La energía eólica es la energía obtenida del viento, o sea, la energía cinética generada por efecto de las corrientes de aire, y que es transformada en otras formas útiles para las actividades humanas.
El viento es fundamentalmente una consecuencia de la radiación solar que incide sobre la Tierra. Al calentar de forma desigual la superficie y las masas de aire que circundan el planeta en función de la latitud, se forman unas diferencias de presión que el flujo de aire tiende a igualar.
Apenas un 2% de la energía solar que llega a la Tierra se convierte en energía eólica y sólo podemos aprovechar una pequeña parte de ella, aún así, se considera que el potencial eólico es unas veinte veces el consumo actual de energía mundial.
La atmósfera es la capa gaseosa que envuelve la Tierra. Está constituida por una mezcla de gases, llamada aire, y contiene además partículas sólidas y líquidas en suspensión en cantidad y composición variables.
Convencionalmente la atmósfera se divide verticalmente en diferentes capas según como varía el gradiente de temperatura del aire.
Los rayos del sol cubren un área mayor en los polos que en el ecuador, lo que hace que en la zona ecuatorial la temperatura sea mayor. El aire caliente se eleva, al ser menos denso, desde el ecuador y flota hacia los polos. También influye la rotación de la Tierra en las direcciones de estos vientos.
De día, las masas de aire sobre los océanos, los mares y los lagos se mantienen frías con relación a las áreas vecinas situadas sobre las masas continentales.
Los continentes absorben una menor cantidad de luz solar, por lo tanto el aire que se encuentra sobre la tierra se expande, y se hace por lo tanto más liviana y se eleva. El aire más frío y más pesado que proviene de los mares, océanos y grandes lagos se pone en movimiento para ocupar el lugar dejado por el aire caliente
globales
locales, por masas agua
locales, de valle y montaña
Midiendo los datos de viento medio durante un periodo de tiempo significativo, podemos trazar mapas de viento, a nivel general, o muchísimo más detallado para un área en concreto.
Además de hacer medida de la velocidad, se realizan medidas de la dirección del viento con el fin de obtener la dirección dominante durante los intervalos de medición.
Las medidas deben realizarse a una altura del suelo para que el flujo de aire no esté perturbado por el efecto del terreno. Las alturas de medición suelen ser de 10, 20, 40, 60, hasta 200m y no debe haber obstáculos en las cercanías.
Las campañas de medición duran como mínimo un año y se analizan los vientos estacionales, las variaciones diarias en función de los vientos locales y también las variaciones súbitas o ráfagas.
En función de las medidas obtenidas obtenemos el potencial eólico o potencia eólica disponible. Esta potencia depende de la velocidad y densidad del aire y del área de la pala que instalemos.
En la práctica limitaciones de carácter técnico nos permiten aprovechar tan sólo un 40% de la potencia eólica disponible.
VENTAJAS
Es una fuente de energía renovable.
Dispone de una tecnología madura.
Su explotación es técnica y económicamente viable.
Tiene unas condiciones de producción y coste competitivas.
Su producción es segura y no contaminante.
No utiliza agua.
No produce gases contaminantes ni genera residuos.
Su instalación es reversible, se puede recuperar la zona.
No implica riesgos ambientales de gran impacto.
Tiempo de construcción muy rápido (inferior a seis meses).
Beneficio económico a las poblaciones afectadas.
Instalación compatible con otros usos del suelo.
INCONVENIENTES
Impacto visual y sonoro de los aerogeneradores.
Alta modificación del paisaje y aumento del ruido ambiental.
Impacto sobre la fauna, sobre todo las aves.
Viento disperso y de gran variabilidad y fluctuación.