Por: MSc. Máximo R. Luz Ruiz. Presidente de la Unhic Sección de Base de Caibarién.
Este 26 de octubre, mientras celebramos el 192 aniversario de la fundación de Caibarién, es importante recordar al hombre que hizo posible esta villa: Don Narciso de Justa y Martínez.
Don Narciso, un español que llegó a ser subteniente de la marina y propietario de la hacienda Caibarién, fue el motor detrás de la fundación de nuestra Villa Blanca. En la década de 1820, junto a otros vecinos, propuso la idea de crear un nuevo pueblo en la zona. Tras arduas gestiones ante las autoridades españolas, logró la aprobación para la creación de la villa.
Con un profundo sentido de pertenencia hacia su nuevo hogar, Don Narciso donó más de una caballería de sus tierras para la construcción de las oficinas públicas, la plaza central, la iglesia, la casa del Capitán, el cuartel, y otros edificios esenciales.
Aunque la propuesta de Don Narciso enfrentó algunas oposiciones, la ubicación de Caibarién, con suelos menos fangosos y una costa más favorable para la navegación, convenció al Capitán General de la isla. El 26 de octubre de 1832, se fundó oficialmente la villa en el terreno donado por Don Narciso.
Don Narciso vivió en Caibarién hasta su fallecimiento el 3 de octubre de 1849, a la edad de 87 años. Sus restos descansan en el cementerio de Remedios.
En honor a su legado, una de las calles más importantes de Caibarién lleva su nombre. En el centenario de la fundación de la ciudad, el escultor caibarienense Florencio Gelabert inmortalizó a Don Narciso en un busto de yeso, capturando su carácter emprendedor.
Este busto, inicialmente ubicado en la entrada del ayuntamiento municipal, se conserva actualmente en el Museo Municipal María Escobar Laredo. La obra, clasificada como escultura monumental no exenta, es un homenaje al fundador de Caibarién.
Realizada en yeso y cromada en color verde, la escultura destaca los rasgos anatómicos de Don Narciso con un realismo que caracteriza la obra temprana de Gelabert.
Al observar el busto de Don Narciso de Justa, podemos apreciar el espíritu emprendedor que impulsó la fundación de la Villa Blanca, y rendirle homenaje a este hombre fundamental en nuestra historia local.