Me gustaría contarte algo sobre mi experiencia con los naipes del tarot. No me extenderé demasiado. Echo cartas desde hace muchos años. Inicié mi carrera profesional en el año 1980, por lo que llevo unos 42 años de actividad profesional. Como puedes imaginar he pasado por todo tipo de situaciones en mi despacho. Me han llegado todo tipo de personas y he echado cartas miles de veces intentando contestar todo tipo de preguntas, desde las más sencillas y usuales hasta las más insólitas y extravagantes.

Hoy, en este sencillo escrito, pretendo solo fijar mi atención en un tipo o perfil de consultante que sin ser singular o diferente puede sentirse así en un bufete de tarot. Me refiero al colectivo LGTBIQ+.

Yo mismo he cometido el siguiente error: Llega un señor a mi consulta y me pregunta por su pareja, acto seguido un servidor le pide que me diga el nombre de ella. Él me corrige y me dice, ella no, él. O no me corrige y dice "Carlos". Con ello se palpa algo de tensión en la consulta. Según quien, noto que no le ha importado demasiado mi error y otros que han sentido franca vergüenza.

Intento desde hace años que a la pregunta de ese tipo, sea hecha por quien sea, yo les pido por el nombre de la otra persona. Evito hablar de géneros y hablo de personas.

La consulta de tarot es universal, es decir, está abierta a todas las personas, sin importar color de piel, nivel educativo o económico, tendencia sexual, religión, preferencia política... Luego, en un principio y en teoría no debería haber una consulta específica hacia ningún colectivo en especial. A la práctica, cómo ocurre en la misma sociedad, las cosas no ocurren como en teoría deberían desarrollarse.

En una consulta de tarot, como en cualquier lado, si no hay sensibilidad suficiente, pueden salir prejuicios, recelos, suspicacias, incluso temores y escrúpulos, cuando no burla y mofa. Por todo ello denomino a mi consulta como Tarot Gay o Lgbtiq+ Barcelona. Con ello dejo claro, a este colectivo específico, que el día que tenga a bien acudir a mi consulta nunca va a ser objeto de discriminación y que todo se va a desarrollar dentro de la dignidad y honorabilidad debida y merecida.

Marc de la Osa

Cuando he buscado, online o en tiendas físicas, mazos de cartas de tarot para añadir a mi colección particular o para mi estudio y meditación, me he encontrado con centenares o quizá miles de juegos de cartas de tarot, de entre ellos algunos dirigidos al colectivo LGTBIQ+.

En el mercado de naipes puedes encontrar cartas de tarot de cualquier tema, desde los clásicos o populares, Marsella, Rider Whaite, pasando por tarot bíblico, vampiros, animales, puertas... de cualquier cosa que imagines hay el tarot correspondiente. No sabría decirte la cantidad de tarots existentes, puede que miles.

En una consulta de tarot gay o amistosa con el colectivo LGTBIQ+ se puede optar por realizar las tiradas de tarot con un mazo específico del colectivo o bien con uno de los miles que hay en el mercado. Las dos opciones, en mi opinión, son válidas, aunque yo mismo prefiero utilizar un mazo clásico tipo tarot de Marsella.

Los asesoramientos mediante el tarot están abiertos a todos los ciudadanos, sin excepción, por lo que no a lugar, según mi criterio, a emplear diferentes mazos para las distintas personas que puedan acudir al despacho del taratólogo. El profesional suele usar un mazo concreto y lo usa para todos los consultantes que confían en él. No se discrimina a nadie y se normaliza todo.

Lo importante, a mi juicio, es la sensibilidad adoptada hacia  todo consultante, sea del signo que sea, y no el tipo de mazo a usar. 

Si hay algún tarotista que opina lo contrario, tiene todo mi respeto, está en su libertad de utilizar el mazo o mazos de tarot que más le agraden.

Marc de la Osa.