TRINIDAD TARANCÓN HUERTA

"La Roja"

Ejemplo de mujer rural, villamalense , emprendedora.


BIOGRAFÍA

1926-2013

Alguna gente la llamaban Trini, pero desde que su abuela debido a su color de pelo pelirrojo la apodó “La Roja” todo el mundo la conocía por este nombre.

Pronto se puso al frente de los negocios familiares ya que al padecer su esposo epilepsia, era ella la que siempre tiraba del carro de la economía familiar.

Al principio era la venta de somieres y colchones, y luego derivó en muebles en general, así como la barbería.

Tuvo dos hijos, Fermín y Pilar.

Al esposo y al hijo de Trinidad les gustaba mucho el fútbol, podemos decir que en la barbería que regentaban se formó la escuela de fútbol.

Una vez que se empezaron a formar distintos equipos de fútbol y tener estos cada uno su equipación, se decidió que para mantener la homogeneidad de las prendas y de los colores, se lavase todo en el mismo lugar y por la misma persona. Trini fue la que se echó para delante, y esta tarea la llevó a cabo hasta casi el final de sus días. Todo de forma desinteresada, altruistamente. Nunca cobró nada por esta tarea.

Algunos domingos por la tarde, Trinidad se juntaba con las equipaciones de 10 equipos, un montón de ropa para lavar. Las medias llenas de barro las tenía que lavar aparte en un barreño.

Además, si las medias estaban rotas, y había que echarles un remiendo, Trinidad se encargaba de ello.

Después las dejaba todas ordenadas por equipo y jugadores, de manera que cuando llegaban a recogerlas todo estaba limpio y perfectamente clasificado.

Organizaba también el botiquín de los equipos.

Al tener toda esa responsabilidad, Trinidad no se iba de la casa en todo el fin de semana ya que eran los días de los partidos. Aunque fuese fiesta en el pueblo, ella no salía porque tenían que venir los del fútbol a traer sus equipaciones y allí estaba ella pare recibirlos.

La barbería era el epicentro de las escuelas de fútbol, allí eran las reuniones, la sede y desde allí se llamaba por teléfono cuando hiciese falta, desde su teléfono fijo, no había móviles.

Su responsabilidad con la escuela de fútbol era un reto para ella, y lo más importante, todo esto lo hacía voluntariamente.

Trinidad, aparte llevaba las tareas del hogar y atendía la tienda de muebles. La gente iba y preguntaba: "¿Está la roja?" Porque querían ser atendidos por ella.

Trini era una mujer generosa, los vecinos se llevaban muebles y le pedían que se esperase a cobrar una vez que hubiesen cobrado la vendimia, los almendros o el azafrán; ella siempre fiaba y dejaba llevarse lo comprado.

Cuando falleció las escuelas de fútbol le rindieron un sentido homenaje.

Muchos apasionados del fútbol villamalense llevan en sus genes la pasión que Trinidad, la roja les transmitió.

Una mujer emprendedora, dinámica, altruista, generosa. Una gran villamalense.