreno Gimeranez, Enrique (2022): Eduardo Torres Cuevas: En Cuba todo proceso revolucionario
tuvo su expresión constitucional. Sitio web: www.parlamentocubano.gob.cu
[5] Ídem.